Las 10 enfermedades más comunes del verano (Parte II)

Publicado por Hospital Juan Cardona el 14 de julio de 2016 13:00:00 CEST

El pasado 7 de julio publicamos un artículo mencionando las 5 primeras enfermedades más comunes del verano que queríamos analizar. Hoy, publicamos las otras 5 de la lista de 10 que hemos considerado más importantes por su incidencia y por las molestias que nos pueden acarrear.

6.- Manchas en la piel y quemaduras solares.

Con la llegada del verano, la exposición al sol -voluntaria o no- aumenta, y esto puede provocar quemaduras o manchas en la piel. Es necesario la utilización de protectores solares para evitar que esto suceda. Las quemaduras, según el tipo, pueden ser dolorosas, y en algunos casos se manifiestan en forma de ampollas. La zona quemada se enrojece y se vuelve más sensible y vulnerable. Si una quemadura es grave, puede provocar náuses y fiebre. Además, se recomienda el uso de after sun tras haber tomado el sol durante horas. Una quemadura solar puede provocar daños a largo plazo, como tumores o cáncer de piel, por lo que hay que evitar el exceso de sol – sobre todo al mediodía- y protegerse de manera adecuada.

Además, la radiación ultravioleta también puede causar, con el paso del tiempo, manchas en la piel en zonas como la cara, brazos o cuello. Estas manchas surgen a causa de una gran exposición al sol durante años. Para prevenirlas, hay que aplicar protector solar cada vez que nos exponemos al sol.

7.- Infecciones urinarias.

Las infecciones de orina, como la cistitis, están provocadas por la aparición de hongos o virus en el sistema urinario. La causa más frecuente en los hombres es por infecciones bacterianas en la próstata, y en las mujeres tras las relaciones sexuales. Además, con la llegada del verano, la cistitis es más común, sobre todo en las mujeres, debido a la humedad de las prendas de baño. El agua demasiado fría también afecta a esta infección, ya que la zona urinaria en verano queda desprotegida y es más vulnerable al frio.

Los síntomas de la cistitis son los siguientes: escozor a la hora de orinar y necesidad de hacerlo frecuentemente, color turbio de la orina o aparición de sangre en ella, dolor en el costado y fiebre en ocasiones de infección grave. Para prevenirla en verano, se debe cambiar el bañador en cada baño para evitar así que la humedad afecte al sistema urinario.

8.- Intoxicaciones.

Las intoxicaciones alimentarias son muy frecuentes en verano, ya que surgen las bacterias o parásitos en los alimentos y en el agua, por las elevadas temperaturas y por la falta de higiene. Esto puede provocar problemas estomacales como gastroenteritis.

Para prevenir que estos microorganismos alimenticios causen problemas, necesitan buenas condiciones. Además, es imprescindible lavarse las manos antes y después de manejar los alimentos. El verano incita a comer fuera de casa, por lo que hay que estar atentos para ingerir comidas en buenas condiciones. Guardar los alimentos a buen recaudo es imprescindible, para que los insectos o animales de compañia -principales focos de gérmenes- no puedan acceder a ellos.

También hay que tener especial cuidado con el agua que se usa para cocinar, ya que es necesario que sea potable, y con los niños pequeños, los ancianos y las mujeres embarazadas, ya que las intoxicaciones pueden ser más graves porque son más vulnerables a contraerlas.

Las intoxicaciones digestivas causan diarreas, dolores estomacales, nauseas o vómitos.

9.- Golpes de calor.

Son aumentos de temperatura del cuerpo causadas por las altas temperaturas y por la exposición al sol. El cuerpo pierde agua, y puede provocarnos fiebre, mareos, sudores, sequedad o sed, entre otros síntomas.

Hay que tener extrema precaución con los bebés y los ancianos, ya que son más vulnerables, y habría que acudir inmediatamente al médico en caso de golpe de calor. El Ministerio de Salud aconseja tres maneras de no sufrirlo en estas épocas, y son evitando bebidas con cafeína o con demasiado azucar, bebidas muy frías o muy calientes, y comidas muy pesadas. Además, también recomienda una serie de comportamientos con los más pequeños. Por ejemplo, hidratarles bien con agua o zumos naturales, vestirles con ropa de algodón y holgada, no excitarles en exceso, evitar la exposición prolongada al sol y protegerles con cremas solares.

Si sufrimos un golpe de calor, es importante bajar la temperatura del cuerpo con hielo o paños de agua fría, beber agua y situarse en un lugar ventilado y lejos de la exposición solar.

10.- Problemas respiratorios.

El verano puede acentuar los problemas respiratorios en las personas que los padecen durante todo eñ año, como asma o bronquitis, por lo que no deben abandonar su medicación, ni olvidarse de sus tratamientos. El calor y el ozono eleva el riesgo de estos problemas, y provocan que el cuerpo trabaje más para tener una temperatura corporal adecuada, y por tanto se necesita más oxígeno.

Además, las personas que no padecen problemas respiratorios durante el año, pueden sufrirlos en verano. Los más vulnerables a ellos son los niños pequeños y los ancianos, por tener bajas las defensas. La Rinofaringitis es un caso común en verano -sobre todo en los niños- y causa rinorrea y estornudos.

Las bebidas frías, los helados y los cambios bruscos de temperatura son unas de las principales causas de la aparición de infecciones respiratorias en verano. Por ello, hay que hidratarse de manera adecuada, comer alimentos que contengan vitaminas y no usar en exceso el aire acondicionado.

Si bien la mayoría de estas patologías no suelen  acarrear graves consecuencias para nuestra salud, pueden ser muy molestas y arruinar nuestro verano. Con la medicación adecuada recetada a tiempo los síntomas pueden desaparecer en unos pocos días. Si además no quiere perder su tiempo en interminables esperas en los servicios públicos de urgencias, recuerde que en el Hospital Juan Cardona el tiempo medio de espera de nuestro servicio de Urgencias es de 20 minutos.

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