En ocasiones Halloween y su aire festivo ocultan el significado de la festividad del 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, previo a la celebración hoy de los Santos Difuntos. Son dos días en los que muchos miles de familias tienen un recuerdo especial, cada uno a su manera, hacia los seres queridos que ya no están entre nosotros. Cuanto más reciente es la pérdida, mayor es la tristeza que acompaña a las familias y amigos de la persona difunta. Por eso hoy, en esta entrada al blog de salud del grupo sanitario Ribera, vamos a hablar del duelo y de cómo afrontamos la tristeza tras la pérdida de un ser querido.
Todos los expertos en Salud Mental, también los del grupo sanitario Ribera, coinciden en señalar que estar triste tras una pérdida y, en ocasiones, al recordar a la persona que ya no está con nosotros, no solo es normal si no que es una fase del duelo que es importante expresar. Lucía Fernández, psicóloga del hospital Ribera Polusa, explica que incluso en un mismo día una persona puede pasar por diferentes fases del duelo “en una suerte de montaña emocional que suele ser habitual”. ¿Quién no ha llorado y reído casi al mismo tiempo, recordando con familiares y amigos anécdotas cariñosas de un ser querido que ha fallecido? En el duelo, sobre todo cuando es reciente, vale casi todo. Porque también influyen, y mucho, las circunstancias, la edad, grado de madurez y carácter de cada uno en ese cocktail de emociones que estalla en un momento crítico como ese.
Para Natalia navarro, psicóloga clínica del Hospital Universitario del Vinalopó (Elche), que también gestiona el grupo sanitario Ribera, el duelo es “el proceso normal de elaboración de una pérdida”. Y cada uno lleva a cabo esta asimilación y aceptación de una manera. Pero en todos los casos, recuerda, requiere de una reestructuración de la vida previa a la pérdida.
Lucía Fernández, por ejemplo, explica en este vídeo, cómo entre esas fases del duelo, que pueden sucederse en el tiempo o confluir en momentos determinados, destacan la negación, la ira, la culpa, la negociación, la tristeza y la aceptación e integración de la pérdida. Lo importante es que, pasado el tiempo que cada uno necesite, llegar a esta última fase, la de la aceptación e integración de la pérdida, con momentos de tristeza, claro, pero también de alegría en el recuerdo. “No es necesario pasar por todas las fases”, explica la psicóloga de Ribera Polusa, ni tampoco en ese orden ni de forma lineal, añade. E insiste en que, en una misma familia, ante una misma pérdida, puede haber grandes diferencias entre sus integrantes. Para ella, “es importante que se oscile entre un afrontamiento de emociones desagradables y una conexión vital que permita obtener recursos con emociones agradables y refuerzos”. De esta forma, se equilibra la balanza de las emociones, incluso en los momentos más tristes.
Natalia Navarro explica en este otro vídeo, además, que generalmente nos cuesta convivir con emociones como la tristeza, la rabia o el miedo. “En ocasiones es posible que intentamos bloquear esos sentimientos en nosotros o en los demás, pero las emociones son imprescindibles en la elaboración del duelo y es importante expresarlas”, añade. Así que, si tienes ganas de llorar, llora. Y si a ti no te salen las lágrimas, deja llorar a quienes así expresan sus emociones.
En un primer momento tras la pérdida, según explica Navarro, dada la variabilidad de casos, circunstancias, caracteres y perfiles, “prácticamente todas las manifestaciones de duelo son normales”. Sin embargo, si pasan los meses y nos cuesta retomar nuestra actividad diaria o determinadas actividades, o nos sentimos bloqueados por las emociones, es aconsejable pedir ayuda a un profesional, que nos ayudará a canalizar esos sentimientos.
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