Madrid, 12 feb (EFE).- “El 60 % de los internautas buscan información sobre salud, un tema que copa uno de cada tres bulos que circulan por internet y que van desde algunos peligrosos como que las vacunas producen autismo a otros que aseguran que las patatas fritas de una famosa cadena de comida rápida curan la calvicie”.
La Vanguardia 12/2/2018.- “Gran parte de los bulos de internet afectan a la salud porque es un sector que afecta al 100 % de la población y en el que es fácil difundir noticias no veraces, ha advertido hoy el doctor Sergio Vañó, presidente de la Asociación de Investigadores en Salud (AIES). En este artículo el doctor Vañó ha aconsejado a los ciudadanos que «cuando vean una noticia que parece dar solución de forma rápida y sencilla a un problema de salud importante que lleva intentando solucionarse durante muchos años, piensen que puede ser falsa». Desde esta misma asociación se ha puesto en marcha la plataforma “#SaludsinBulos” para ayudar a los internautas a encontrar la información más veraz y contrastada sobre salud en Internet”.
El Institudo Nacional de Salud (NIH) de los Estados Unidos en su página web nos ofrece información sobre como podemos evaluar con criterios objetivos la información sobre salud que encontramos en internet. Para ello propone fijarnos en una serie de puntos clave:
1.- QUIEN ES EL RESPONSABLE DE LA PÁGINA WEB: lo primero que tenemos que ver es que organismo, empresa o particular se hace responsable de la web. Nos tiene que hacer dudar de la veracidad de la información ofrecida que no exista esa información. También tendremos en cuenta que si es una empresa de productos sanitarios, la información puede estar muy sesgada por los propios intereses de la empresa.
2.- QUIEN PAGA A LA PAGINA WEB. No solo es importante quien o que es el responsable de la información que encontramos en una web sino que también debemos considerar quién paga esa web, como orientación nos puede servir el identificador del dominio, es decir, para instituciones gubernamentales será .gov, centros docentes .edu, organizaciones no comerciales .org, comerciales .com, etc.
3.- CUAL ES EL PROPÓSITO DE LA WEB. Es fundamental que la web ofrezca a sus lectores información sobre cual es su propósito final: informar, orientar, captar clientes, vender un producto. Esa información la podremos encontrar más o menos escondida en secciones como: “quienes somos” o “acerca de nosotros” o “acerca de esta web”. Sospecharemos cuando no exista esa información, no sea clara o esté muy escondida.
4.- CUAL ES LA FUENTE ORIGINAL DE LA INFORMACIÓN QUE INCLUYE LA WEB. Los editores o responsables de una web de información sanitaria deben de señalar claramente de donde han obtenido la información que ofrecen. Si es de fuentes propias deberán decirnos de dónde y como han obtenido los datos y si la fuente es externa tendremos que saber cual es.
5.- ESTÁ BIEN DOCUMENTADA LA INFORMACION. La información sobre salud puede ser banal si hablamos de temas poco importantes, pero lo normal es que sea información de gran transcendencia para él que la está buscando. Debemos encontrar en estas webs claramente identificada la documentación sobre la que se basan los datos ofrecidos, artículos, investigaciones, estudios clínicos, tesis doctorales, opiniones de expertos en esa materia.
6.- ESTÁ ACTUALIZADA LA INFORMACIÓN. También desconfiaremos de páginas antiguas que lleven mucho tiempo sin recibir nuevos datos.
7.- LA WEB CONTIENE ENLACES A OTRAS PÁGINAS DE CONFIANZA O PRESTIGIO. No es lo mismo que en la web donde hemos encontrado la información que estábamos buscando haya enlaces a páginas de venta “online” para que compremos ese producto supuestamente milagroso como que nos redirijan a una página de una universidad o institudo de investigación para ampliar la información ofrecida.
8.- HEMOS LLEGADO A ESA WEB DESDE PÁGINAS DE CONFIANZA. También tendremos en cuenta como hemos encontrado la información si venimos de un buscador genérico o nos han derivado de otra página sobre salud de reconocido prestigio.
9.- PODEMOS COMUNICARNOS CON LA PÁGINA WEB. Si hemos encontrado una información importante para nuestra salud pero aún tenemos dudas, nos ofrece mucha confianza que existan cauces para comunicarnos con los editores o propietarios de la web y más aún si tras realizar la consulta recibimos una información rápida y veraz.
10.- SENTIDO COMÚN. Aunque este punto no está incluido en la web del NIH considero que es el más importante. Por mucho que estemos desesperados por un problema de salud que nos quita el sueño, no debemos creernos todo lo que encontramos en internet sobre todo cuanto más “milagroso” parezca el remedio. Vivimos en una época donde, por desgracia, la “posverdad” nos rodea incluso en un tema tan serio como la salud. Ante esto solo nos queda usar estos criterios que hemos expuesto anteriormente, emplear nuestro sentido común para analizar la información encontrada y, aún así, desconfiar casi por sistema. Solo una información clara, veraz y contrastable nos puede servir de ayuda para orientarnos en nuestros problemas de salud.
Considero que es lógico buscar información cuando tenemos un problema de salud que nos preocupa. Actualmente disponemos de un acceso a la información de manera casi instantánea y con un volumen casi infinito pero esto hace que sea fundental disponer de instrumentos para contrastarla.
Por último recordar que esos datos que encontramos en Internet deben de servir solo como orientación y que en última instancia lo más importante es depositar nuestra confianza en los profesionales que nos están tratando.