Noticia publicada en Diario de Ferrol
Con la llegada del verano, la exposición al sol se convierte en una parte inevitable de las actividades diarias. Sin embargo, disfrutar del sol de manera segura y saludable requiere una preparación adecuada de nuestra piel. La radiación solar puede tener efectos nocivos si no se toman las precauciones necesarias, incrementando el riesgo de quemaduras solares y, a largo plazo, de cáncer de piel.
Por ello, es fundamental conocer y aplicar una serie de medidas preventivas que permitan aprovechar los beneficios del sol sin comprometer la salud de nuestra piel.
El Dr. Óscar Suárez, dermatólogo del Hospital Ribera Juan Cardona, ofrece una guía completa para preparar la piel para los meses estivales, destacando la importancia de la exposición progresiva, la fotoprotección adecuada y las precauciones específicas según nuestra edad y condición cutánea.
¿Cómo debemos preparar la piel para exponernos al sol?
Para preparar la piel adecuadamente para la exposición solar, es crucial seguir varios pasos importantes. En primer lugar, se recomienda una exposición progresiva al sol. Esto favorece un ligero bronceado de la piel, que indica la producción de melanina, y ayuda a evitar las quemaduras solares. Las quemaduras solares repetidas aumentan significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
La fotoprotección se basa en tres pilares fundamentales:
1. Uso de fotoprotectores: son esenciales para proteger la piel de la radiación solar.
2. Evitar las horas centrales del día: es importante evitar la exposición al sol entre las 12:00 y las 16:00, cuando la radiación es más intensa. Además, es fundamental considerar el tipo de piel (fototipo) de cada persona.
3. Fotoprotección física: se deben utilizar sombreros, gorros, camisetas, o buscar sombra bajo árboles o sombrillas.
Hay que tener especial precaución con los niños, ya que su piel es más sensible. También es crucial recordar que la luz del sol se refleja en superficies como la arena y el agua del mar o piscina, aumentando la exposición indirecta.
¿Qué se debe tener en cuenta al comprar un protector solar en función de la edad?
Lo más importante es el factor de protección solar (conocido como SPF, por sus siglas en inglés “Solar Protection Factor”). En general se aconsejan los fotoprotectores con al menos un SPF de 30 e idealmente de 50. Además dependiendo del tipo piel (grasa, seca, intolerante, etc) es aconsejable seleccionar un tipo de fotoprotector específico para cada tipo de piel (por ejemplo, en el caso de pieles grasas es mejor utilizar emulsiones o fluidos con texturas ligeras, no grasas).
A pesar de que se incide mucho en el uso del fotoprotector, se hace menos en su uso adecuado: lo ideal es aplicarlo antes de la realizar actividades al aire libre y renovar la aplicación cada 2 -3 horas. Lo/as niños/as deben utilizar presentaciones pediátricas, que son más adecuadas para su tipo de piel, salvo los menores de 6 meses en los cuales no se aconseja su uso.
¿Qué medicaciones requieren mayor precaución con la exposición solar?
La fotosensibilidad es una reacción anormal a la exposición solar (por ejemplo una quemadura solar) en las zonas expuestas a la luz al estar tomando un determinado medicamento. La lista de medicamentos que pueden producir fotosensibilidad es amplia, pero con algunos el riesgo es más alto (ejemplos serían la doxiciclina, un tratamiento oral de uso frecuente para el acné o la hidroclorotiazida -un diurético-). El punto más importante, con diferencia, es ser conocedor de que esto puede ocurrir con alguno de los tratamientos que uno está tomando y en ese caso tomar las medidas de prevención mencionadas con anterioridad.
Con tantos remedios caseros, ¿cuál es el tratamiento adecuado para una quemadura solar?
El tratamiento básico sería aplicar compresas de agua fría y crema hidratante. En casos moderados es habitual utilizar un corticoide tópico durante unos días. Si se forman ampollas sería aconsejable no romperlas y pincharlas para vaciar su contenido. En casos más severos podría ser necesario un corticoide oral y/o antiinflamatorio oral.
¿La alergia al sol existe?
Sí, pero es un concepto bastante “genérico” que engloba varias entidades. La más frecuente de ellas es la denominada Erupción Polimorfa Lumínica. Consiste en una “alergia cutánea” inducida por la exposición solar, que aparece generalmente al final de la primavera o al principio del verano, se localiza en zonas que durante el resto del año no están expuestas a la luz (escote, dorso de las manos, antebrazos o piernas) y tiende a repetir durante años, siempre en la misma época del año. Habitualmente son “granos” o vesículas, de pequeño tamaño, color rojo y que característicamente suelen picar. Según avanza el verano la piel “se adapta a la luz” y tiende a desaparecer. Se aconseja, para prevenir su aparición, que las primeras exposiciones sean cortas y con fotoprotector. Algunos suplementos orales (por ejemplo los carotenoides) pueden ayudar a prevenir o al menos mitigar su aparición. Para casos severos hay otros tratamientos más complejos.