¿Sabes cuáles son los principales síntomas del Cáncer de Cérvix?

El útero es un órgano que forma parte del aparato reproductor femenino y en su interior crece y se desarrolla el embrión. El cáncer de cérvix se da cuando aparecen células cancerígenas en el cuello del útero y es la tercera neoplasia más frecuente entre las mujeres a nivel mundial.

En la Comunitat Valenciana se detectan cada año más de 160 nuevos casos de cáncer de cérvix. Se trata de un tumor de crecimiento muy lento, pudiendo transcurrir hasta diez años desde los estadios iniciales hasta que se transforma en maligno. En España, cada año se producen en torno a 800 fallecimientos por cáncer de cérvix, lo que nos sitúa como uno de los países con tasas de incidencia más bajas.

¿Qué síntomas tiene?

A priori, las lesiones en el útero suelen ser asintomáticas y la única forma de detectar su presencia es a través de controles citológicos periódicos (test de Papanicolau). De esta forma, el ginecólogo realiza una exploración física del cérvix y toma una muestra citológica para poderla analizar posteriormente.

Sin embargo, cuando las lesiones en el útero ya están más avanzadas, pueden aparecer los siguientes síntomas:

  • Sentir dolor o algún tipo de molestias durante las relaciones sexuales.
  • Hemorragia tras mantener relaciones sexuales o entre periodos menstruales.
  • Hemorragias anormales durante la menopausia.

¿Cuáles son las principales causas del Cáncer de Cérvix?

El principal factor de riesgo para desarrollar este tipo de cáncer es la infección por el virus del papiloma humano (VPH), la infección de transmisión sexual más frecuente, que afecta a hombres y mujeres sexualmente activos.

Se estima que, aproximadamente, el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida. Sin embargo, más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos años posteriores a la infección. Por tanto, la mayoría de mujeres tienen una infección transitoria que no supone riesgo alguno ya que el VPH acaba eliminándose totalmente. Solamente en un pequeño porcentaje de casos (en torno al 10-15%) la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo. Esta persistencia en el tiempo, más que la infección en sí, es el principal factor de riesgo.

Existen diversos factores que contribuyen a que esta infección se mantenga en el tiempo:

  • Hábitos de vida poco saludables, como el tabaquismo.
  • El tipo de VPH.
  • El uso de anticonceptivos hormonales.
  • Alteraciones en las defensas o sistema inmune (por toma de fármacos o alteraciones graves como VIH o cáncer).

¿Cómo se puede prevenir el Cáncer de Cérvix?

  1. Administrarse la vacuna frente al VPH. Las vacunas protegen de forma muy eficaz frente a los principales tipos de VPH que causan enfermedades y, además, son muy seguras.
  2. Utilizar el preservativo. El preservativo protege en gran medida de la infección. La correcta utilización del preservativo ha demostrado una reducción significativa en la incidencia tanto de verrugas genitales o condilomas como de lesiones premalignas. Además, el preservativo protege frente a otras infecciones de transmisión sexual como el VIH y frente a un posible embarazo no deseado.
  3. Realizar un diagnóstico precoz.
  • Participar en los programas de cribado que consisten en la toma de citología y determinación de VPH. Es una prueba sencilla e indolora que permite recoger células del cuello del útero y vagina.
  • El inicio del cribado debe ser a partir de los 25 años con toma de citología cada tres años independientemente de la edad de inicio de las relaciones sexuales.
  • Entre los 30 y los 65 años se introduce la determinación del VPH, ya que hasta esa edad la gran mayoría de infecciones son transitorias y por tanto sin relevancia ni repercusión clínica. De esta forma dicha determinación se haría sola o junto con la citología cada 5 años pudiendo mantenerse la opción de toma de citología única cada 3 años en caso de no disponer de la infraestructura necesaria para la detección del VPH.
  • Existen grupos de riesgo concretos en los que tanto la edad de inicio del cribado como el intervalo de tiempo entre las determinaciones puede variar.

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