LLÁMANOS
PIDE TU CITA

PIDE TU
CITA

«Cuando los fármacos no funcionan, hay más alternativas para tratar la epilepsia»

Unas 27.000 personas conviven en Galicia con la epilepsia, uno de los trastornos neurológicos más comunes. Los pacientes pueden beneficiarse de distintos tratamientos y alternativas terapéuticas para reducir el impacto que causa la enfermedad en su vida, como explica Vanesa Fraga Vilanova, neuróloga en la Clínica Ribera-Polusa Santo Domingo

Al hablar de epilepsia inmediatamente se piensa en crisis convulsivas, el síntoma que la define, ¿cuáles son los otros?

Una crisis epiléptica se produce por una descarga anormal y excesiva de un conjunto de neuronas, produciendo unas manifestaciones clínicas que dependerán de la zona del cerebro donde se inicie la crisis. Puede haber crisis tónicas, por contracción muscular mantenida; crisis clónicas, por contracción repetitiva de un mismo grupo muscular; crisis tónico-clónicas; crisis de ausencia, en las que se produce un parón de la actividad sin caída al suelo; crisis con automatismos (chupeteo, movimientos de una extremidad…); gelástica con risas; crisis con auras tipo ‘deja vù’, sensación gástrica ascendente, percepción de olores, visiones complejas, miedo… Los distintos síntomas nos pueden ayudar a localizar la zona epileptógena, es decir: en la que se inicia la crisis. 

¿Suele debutar en alguna franja de edad concreta?

La epilepsia puede debutar a cualquier edad, lo que varía es su  causa. En recién nacidos, la causa más frecuente son las lesiones estructurales, como la encefalopatía hipóxico-isquémica, las hemorragias cerebrales por hipoxia (déficit en la llegada de oxígeno al cerebro) y traumatismos obstétricos, y las infecciones. En el lactante, las causas estructurales siguen siendo las más frecuentes, aunque en esta etapa debutan la mayoría de los errores congénitos del metabolismo que causan crisis y enfermedades genéticas, como los síndrome de West o Dravet. En el niño mayor, la epilepsia más frecuente es de causa genética, aunque en la mayoría no se conoce el gen responsable. Al llegar a la adolescencia y la vida adulta, las epilepsias de origen focal son las más frecuentes, como la epilepsia del lóbulo temporal o la debida a traumatismos craneales, aunque en muchos casos tampoco llega a conocerse la causa concreta.  

La epilepsia puede debutar a cualquier edad, lo que varía es su causa

¿Y en los pacientes ancianos?

Durante la tercera edad, la causa más frecuente es la vascular, que suele tener un buen control farmacológico. Otra causa propia de esta edad es la enfermedad de Alzhéimer, que presentan una incidencia entre dos y seis veces superior de crisis con respecto a aquellos pacientes que no tienen demencia. 

La OMS estima que el 25% de los casos de epilepsia son potencialmente prevenibles. ¿A cuáles se refiere?

Es el caso de la crisis sintomáticas, que aparecen como consecuencia directa o cercana en el tiempo a un factor precipitante, que puede ser: metabólico (hipo/hiperglucemia, alteraciones del sodio…), tóxico (alcohol, drogas, benzodiazepinas…), estructural (traumatismos craneales, ictus…), infecciosa (meningoencefalitis, neurocisticercosis…). Evitar y tratar adecuadamente estas situaciones podría prevenir la crisis epiléptica. 

¿Cuáles son los distintos tratamiento que hay para la epilepsia y cómo están funcionando?

Disponemos de fármacos antiepilépticos que actúan sobre distintas dianas terapéuticas para disminuir la excitabilidad neuronal, los más habituales son los canales iónicos (de sodio, calcio, y potasio), el sistema GABA, los receptores de glutamato, etc. Con un solo fármaco se pueden evitar las crisis, aunque en el caso de epilepsias refractarias –se denomina así a las epilepsias correctamente diagnosticadas en la que no se logra el control de las crisis tras el fallo de dos fármacos– intentaremos hacer una politerapia racional; es decir, usaremos varios fármacos que se complementen y cubran todos los tipos de crisis que tenga el paciente, con el menor número de efectos adversos. Para estas epilepsias refractarias a fármacos disponemos de otros tratamientos:

–Cirugía, que consiste en resecar o desconectar la zona epileptógena para que desaparezcan las crisis sin producir déficits al paciente. En algunos casos puede llegar a ser curativa, como en la epilepsia del lóbulo temporal medial secundaria a esclerosis del hipocampo, epilepsias neocorticales con lesión única circunscrita o síndromes de epilepsia hemisféricos.

–Neuroestimulaciones. Estos se consideran tratamientos paliativos para pacientes con epilepsia farmacorresistente no tratada mediante cirugía. Una de ellas es la estimulación del nervio vago, de localización extracraneal, y otra es la estimulación cerebral profunda, en la que se implantan electrodos en una zona concreta del cerebro (tálamo), para modular o interrumpir la propagación de una crisis. 

–Dietas cetogénicas, usadas sobre todo en pacientes pediátricos. En estas dietas se emplean las grasas como fuente de energía, reduciendo los hidratos de carbono.  Están especialmente indicadas en algunos tipos de encefalopatías epilépticas. 

En los últimos años se han establecido nuevas técnicas de cirugía mínimamente invasiva para el tratamiento de la epilepsia farmacorresistente

¿Hay buenas expectativas en relación a alguna nueva terapia?

En los últimos años se han establecido técnicas de cirugía mínimamente invasiva para el tratamiento de la epilepsia farmacorresistente, siendo una alternativa a la cirugía convencional en algunos casos. Entre estas técnicas están:

–Radiocirugía estereotáctica, un procedimiento mínimamente invasivo que aplica una dosis alta de radiación localizada. 

–Termocoagulación por radiofrecuencia, que utiliza electrodos profundos para localizar la zona de inicio de la crisis y, a través de esos mismos electrodos, producir una estimulación eléctrica de la zona.

–Terapia térmica intersticial con láser guiada por resonancia magnética. 

El riesgo de muerte prematura en personas con epilepsia es hasta tres veces mayor que en la población general, ¿se podría reducir?

La Sudep (sudden unexpected death in epilepsy, o muerte no esperada en pacientes con epilepsia), afecta anualmente a una de cada 1.000 personas con epilepsia, y es más frecuente en hombres que en mujeres. Hay ciertos factores de riesgo, como tener una epilepsia refractaria con crisis generalizadas tónico-clónicas frecuentes, especialmente durante el sueño, y la falta de adherencia al tratamiento. Las medidas para disminuir ese riesgo son reducir la frecuencia de las crisis, introducir cambios en el estilo de vida, incluyendo una mejor adherencia al tratamiento, mejorar la higiene del sueño y limitar o evitar el consumo de alcohol.