No hace falta tener obesidad para recurrir a una cirugía metabólica. De hecho, muchos de los pacientes con diabetes tipo 2 son candidatos a este tipo de cirugía, también conocida por eso como “cirugía de la diabetes”.
Y es que esta intervención, más allá de facilitar una mejora estética con la pérdida de peso, permite en un 99% de los casos, acabar con las inyecciones de insulina. Además, en un 98% de los casos, estos pacientes dejan de tener problemas de hipercolesterolemia. Y en porcentajes algo menores, pero también superiores al 70%, logran resolver su hipertrigliceridemia y eliminan la hipertensión arterial.
Pero ¿qué es la cirugía metabólica o cirugía de la diabetes?
El doctor Alberto Toscano, del Servicio de Cirugía general del grupo sanitario Ribera en el hospital Ribera Povisa (Vigo), explica que esta cirugía implica la realización de un bypass gástrico o una gastectomía en manga. “Se trata de una intervención mínimamente invasiva, que se lleva a cabo por laparoscopia, con apenas cinco incisiones de apenas un milímetro”, asegura. El paciente recibe el alta al tercer día de la intervención, si no surge ningún problema.
Con esta intervención se crea un “reservorio gástrico” que permite limitar la ingesta y que la comida pase solo por la parte final del intestino, acotando los tramos en los que se produce la absorción, y evitando, sobre todo que los alimentos pasen por el duodeno, que es donde está el origen de la señal metabólica que causa la resistencia a la insulina.
Efectos inmediatos de la cirugía
Inmediatamente después de la intervención, el paciente puede dejar de inyectarse insulina, porque la remisión de la diabetes suele ser instantánea. Además, se reducen algunas hormonas que generan la sensación de hambre, lo que ayuda a la pérdida de peso y un aumento de la calidad de vida y del estado general de salud, también asociado a los problemas de hipercolesterolemia y nivel elevado de triglicéridos.
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