El dolor crónico es un conjunto de síntomas que afectan a los pacientes y que va más allá de la molestia ocasional; es un intrincado laberinto de sensaciones y sentimientos, que muchas personas enfrentan diariamente. En entrada al blog de salud de hoy, a hablar de qué es el dolor crónico, las patologías más frecuentes que lo desencadenan, los perfiles de pacientes más comunes y cómo la neurociencia, que ya se aplica en muchos de los centros sanitario del grupo Ribera, se ha erigido como un faro de esperanza en el control de este desafío de salud.
Qué es el dolor crónico
El dolor crónico es una persistencia de la sensación dolorosa durante períodos prolongados, generalmente más allá de los tres meses. A diferencia del dolor agudo, que es una respuesta inmediata a una lesión o enfermedad, el dolor crónico asume una entidad propia, afectando en muchos casos a la calidad de vida y el bienestar emocional de quienes lo experimentan.
Principales patologías asociadas al dolor crónico
Son muchas y muy diversas las patologías médicas que pueden dar lugar al dolor crónico. Entre las más frecuentes se encuentran la artritis reumatoide, la fibromialgia, la neuropatía diabética, las migrañas crónicas y la osteoartritis. Cada una presenta características únicas que desencadenan y perpetúan el dolor, haciendo que el tratamiento sea un desafío multifacético y multidisciplinar, que en muchas ocasiones requiere de la atención de más de un especialista.
Tipología de pacientes
En general, hablamos de pacientes que enfrentan el dolor crónico desde diferentes perspectivas por el origen diverso de este dolor. Hemos intentado hacer tres grandes grupos de pacientes, más allá del origen de su patología, centrándonos más bien en la forma de asumir y gestionar su condición y en qué medida les afecta en su día a día.
El/la guerrero/a silencioso/a: Personas que, a pesar del dolor, continúan con sus responsabilidades y tareas diarias, sin expresar abiertamente su sufrimiento. Esta tipología a menudo se enfrenta a barreras de diferente tipo, a nivel laboral o familiar, para buscar ayuda, debido a la falta de comprensión social sobre el dolor crónico.
El/la explorador/a de soluciones: Pacientes persistentes que buscan activamente tratamientos y terapias alternativas para mejorar su calidad de vida. Están dispuestos a probar diferentes enfoques y colaborar estrechamente con profesionales de la salud.
El/la desesperanzado/a: Individuos abrumados por el dolor crónico, a menudo sintiéndose atrapados en un ciclo interminable. Esta tipología puede experimentar desesperación y depresión, requiriendo un enfoque integral para abordar tanto el aspecto físico como el emocional del dolor.
La Neurociencia como Aliada
La comprensión del dolor crónico ha avanzado mucho gracias a la neurociencia, revelando los intrincados procesos neurológicos que lo perpetúan. La plasticidad cerebral, la modulación del dolor y la relación mente-cuerpo son áreas de investigación clave. Tratamientos como la
neurofeedback, la estimulación cerebral profunda y las terapias cognitivo-conductuales están surgiendo como prometedores recursos para modular la percepción del dolor y mejorar la calidad de vida.
La experiencia en Vinalopó El equipo de Fisioterapia del Hospital Universitario del Vinalopó trabaja desde hace unos años con el programa de atención integral al paciente con dolor crónico , conocido como PAI musculoesqueletico, con el que tratan a pacientes con dolor persistente lumbar, cervical, rodilla, cadera, fibromialgia y osteoporosis. “Este programa viene realizándose desde hace un tiempo con ejercicio terapéutico individualizado, pero, desde hace unos meses lo hemos completado con talleres de educación en neurociencia en el dolor”, explica Javier Valero, supervisor.
Cómo ayuda el ejercicio físico controlado
Para los especialistas de Vinalopó, cuando un paciente sufre dolor crónico es importante realizar ejercicio, pero siempre de una forma dirigida, atendiendo a las preferencias del paciente y pautada por un profesional sanitario, en este caso el fisioterapeuta. Pero, además de esto, el PAI incluye la participación en unos talleres mensuales en el que los pacientes reciben información sobre fisiología básica del dolor. “Desde una visión multidisciplinar explicamos la importancia del ejercicio, los hábitos, las conductas y la calidad del sueño, así como poner en conocimiento como funciona nuestro sistema del dolor y la relación que tiene con los factores que influyen en que una persona perciba más o menos dolor”.
Javier Valero comenta que con una sola sesión de neurociencia del dolor ya genera un beneficio en el paciente en cuanto al procesamiento del dolor, un beneficio en cuanto a la kinesofobia, es decir el miedo al movimiento, y el catastrofismo respecto a su proceso. “Lo que queremos es dar herramientas al paciente para que vaya eliminando factores de riesgo que producen dolor y generando beneficios modificando sus hábitos y conductas”.
El dolor crónico es un desafío complejo que afecta a millones en todo el mundo. Sin embargo, la investigación en neurociencia brinda esperanza al revelar nuevas formas de entender y controlar este fenómeno. Con enfoques holísticos y tratamientos innovadores, los especialistas intentan allanar el camino hacia una vida más plena para aquellos que se enfrentan a este desafío cotidiano.
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