José Ramón García, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Ribera Juan Cardona: “La vacunación juega un papel fundamental en la prevención de enfermedades”

La primavera marca una época de transformación en la naturaleza, y trae consigo fluctuaciones climáticas abruptas, con días cálidos seguidos de noches más frescas y viceversa. Estos cambios bruscos pueden debilitar el sistema inmunológico, dejando a las personas más vulnerables a la invasión de virus y bacterias. Durante esta temporada, es común observar un aumento significativo en la incidencia de diversas enfermedades virales y bacterianas en la población, especialmente entre los más jóvenes. 

José Ramón García López, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Ribera Juan Cardona, explica en esta entrevista cómo pueden afectar los virus a los más pequeños. 

¿Cuáles son las diferencias entre los virus más comunes y los virus más graves que afectan a los niños? 

En el ámbito del sistema respiratorio, existen varios virus que representan una amenaza significativa para la salud, especialmente en la población infantil. Uno de los más destacados es el virus respiratorio sincitial (VRS), cuyas infecciones pueden ser especialmente graves en niños menores de 6 meses. Para combatir este problema, se están utilizando anticuerpos monoclonales en esta población vulnerable, dado que las infecciones por VRS pueden llevar a hospitalizaciones e incluso fallecimientos en este grupo de edad.

Otro virus que no debe subestimarse es el virus de la gripe. Aunque a menudo se percibe como una enfermedad común, sus consecuencias pueden ser graves, ya que puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de complicaciones como neumonía o bronquitis en etapas posteriores.

Además, existen virus más específicos, como los adenovirus, que en ciertas circunstancias pueden causar cuadros clínicos severos, incluyendo neumonías.

Junto a estos virus más graves, coexisten numerosas cepas de virus que causan resfriados comunes. Aunque no suelen representar un riesgo mortal, su amplia variedad y mutabilidad hacen que sean responsables de una parte considerable de las infecciones respiratorias.


En resumen, mientras que hay una gran diversidad de virus respiratorios, aquellos como el VRS, el virus de la gripe y los adenovirus son particularmente preocupantes debido a su potencial para causar enfermedades graves y complicaciones respiratorias.

¿Cómo se puede prevenir la propagación de virus en entornos escolares y comunitarios? 

Los virus respiratorios tienen una alta capacidad de propagación a través de las gotas de saliva, que se emiten al hablar, respirar o toser. Esta transmisión puede ocurrir directamente de persona a persona o indirectamente a través de superficies contaminadas y objetos compartidos. A pesar de nuestros esfuerzos por reducir el contacto y la exposición, especialmente entre los niños, la realidad es que la escolarización temprana y la interacción social son inevitables.

La concentración de niños en entornos como las escuelas infantiles aumenta el riesgo de propagación de virus, ya que basta con que uno comience a toser para que el virus se disemine entre los demás. 

Una medida fundamental para prevenir la propagación de virus es el lavado frecuente de manos, ya que estas actúan como vectores de transmisión. Además, es importante que los niños pasen tiempo al aire libre, donde la ventilación natural y el espacio abierto pueden reducir la concentración de virus en el ambiente. Evitar lugares concurridos y cerrados, como grandes superficies comerciales, también es recomendable, ya que aumentan significativamente el riesgo de contagio al exponer a los niños a una gran cantidad de personas en espacios con aire recirculado, lo que facilita la propagación de virus.


Aunque resulta difícil evitar por completo la exposición a los virus respiratorios, adoptar medidas como el lavado de manos, la ventilación adecuada y la limitación de la exposición a entornos concurridos puede ayudar a reducir el riesgo de infección, especialmente entre los niños. 

¿Cuál es la importancia de la vacunación en la prevención de enfermedades en la infancia? 

La vacunación juega un papel fundamental en la prevención de enfermedades, tanto para los niños como para los adultos. En la vida, lo ideal es prevenir y evitar la aparición de enfermedades, y la vacunación es una herramienta vital en este sentido.

Un sistema de salud sólido se caracteriza por tener altos índices de vacunación en su población infantil. Gracias a la vacunación, algunas enfermedades que solían ser comunes, como la polio o la difteria, prácticamente han desaparecido. Llevo muchos años ejerciendo y me han tocado pacientes con sarampión o meningitis, pero hoy en día es poco frecuente encontrarse con estos casos, y esto se debe en gran medida a la efectividad de las vacunas.


¿Qué consejos darías para mantener el sistema inmunológico de los niños saludable? 


Es fundamental promover un estilo de vida saludable tanto en el hogar como en la escuela, enfocándose en una alimentación equilibrada y hábitos que fortalezcan el sistema inmunológico de los niños. Esto incluye cuidar la dieta, fomentar la actividad física, enseñar técnicas adecuadas de higiene, como lavarse las manos regularmente y aprender a estornudar de manera adecuada para evitar la propagación de gérmenes.

El sistema inmunológico de los niños está en constante desarrollo desde el nacimiento hasta los primeros años de vida, aproximadamente hasta los 5 o 6 años. Durante este período crucial, además de las vacunas que previenen enfermedades importantes y graves, una alimentación adecuada y buenos cuidados pueden ayudar a prevenir enfermedades infecciosas y fortalecer las defensas del organismo.


¿Existen ciertos grupos de niños que tienen mayor riesgo de complicaciones? 

Cualquier enfermedad aguda -sea respiratoria o digestiva- en un paciente con enfermedades crónicas es mucho más grave, porque su sistema inmunológico está peor desarrollado -o más debilitado- por su enfermedad. 

Por ejemplo, un niño asmático con un virus respiratorio tendrá una repercusión mucho más grave que un niño que no sea asmático, porque el asmático tiene una inflamación crónica de los bronquios. Será propenso a tener complicaciones como neumonías, bronquitis, etc, mucho más frecuentes. Del mismo modo, un niño con un proceso crónico intestinal, como por ejemplo la enfermedad de Crohn, sufrirá cuadros agudos intestinales como la gastrointeritis, de manera más severa. 

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