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La medicina estética ofrece soluciones a las necesidades propias de cada edad

En los últimos 20 años, el crecimiento de la medicina estética ha sido imparable. Tanto en el número de nuevos pacientes como en el de nuevos tratamientos disponibles. A comienzos de los 2000 resultaba imposible imaginar las opciones que llegaría a desarrollar la especialidad y la universalización en el perfil de usuarios, porque cada vez son más numerosos y más jóvenes quienes demandan mejorar su aspecto.

La doctora Laura Muíños Ruano, especialista en cirugía general y máster en medicina estética, explica que «cada edad tiene unas necesidades cosméticas propias. Una piel muy joven y otra madura requieren unos cuidados y unos productos completamente diferentes, ya que sus características fisiológicas también lo son». 

De los 20 a los 30 años

La facultativa, que ejerce en la Clínica Polusa-Ribera Estética, detalla que «entre los 20 y los 30 años, los problemas estéticos más frecuentes están relacionados con los cambios hormonales que experimenta el cuerpo (piel mixta, poros dilatados, granos…). La terapia fotobiodinámica con HDH (diodos de alta intensidad) es una alternativa frente al acné o la rosácea, también hay tratamientos enfocados a mejorar el aspecto general de la piel, como los peelings químicos, la mesoterapia facial (con vitaminas o plasma rico en plaquetas), microneedling con serums de acción profunda o fotoestimulación con IPL (láser de luz pulsada)». 

En esta década aparecen las primeras arrugas, para las que se recurre a la utilización de ácido hialurónico y cosmética con retinol. En cuanto a las ojeras, los rellenos de ácido hialurónico y la combinación de lipolíticos en caso de bolsa grasa, cursan con excelentes resultados. Para las asimetrías labiales se pueden realizar correcciones o un aumento de volumen e hidratación con los rellenos de ácido hialurónico.

Finalmente, en caso de pérdida de cabello o disminución de densidad es el momento de acudir a una clínica con formación en terapias capilares, ya que como destaca Laura M. Ruano «no es pronto, aquí el mayor problema es llegar tarde». Terapias con mesoterapia con fármacos y PRP (plasma rico en plaquetas) frenan estos primeros estadíos y fortalecen el cuero cabelludo.

De los 30 a los 40 años

La piel empieza a manifestar signos del proceso de envejecimiento entre los 30 y los 40 años. La renovación celular se ralentiza desde los 25 años y a este proceso hay que sumarle la agresión del medio ambiente. «La piel se muestra más apagada, menos turgente que en la década anterior. En la treintena aparecen las primeras arrugas de expresión –generalmente, en el contorno de los ojos– y las primeras manchas de hiperpigmentación en el rostro», señala. 

En cuanto a las manchas melánicas o vasculares es fundamental el diagnóstico médico correcto. Para su tratamiento, la Clínica Polusa-Ribera Estética dispone de diferentes técnicas que pueden asociarse: fórmulas despigmentantes, terapia HDH, microneedling o algún sistema lumínico como IPL.

Las arrugas ya preocupan en esta franja de edad y, para evitar que esas líneas dinámicas o de expresión se conviertan en incómodas arrugas estáticas, es el momento apropiado para la toxina botulínica. Por otro lado, también aumenta la flacidez de la piel, que mejora con sesiones de mesoterapia/microneedling con colágeno, hialurónico o PRP para aportar tersura y brillo a la piel.

También es en esta edad cuando se suelen iniciar los tratamientos para eliminar las varículas y las arañas vasculares, tratándolas con esclerosis química líquida y con espuma.

De los 40 a los 50 años

A partir de los 45 años el proceso de envejecimiento se acelera, en especial en las mujeres por la disminución de los estrógenos. Las arrugas son más pronunciadas en el contorno de los ojos, frente y alrededor de la boca, al tiempo que el óvalo facial va perdiendo tonicidad y firmeza e irrumpe la flacidez. La piel se afina, muestra un tono apagado e irregular y la sequedad se acentúa. A estas edades, «las mujeres buscan principalmente reducir la flacidez de los tejidos, eliminar las manchas faciales y combatir las varices o arañas vasculares y se empieza con los tratamientos de rejuvenecimiento de manos», resume la especialista, quien aconseja «valorar el uso de hilos tensores y otras técnicas de revitalización y tensado facial, como PRP, hidroxiapatita cálcica (Radiesse) o mesoterapia con vitaminas, aminoácidos y principios activos».

A partir de los 50 años

Las mujeres a partir de los 50 años buscan especialmente reponer los volúmenes perdidos y restaurar la piel dañada. «Se pueden ofrecer tratamientos de fotorrejuvenecimiento, estimulación de colágeno con factores de crecimiento (PRP) y técnicas de mesoterapia combinadas. Es la franja de edad de mayor consumo de rellenos de ácido hialurónico para reposición de pómulos, tratamiento del surco nasogeniano, labio superior (código de barras) o modelado de labios. También se ha popularizado el uso de hilos tensores (para redensificar y recolocar volúmenes), tratamiento de la grasa localizada en la papada, infiltración de sustancias lipolíticas y adipocitolíticas y técnicas de rejuvenecimiento de manos, como la inyectar de ácido hialurónico en el dorso de las manos para revitalizar esta piel», señala la experta.

Un nuevo problema aparece a partir de esta edad: el exceso de piel en el párpado superior y/o las bolsas en el inferior. La doctora Laura M. Ruano explica que «si la cirugía no entra dentro de tus planes, la piel del párpado superior e inferior se pueden revitalizar, mejorar y retensar ligeramente mediante la utilización de láser o con rellenos de ácido hialurónico en el pómulo y la ojera». También hay opciones no quirúrgicas para la flacidez y las arrugas del cuello: la combinación del láser con ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica ayuda a minimizar esta situación.

Necesidades masculinas

Los hombres tienen unas necesidades específicas, que la profesional de la Clínica Polusa-Ribera Estética divide en dos grupos según la edad:

—Menores de 35 años: las principales preocupaciones de los hombres menores de 35 años son prevenir los daños de la piel evitar la caída del pelo. Por ello, se recomiendan los peelings químicos, HDH, la toxina botulínica y tratamientos capilares.

—Mayores de 35 años: los tratamientos demandados buscan restaurar tejidos para combatir la flacidez y las lesiones de la piel, y tratar la caída del pelo. Basándose en estas demandas, la especialista lucense recomienda tratamientos de «remodelado facial por zonas con rellenos de ácido hialurónico para marcación mandibular o proyección de pómulos y labios, láser IPL, y mesoterapia facial y capilar».