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Cuando las encías sangran

Las enfermedades de las encías afectan prácticamente al 90% de la población adulta. Entre ellas es especialmente frecuente la gingivitis, que sin embargo se puede identificar, prevenir y tratar de una forma muy sencilla. Es tan habitual que muchas personas incluso se han acostumbrado a ese ligero sangrado que se produce cuando se lavan los dientes. Pero la gingivitis, si no se trata de forma correcta en sus fases iniciales, puede complicarse y llevar incluso a la pérdida de dientes.

Esta enfermedad está causada principalmente por acción de las bacterias que se acumulan en los dientes y encías, formando una fina capa conocida como placa dental o biofilm dental.

Si esta infección de la que hablamos afecta sólo a la encía, da lugar a un proceso inflamatorio «reversible» denominado gingivitis. Pero si la infección se mantiene mucho tiempo y/o se asocia a otros factores de riesgo, puede derivar en periodontitis.

Detección

En muchos de los casos, los pacientes no notan dolor, por lo tanto, es importante tener en cuenta otros síntomas como son las encías hinchadas, rojas, sensibles o sangrantes, encías que retroceden o se desprenden del diente, mal aliento permanente o mal gusto en la boca, dientes flojos o pus visible alrededor de los dientes y las encías.

Ante cualquier duda relacionada con estos posibles síntomas, es importante acudir cuanto antes al dentista, pues una adecuada detección y prevención ayudará a que no empeore la situación.

Consejos

El tratamiento de esta enfermedad busca eliminar la placa reduciendo la cantidad de bacterias que existen en la boca. Éste tratamiento es aconsejable realizarlo con profesionales y en la mayoría de los casos, hay que seguir el tratamiento en casa posteriormente.

Algunos de los métodos profesionales que se utilizan para aminorar la placa y la producción bacteriana son: la descamación, el alisado radicular, el legrado, los lavados bucales con clorhexidina o peróxido de hidrógeno, el hilo dental o cepillos interdentales.