La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 29 años.
A día de hoy conviven en nuestro país cerca de 2,6 millones de personas con depresión, trastorno mental que según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) padecen más de 350 millones de personas en todo el planeta. Una cifra muy alta que se explica en parte por la dificultad del tratamiento. Solo la mitad de los pacientes responde a los antidepresivos más comunes, y hasta una tercera parte es resistente a todos los tratamientos disponibles.
Pero, ¿cómo saber si una persona responderá al tratamiento con antidepresivos? Hay que tener en cuenta que los antidepresivos provocan efectos secundarios y que funcionen de la manera esperada es lo que justifica su ingesta. Hasta ahora, era imposible saber si el tratamiento funcionaría en el paciente concreto. Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (EE.UU.) parecen haber hallado la forma de anticipar si un paciente responderá o no al tratamiento. Y para ello solo hay que tomar una muestra de sangre.
Como explica Carla Nasca, directora de esta investigación, «en los pacientes con depresión debe haber algo que está ocasionado un problema en los mecanismos relacionados con la biología de la acetil-L-carnitina. Y de manera sorprendente, la deficiencia de esta acetil-L-carnitina es incluso mayor en los pacientes que no responden a los antidepresivos convencionales».
Regulación del glutamato
La acetil-L-carnitina es una molécula sintetizada de forma natural por el organismo que participa en algunas de las funciones básicas en el cerebro, como la regulación del metabolismo y la expresión de distintos genes. De hecho, esta acetil-L-carnitina es la responsable de controlar los niveles de uno de los principales neutroansmisores cerebrales: el glutamato.
En este contexto, los experimentos previos llevados a cabo por los autores con modelos animales –ratones– ya habían mostrado que la deficiencia de acetil-L-carnitina contribuía al desarrollo de la depresión y, lo que es más importante, que la administración de suplementos con esta molécula atenuaba los síntomas asociados a este trastorno mental al revertir los daños celulares causados por el exceso de glutamato. Un beneficio, además, que se lograba a los pocos días de tratamiento, no requiréndose las 2-4 semanas que generalmente necesitan los actuales fármacos antidepresivos para inducir su efecto –tanto en ratones como en seres humanos.
Por tanto, parece claro que la acetil-L-carnitina juega un papel muy importante en la depresión en los roedores. Pero, ¿qué pasa con los seres humanos? Los autores compararon las muestras de sangre tomadas a 71 mujeres y varones con edades entre los 20 y los 70 años diagnosticados de depresión –28 con depresión de grado moderado y 45 con depresión grave– con las obtenidas de 45 personas sin la enfermedad. Con independencia del sexo o la edad, los pacientes diagnosticados de depresión tenían concentraciones significativamente menores de acetil-L-carnitina en sangre.
Es más; los resultados también mostraron que los pacientes con los menores niveles sanguíneos de acetil-L-carnitina fueron aquellos que presentaban síntomas de mayor gravedad, que tenían un historial de resistencia a los tratamientos disponibles, o que habían desarrollado una depresión mayor a edades más tempranas.
Nuevo biomarcador
En definitiva, y de manera similar a como sucede en los roedores, parece que la acetil-L-carnitina también está implicada en el desarrollo de la depresión en humanos. De hecho, parece que sus niveles se encuentran no solo relacionados con la respueta a los tratamientos, sino con la gravedad de la enfermedad.
Pero aún hay más. El estudio, destacan los autores, «también abre la puerta al posible desarrollo de una nueva clase de antidepresivos libres de efectos adversos y con un inicio de acción mucho más rápida que los actualmente disponibles. Unos fármacos potenciales que, además, podrían resultar de especial ayuda para aquellos pacientes en los que los tratamientos actuales no funcionan o han dejado de funcionar».
Una noticia esperanzadora para aquellas personas que padecen trastornos depresivos que no responden a la medicación actual disponible.
Consulte con su médico cualquier duda o alteración de su proceso depresivo y nunca deje de tomar la medicación por su cuenta, podría tener efectos muy perjudiciales para su salud. En nuestras consultas externas podrá solicitar una cita con cualquiera de nuestros especialistas en salud mental.