Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear es uno de los tres ciclos superiores que se imparten en la Escuela de Povisa. Esta rama de FP cuenta con una gran cantidad de salidas laborales y cada vez son más los ámbitos en los que estos técnicos desempeñan su labor. José Manuel Sánchez, tutor de este ciclo, explica en qué consiste esta formación y cómo está transcurriendo este particular año académico.
¿Cómo debe ser una persona para ser un buen técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear?
Debe ser empático, ya que los pacientes que acuden al servicio de radiología habitualmente presentan molestias o limitaciones que tendremos que tener en cuenta para poder realizarle una exploración, es decir, sé buena persona, porque serás un buen profesional. Además, para acceder a esta formación es conveniente tener unos conocimientos de física y biología básicos, a nivel de Bachillerato.
¿Qué se aprende durante esta formación?
Se aprende a realizar desde una ecografía a cualquier tipo de radiografía, estudios de TAC, resonancia y medicina nuclear. Se forma a los alumnos para trabajar en un servicio central, en el que se apoya el 90% del hospital. La necesidad de estos profesionales está creciendo incluso en los quirófanos, ya que cada día hay más intervenciones que necesitan apoyo radiológico.Tiene un gran campo de actuación.
¿Qué perspectivas de futuro tiene la profesión?
Cada día la medicina, tanto la preventiva como la tradicional, se apoya más en la radiología y en la medicina nuclear para obtener diagnósticos. Está creciendo esta demanda, un ejemplo es la ecografía, que posiblemente empiece a saltar fuera de los hospitales dentro de poco y a utilizarse incluso en aquellos pacientes que estén siendo tratados en su casa. Estos técnicos tienen cada vez más relevancia y son una profesión con un gran futuro.
¿Qué es lo que más suele sorprender a los alumnos?
Visto desde el exterior, este trabajo parece sencillo, porque a veces el resultado se consigue apretando un botón. Algunos alumnos llegan pensando que esta formación es fácil, pero después se sorprenden al descubrir que ese simple gesto conlleva muchísimo conocimiento.
¿Qué salidas profesionales tiene este estudio?
Aparte de los servicios de Radiología y Medicina Nuclear, en los que cada vez hay más equipamiento y mayor demanda, muchos de estos profesionales acaban en otras áreas como la docencia. Entre mis antiguos estudiantes, algunos han continuado formándose en un grado universitario, y, cada año, muchos de los que terminan la formación empiezan a trabajar en Povisa.
¿Por qué estudiar esta formación en Povisa?
La principal ventaja es que los profesores están directamente conectados con el hospital y trasladan las experiencias de su día a día con los pacientes a los alumnos. Por otra parte, las reformas que se han llevado a cabo este año han mejorado mucho la formación práctica. Nos han instalado un equipo físico, una sala real de radiología, para que los alumnos puedan saber cómo se coloca al paciente. Además, contamos con un simulador de sala de rayos en el que podemos ver cómo es el resultado de la radiación y que nos permite probar diferentes parámetros técnicos.
¿Cómo se está organizando la formación con las medidas anti-COVID?
Además de las medidas de seguridad generales y la distancia, hemos reducido los aforos de las aulas. Para llevar a cabo algunas lecciones prácticas se ha implantado una especie de “clase espejo”, en la que, mientras que un grupo está en clase con el profesor haciendo una demostración práctica, otros están haciendo la misma demostración con el simulador.
¿Qué consejo darías a los Técnicos en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear que entran ahora en el mundo laboral?
Que no dejen de aprender, porque esta profesión evoluciona muy rápido, es muy dinámica, no puedes dejar de formarte nunca. Hay que atender a la teoría, leer e intentar mejorar siempre el trato al paciente.