- Con la festividad de San Valentín en el horizonte, la psicóloga del hospital Ribera Juan Cardona advierte que otros síntomas, como hablar de la expareja constantemente, abandonar actividades, perder concentración o la irritabilidad y el enfado frecuentes aconsejan acudir a terapia
- La nueva consulta de Salud Mental atiende a pacientes con todo tipo de problemas relacionados con el control de las emociones y los duelos, pero también ansiedad, estrés, insomnio y fobias, entre otros
Relaciones sentimentales, rupturas, reconciliaciones y acuerdos o enfrentamientos con la expareja son situaciones frecuentes en nuestro entorno y, además, son objeto de noticia, debate y hasta programas especiales de televisión con famosos. Se acerca San Valentín y la psicóloga del hospital Ribera Juan Cardona, Belén Vázquez, asegura que “si hay dificultad para manejar la ira o el rencor en una ruptura sentimental, hay que buscar ayuda profesional”.
La profesional que ha puesto en marcha recientemente la consulta de Salud Mental en el hospital que el grupo sanitario Ribera tiene en Ferrol explica que el duelo romántico “es un proceso doloroso consecuencia de la finalización de una relación personal” y recuerda que diferentes autores como Kübler-Ross (1969) o Clapp (2000) “defienden que este es similar al vivido con el fallecimiento de un allegado, ya que implica un proceso de cambio y adaptación a un nuevo escenario”.
Belén Vázquez añade que en ocasiones aparece alguna otra fase “propia del duelo romántico”, como “la necesidad de explicaciones y respuestas en momentos iniciales o una fase de recaída y de intentar un nuevo acercamiento posteriormente”. Muchas veces, explica, las personas viven esta “pérdida” como una auténtica “montaña rusa emocional”.
Emociones como enfado, ira, culpa, tristeza, confusión, frustración, soledad, decepción, nostalgia o celos son habituales en estos duelos, explica, acompañados en ocasiones, incluso por síntomas físicos como cansancio, angustia, sensación de un nudo en el estómago, falta de energía, insomnio y llanto. Sin embargo, apunta la psicóloga de Ribera Juan Cardona, estas emociones no tienen por qué entenderse siempre como negativas. “Aunque desagradable, puede, ser útiles para poner distancia emocional con la expareja”, explica, siempre dentro de unos límites, puesto que estos sentimientos “suelen diluirse al cabo de un tiempo, a la vez que la persona va elaborando la pérdida, conectando con otras emociones y recibiendo apoyo social y/o familiar”.
Otros síntomas de que hay un problema para superar la ruptura, además de problemas para manejar la ira y el rencor, se pueden detectar “cuando la relación ocupa gran parte de nuestro tiempo, abandonamos actividades agradables que hacíamos antes, empeoramos nuestros niveles de atención y concentración en el ámbito laboral o mostramos irritabilidad y enfadado frecuentes y dificultades para gestionar conflictos”, asegura la psicóloga de Ribera Juan Cardona.
Para Belén Vázquez, además, es importante no idealizar la relación de pareja. “Hay que tener presente todos los momentos que se han vivido juntos y no solo aquellos que han sido agradables”, asegura, y si no es posible hacerlo solos, “reflexionar o compartirlos con alguien que nos ayude a analizarlas de una manera más objetiva”. Aconseja, además, evitar el contacto, tanto presencial como a través de redes sociales. “A pesar de que con el tiempo pueda establecerse una nueva relación con esa persona, a veces al principio lo más sano para los dos es bloquear la recepción de información del otro o establecer límites, si el contacto cero no fuese posible o recomendable”, explica. También es clave, añade, buscar el apoyo emocional de la familia y los amigos “con los que no sentimos escuchados y acompañados en ese momento. Esto permitirá hablar de lo que ha sucedido y de cómo lo hemos vivido, al tiempo que aceptamos las emociones que sentimos”.
La nueva consulta de Salud Mental en el hospital Ribera Juan Cardona atiende a pacientes con todo tipo de problemas relacionados con el control de las emociones y los duelos, pero también ansiedad, estrés, insomnio y fobias, entre otros.