Noticia publicada en El Progreso
En los últimos años se han publicado varios trabajos de investigación que detallan el modo en el que el ejercicio físico ayuda a mitigar algunos efectos secundarios que sufren los pacientes de cáncer a causa del tratamiento. Este reduce la fatiga, mejora el estado de ánimo, la movilidad y la fuerza, y contribuye a que el sueño resulte reparador, como explica la responsable de Fisioterapia de Ribera Polusa-Clínica Santo Domingo, Andrea Rodríguez
Andrea Rodríguez, responsable de Fisioterapia del hospital Ribera Polusa-Clínica Santo Domingo, destaca cómo una práctica regular y de bajo impacto durante el tratamiento de quimioterapia «puede ayudar a calmar efectos secundarios como la fatiga y las náuseas, y contribuir a reforzar el sistema inmunitario, contribuyendo a una mejor recuperación».
El oncólogo José Balsalobre, del hospital Ribera Virgen de la Caridad, de Cartagena, comparte la afirmación de la profesional lucense, matizando además que «el ejercicio físico resulta muy beneficioso para las personas que han sido diagnosticadas de cáncer, tanto para la tolerancia al tratamiento como para su recuperación y mejora de la calidad de vida, así como en la prevención de la enfermedad en la población sana».
Este mensaje hay que enfatizarlo y hacerlo llegar a toda la población, ya que aunque «cada vez hay más conciencia social del beneficio del ejercicio físico para la salud, todavía muchos pacientes con cáncer consideran que este está contraindicado durante el tratamiento. Hay que seguir trabajando y rompiendo barreras para que los pacientes sigan activos a pesar de su enfermedad y de los tratamientos».
«Todavía hay muchos pacientes con cáncer que consideran que el ejercicio está contraindicado durante el tratamiento»
Una ayuda contra la astenia
La astenia, ese cansancio patológico que no se alivia con el reposo y que suele ir asociado a los tratamiento oncológicos, paradójicamente, «mejora con la práctica de actividad física» detalla Andrea Rodríguez, que habla desde su experiencia trabajando con estos pacientes. Coincide con la oncóloga Magda Palka, del hospital Universitario de Torrejón, quien relata que «los beneficios del ejercicio en estos pacientes son múltiples. Mejora la astenia, el sueño, la ansiedad, el estado nutricional y el control del peso corporal, la percepción del propio proceso que están viviendo, el dolor muscular y óseo generalizados y, además, reduce la necesidad de medicación, e incluso hay una mejora en el estado cognitivo».
El doctor Balsalobre añade otros destacados efectos positivos: mayores índices de supervivencia, menor riesgo de recaída y mejora de la movilidad, el sistema inmunológico y la función cardiovascular. Además, hay multitud de beneficios asociados con la salud mental del paciente oncológico, ya que el ejercicio ayuda no solo a controlar el estrés y la ansiedad, sino también a mantener la independencia y la autoestima y a la recuperación emocional».
Pautas individualizadas
«El tipo de ejercicio recomendado va a depender más del estado de salud del paciente que de otros factores como la edad. El objetivo es mantenerse tan activo como se pueda. La gente que era sedentaria antes del tratamiento contra el cáncer debe iniciar su actividad con un trabajo de baja intensidad, como salir a caminar durante sesiones cortas. A quienes físicamente se encuentran bien y han realizado ejercicio anteriormente suele recomendárseles un ejercicio de mayor intensidad y duración», puntualiza Andrea Rodríguez.
«Los pacientes que eran sedentarios antes de su enfermedad deberán iniciar un trabajo de baja intensidad, como salir a caminar en sesiones cortas»
«Los efectos secundarios de la quimio, como la fatiga o las náuseas, pueden hacer más difícil hacer ejercicio, pero se trata de mantenerse lo más activo posible. Caminar podría ser una buena forma de comenzar», recomienda la fisioterapeuta.
Debido a algunos efectos secundarios de la quimioterapia hay que tomar ciertas precauciones como evitar gimnasios o lugares con mucha gente en caso de recuento bajo de glóbulos blancos, descansar en caso de anemia y siempre consultar al médico en caso de afecciones cardíacas o dificultades al respirar para diseñar el plan de movimiento e intensidad más adecuado. Además, hay que tener cuidado con los pacientes en tratamiento de radioterapia, para los que el cuidado de la piel es primordial. En este caso, los ejercicios tendrán que realizarse sin incidir en la zona irradiada.
Para la doctora Palka, «el objetivo debe ser siempre disfrutar de la práctica deportiva, incorporarla a los hábitos de vida saludable y beneficiarse de sus buenos efectos». En definitiva, tanto ella como los otros especialistas se muestran de acuerdo en que es importante adaptar el ejercicio a cada paciente y «no hacer movimientos que produzcan dolor o un cansancio excesivo».