- La prevalencia del estrabismo en la población es del 4 por ciento
- La oftalmóloga Inés Pérez, especialista en estrabismo del hospital Ribera Povisa, subraya que la mayoría de los casos se pueden corregir mediante tratamiento quirúrgico.
Vigo, 1 de diciembre de 2021- La oftalmóloga Inés Pérez realiza alrededor de unas 40 intervenciones quirúrgicas cada año en el hospital Ribera Povisa para corregir el estrabismo, una afectación que tiene su origen en un desequilibrio sensorial y/ o motor que impide que los ojos mantengan la posición de paralelismo necesaria para una correcta visión binocular.
A pesar de que tradicionalmente está asociado a los niños, los adultos también presentan estrabismo y uno de cada tres casos se origina después de la infancia en relación con traumatismos craneales, otras enfermedades (neurológicas, tiroideos, miopía elevada…), uso de dispositivos electrónicos y cambios degenerativos relacionados con la edad avanzada.
El rasgo fundamental de los estrabismos adquiridos por encima de la edad de maduración sensorial a nivel cerebral, alrededor de los 8 años de edad, es la diplopía o visión doble, lo que les incapacita para muchas de sus actividades cotidianas. En ocasiones, están acompañados de posturas anómalas de la cabeza que el cerebro establece para evitar la visión doble, algo que a largo plazo ocasiona problemas de cuello y espalda.
Por otra parte, dos de cada tres casos en adultos son estrabismos que tienen su origen en la infancia. “Son pacientes que se han operado pero cuya afección no se corrigió totalmente, que se ha descompensado con el tiempo o a los cuales no se le ofreció cirugía por distintas razones”, asevera la especialista, que remarca que hasta un 6 por ciento de los pacientes refiere que han sido otros oftalmólogos quienes les han desaconsejado la cirugía en la edad adulta.
Este tipo de estrabismo tiene un importante componente de complejo psíquico en muchos pacientes. Son personas que ven limitadas sus interacciones sociales, personales y laborales a causa de su estrabismo. “Tienen un riesgo hasta diez veces mayor que el resto de la población de desarrollar depresión”, precisa la Dra. Pérez.
La prevalencia del estrabismo en la población general es de 4 casos por cada 100 habitantes y, si bien la solución principal es la cirugía, existen otras alternativas como la aplicación de toxina botulínica (para algunos tipos de estrabismo infantiles y adquiridos neurológicos o restrictivos del adulto) o el tratamiento con prismas, que son unas lentes especiales que desplazan la imagen (en pacientes adultos con pequeña desviación y visión doble).
La intervención quirúrgica permite restablecer el paralelismo entre ambos ojos, mejorar la visión binocular y el campo de visión, y eliminar la visión doble en el 90 por ciento de los casos. “Los pacientes con estrabismo de larga evolución son personas de distintas edades que han sufrido desde la infancia por su enfermedad, y la cirugía y la corrección de su estrabismo no solo les aporta mejoría visual funcional, sino que resuelve muchos de sus conflictos psicosociales”, indica la oftalmóloga, que precisa que las operaciones a pacientes adultos suponen más del 60 por ciento de la actividad de los especialistas en estrabismo, lo que se atribuye al aumento de la incidencia, las nuevas técnicas quirúrgicas y por una mejor educación sanitaria tanto en la población general como en el resto de los profesionales médicos.
Los pacientes con estrabismo infantil pueden no haber desarrollado correctamente la visión de uno de sus dos ojos, es lo que denominamos ambliopía u ojo vago. También existen otros pacientes que pierden la visión de un ojo en la edad adulta y acaban desarrollando un estrabismo que denominamos sensorial, ya que el cerebro podríamos decir que “se olvida” de ese ojo. La cirugía de estrabismo no devuelve a estos pacientes la visión que no han desarrollado o que han perdido, pero aún así no se trata de cirugía estética sino de cirugía reconstructiva.
Dependiendo del tipo de estrabismo, algunos pacientes necesitarán varias cirugías a lo largo de su vida. “En muchos casos será una enfermedad crónica y en algunos nunca se resolverá por completo, pero en cuanto a la visión doble, en muy pocos casos será permanente tras la cirugía”, remarca la Dra. Pérez.