Nuestra boca constituye un verdadero paraíso para las bacterias. Sus condiciones dadas por la humedad, la temperatura y los restos de comida propician la aparición de virus, parásitos, hongos y bacterias. De ahí la importancia de una propicia limpieza lingual.
Se calcula que en cada mililitro de saliva se encuentran nos 100 millones de microorganismos de más de 600 especies diferentes, formando una flora microbiana cuya descompensación puede causar la aparición de enfermedades.
Cuando estos microorganismos se instalan en la parte posterior dorsal de la lengua y en los surcos o bolsas periodontales pueden dar lugar a la halitosis, ese olor desagradable del aliento que tan grave repercusión social causa. Se trata de un problema que afecta a 3 de cada 10 adultos en alguna etapa de su vida y con un origen oral en el 90% de los casos.
Distinguimos tres tipos de halitosis o mal aliento:
- La halitofobia, que consiste en un miedo excesivo a padecer mal aliento, conviertiéndose en una obsesión que condiciona la vida de las personas que la padecen.
- La pseuohalitosis, cuando una persona está convencida de que su aliento huele mal sin ser verdad.
- Por último, la halitosis verdadera o genuina, que es cuando el mal aliento está realmente latente y puede medirse de forma objetiva.
Una adecuada higiene bucodental, evitar el consumo de tabaco y alcohol, no permanecer largas horas en ayunas, incrementar el consumo de verduras crudas y realizarse una limpieza bucal profesional cada seis meses reducirán en gran medida el número de bacterias causantes del mal aliento y evitarán al mismo tiempo la aparición de otras patologías.
Además del cepillado dental diario, no debemos olvidarnos de la limpieza de los espacios interdentales ayudándonos de la seda dental o de cepillos interproximales y, por supuesto, de la limpieza de la lengua, para la que podemos utilizar un raspador, arrastrador o limpiador lingual.
Pala la correcta limpieza de nuestra lengua también podemos servirnos de colutorios que combinen antisépticos de clorhexidina y cloruro de cetilpiridinio. La higiene de nuestra lengua es tan importante porque es una de las zonas en la que más microorganismos se instalan, dada su extensión y su anatomía irregular.
El cepillado y raspado de nuestra lengua además de eliminar un porcentaje importante de bacterias, contribuirán a agudizar nuestro sentido del gusto.
Manteniendo unos buenos hábitos de higiene bucodental sin olvidarnos de la limpieza lingual y visitando periódicamente a nuestro odontólogo prevendremos la halitosis y diversas enfermedades cuya principal causa es una deficiente higiene.