Está llegando el invierno y muchos padres nos preguntan si hay que tomar precauciones ante la gripe, que parece estar mucho más activa durante el invierno, o si realmente podemos hacer algo para que los peques no se constipen.
Pero, ¿por qué hay más constipados en invierno? ¿Qué tiene que ver eso con los virus y el frío? ¿Qué podemos hacer para evitar enfermar con la llegada del invierno? Los peques tienden a resfriarse más en invierno que en verano en gran parte porque los virus se reproducen a mayor velocidad a bajas temperaturas, y a más virus, más personas enfermas.
Bajo esta premisa, la alternativa lógica es abrigarnos mucho, evitar la calle y recluirnos en habitaciones. Incluso podría haber quien piense que es buena idea conservar una temperatura constante y cálida en casa durante todo el día, sin ventilar.
Por supuesto, esto es un error: si no ventilamos las habitaciones se produce hacinamiento, varias personas juntas en un espacio reducido y poco ventilado. Una persona constipada que te hable por la calle, debido a que estás en una atmósfera abierta, es improbable que llegue a contagiar. Sin embargo, en una habitación las posibilidades se elevan mucho.
Con respecto al abrigo, efectivamente estar poco abrigado ayuda a enfermar, aunque no porque el frío baje nuestras defensas. El nivel de defensas es el mismo, lo que cambia es una ralentización de nuestro cuerpo debido a las bajas temperaturas y un aumento de la cantidad de virus en la atmósfera.
Una persona que salga a la calle en manga corta no tiene sus defensas bajas, pero su organismo trabajará más despacio. Incluso puede sufrir un principio de hipotermia debido al frío intenso, siendo más fácil que se infecte porque, además, hay más virus pululando. En vez de luchar contra ellos, nuestro cuerpo está ocupado en calentarse. De ahí que enfermemos más.
¿Qué podemos hacer para evitar enfermar?
Temperatura adecuada
Una de las principales recomendaciones es mantener el hogar a temperatura adecuada, esto significa mantenerla a un nivel templado, que no cambie mucho respecto la calle.
Ventilar
Para evitar la contaminación domiciliaria se recomienda abrir las ventanas por lo menos cada dos horas para ventilar el hogar, evitar el humo de tabaco en el interior y mantener en buen estado la cocina y los baños.
El aseo personal.
Es muy importante mantener a los niños limpios; más aún si todavía están en pañales. Así se desharán de gérmenes y virus.
Abrigar lo necesario.
Para ello se debe evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la calle. Al salir a espacios libres es necesario cubrir el cuello y las orejas.
Alimentación rica en vitaminas A y C.
Incluir dentro de su dieta frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en Vitamina A (huevos, lácteos, zanahorias, calabazas, mango, papaya, boniatos…) y Vitamina C (fresa, cítricos, kiwis, pimientos, melón, brécol, tomates…).
Hidratar bien la piel.
Los cambios bruscos de temperatura deshidratan la piel y la hacen mucho más frágil y sensible. El frío, el viento y el sol pueden lesionar la piel de los niños, especialmente la de los bebés. La sequedad del ambiente puede provocar irritaciones y fisuras en la piel, y por ello es fundamental mantenerla bien hidratada con cremas, especialmente si la piel de tu hijo es muy seca.
Para la semana que viene trataremos otro tema relacionado con por qué los niños enferman más en invierno: las enfermedades más comunes como gripes, catarros, etc. No se lo pierda.