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    Especialista de Ribera Povisa recomienda una exposición progresiva al sol para adaptar la piel

    • El jefe del servicio de dermatología, Álvaro León, desmiente la teoría del ‘callo solar’, una tendencia viral que trata de convencer a la población de que cuanto más tomes el sol, más resistente se hace tu piel a los rayos UV.
    • La combinación de exposición solar y ciertos tratamientos farmacológicos puede provocar problemas en la piel, por lo que hay que ser cuidadoso y consultar con los especialistas

    El dermatólogo del Hospital Ribera Povisa, Álvaro León, recomienda una exposición progresiva y en horas del día donde el sol no incida con más fuerza para adaptar nuestra piel al sol durante las vacaciones y evitar no solo las dañinas quemaduras solares, sino problemas dermatológicos a largo plazo derivados de una inadecuada protección.

    “Hay que evitar la falsa creencia de que el uso de cabina de bronceado o solárium puede ser beneficioso para “preparar la piel” antes del verano, es algo que los dermatólogos desaconsejamos a la población general”, explica el jefe del servicio de dermatología del Hospital Ribera Povisa, Álvaro León.

    El dermatólogo desmiente categóricamente la teoría del ‘callo solar’, una tendencia viral que trata de convencer a la población de que cuanto más tomes el sol, más resistente se hace tu piel a los rayos UV.

    “Idealmente, la exposición solar debería ser progresiva y en horas del día donde el sol no incida con más fuerza, evitando la franja entre las 12:00h y las 17:00h, para que nuestra piel vaya adaptándose de forma natural”, explica.

    A la hora de elegir el fotoprotector adecuado, debemos tener en cuenta varios factores como la zona geográfica en la que nos encontremos, las condiciones climáticas y momento del día y tiempo que vamos a estar expuestos. “Los dermatólogos aconsejamos de forma general intentar aplicar un factor de protección de 50+, que cubra tanto rayos UVA como UVB.  Debe aplicarse unos 30 minutos antes de la exposición, por lo que sería ideal hacerlo en casa antes de salir hacia el lugar de exposición. Luego debería  volver a aplicarse al menos cada 2 horas, a no ser que sudemos en exceso o nos bañemos con frecuencia, en cuyo caso debería reponerse en menos tiempo”.

    Aunque mucha gente asegura tener “alergia al sol”, en realidad, este es un término poco específico que no existe como diagnóstico. “Pero muchas veces se utiliza para identificar a la denominada erupción polimorfa lumínica. Este cuadro consiste en la aparición de lesiones fotoexpuestas, habitualmente tronco y brazos, que aparecen en las primeras exposiciones solares, sobre todo si son de una cierta intensidad. Además, existen otros cuadros de intolerancia al sol como pueden ser la urticaria solar, la fotosensibilidad por fármacos, las reacciones por contacto con plantas y exposición solar (fitofotodermatosis) o incluso enfermedades dermatológicas que se exacerban con la exposición solar”, apunta.

    Fármacos que aumentan la sensibilidad

    La combinación de exposición solar y ciertos tratamientos farmacológicos puede provocar problemas en la piel, por lo que hay que ser cuidadoso y consultar con los especialistas en el momento de la prescripción o leyendo con detenimiento el prospecto. “Los anticonceptivos orales pueden producir manchas a nivel facial y hay fármacos que pueden producir reacciones de fotosensibilidad, que sería la aparición de rojez, inflamación o verdaderas quemaduras a nivel corporal como algunos antihipertensivos o antibióticos. En estos casos, deberán extremarse la fotoprotección y evitar la exposición o reducirla lo máximo posible.

    En caso de que se produzca una indeseada quemadura solar, lo más importante es evaluar el grado de afectación, analizando la extensión de las lesiones y el grado de las mismas,

    “En los casos leves o moderados, cuando solo se da un enrojecimiento leve de ciertas zonas, se puede recurrir a la aplicación de productos específicos como los aftersun o una crema o gel de aloe vera, que resultarán más calmante si están en la nevera. También puede valer aplicar paños con agua fría para calmar la sensación de ardor, dolor o picor”, indica el especialista.

    Si las molestias son más intensas y presenta lesiones extensas, con ampollas e incluso afectación general como mareo o fiebre, hay que acudir a un médico. “Se valoraría la aplicación de un corticoide de potencia suave o tomar algún analgésico suave o antihistamínico, además de mantener una buena hidratación bebiendo agua suficiente”, explica. Como recomendación general el especialista indica: “Debemos cuidar nuestra piel todo el año, utilizando a diario hidratantes, así como productos de higiene que no resequen en exceso nuestra piel, además de fotoprotectores. Llegar al verano con una correcta hidratación puede evitar la aparición de manchas blancas en nuestro cuerpo, que en ocasiones son confundidas con hongos y que no son más que zonas hipopigmentadas transitorias secundarias a zonas de sequedad”.

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