Urología

Cuando se presentan síntomas del tracto urinario, con especial relevancia al hallazgo de sangre en la orina de fumadores o exfumadores (tanto hombres como mujeres); cuando hay síntomas en el aparato genital masculino y cuando los hombres desean realizar el screening (diagnóstico precoz) del cáncer de próstata.

Además, a partir de los 45 años, los hombres deberían acudir de manera periódica a realizarse un análisis y chequeo médico al urólogo, ya que es a partir de estas edades cuando empiezan a surgir enfermedades como el cáncer de próstata, la obstrucción benigna de próstata, problemas sexuales y escrotales.

En resumen, visitar al urólogo es esencial para mantener la salud del sistema urinario y reproductivo. Si tienes síntomas o simplemente deseas realizar una revisión, no dudes en pedir cita con nuestros especialistas en urología.

Aunque la consideración social de la urología es la de una especialidad que atiende al sexo masculino, las mujeres también deben acudir al urólogo. En primer lugar, las mujeres deben visitar al urólogo por afecciones de órganos como riñón, uréter, suprarrenal, vejiga y uretra, que son comunes en hombres y mujeres.

Además, el urólogo también trata enfermedades que afectan exclusivamente a las mujeres, como el prolapso de órganos pélvicos (caída de la vejiga, del recto o del útero). El dolor pélvico o en la parte inferior del abdomen también puede ser motivo de consulta, ya que puede estar relacionado con prolapsos pélvicos o atrapamiento del nervio pudendo.

Si experimentas un aumento considerable en el tamaño del testículo, es recomendable consultar al urólogo de manera rápida. En algunos casos, este aumento puede deberse a procesos malignos y graves, como tumores, o a procesos benignos como acumulación de líquido (hidrocele) o inflamación (orquitis, orqui-epididimitis).

Si notas sangre en la orina (hematuria), debes acudir al urólogo. La hematuria puede provenir de la próstata, la vejiga o los riñones. Es importante determinar la causa, que puede ser una infección, un cálculo (piedra) o incluso un tumor. A veces, el sangrado no es visible y solo se detecta en un análisis de orina (microhematuria), por lo que también es necesario evaluarlo.

En la mujer, las pérdidas de orina o incontinencia urinaria constituyen la segunda causa más frecuente de consulta urológica después de las infecciones urinarias. La incontinencia urinaria puede estar precedida por unas ganas intensas de orinar que difícilmente pueden llegar a controlarse, es lo que se conoce como incontinencia urinaria de urgencia. Los síntomas mejoran e incluso llegan a desaparecer con un tratamiento médico correcto.

Cuando las pérdidas de orina se producen sin deseo miccional previo y son consecuencia de situaciones que provocan un aumento de la presión abdominal tales como la tos, ejercicio físico, risa, etc, reciben el nombre de incontinencia urinaria de esfuerzo. En los casos leves, el tratamiento debe ir encaminado a fortalecer la musculatura del suelo pélvico mediante unas tablas de ejercicios que puede realizar la mujer en su domicilio o con la ayuda de unos programas de rehabilitación específicos. En los casos de pérdidas severas, o moderadas que no responden a los ejercicios de rehabilitación, el tratamiento definitivo es la cirugía. Las bandas de suspensión suburetral permite, mediante una cirugía vaginal y con una mínima estancia hospitalaria de horas, la corrección definitiva de la incontinencia urinaria.

El PSA es una proteína que se produce en la próstata y circula por la sangre. Se produce en la próstata en condiciones normales, pero se produce en mayores cantidades cuando existe un proceso inflamatorio o tumoral en la próstata. El PSA se puede medir o cuantificar fácilmente mediante un análisis de sangre, y de esta forma conocer si existe alguna alteración en la glándula prostática.

Es recomendable la realización de este análisis a partir de los 50 años, o a partir de los 45 en pacientes con antecedentes familiares de cáncer de próstata, pues niveles anormalmente elevados de PSA o un incremento en el tiempo demasiado rápido puede alertarnos de la existencia de un cáncer de próstata.

El crecimiento de la próstata a partir de los 50 años, es una condición que predispone la aparición de ciertas enfermedades, siendo las más comunes:
Prostatitis. Es una inflamación de la glándula prostática que se produce a causa de una infección, generalmente de origen bacteriano.
Hiperplasia Benigna de Próstata. No es más que el crecimiento de la próstata a medida que aumenta la edad. Es muy variable de un individuo a otro, pero suele comprimir la uretra y comienzan a presentarse alteraciones al orinar.

El cáncer de próstata es un tipo de cáncer que se forma en la próstata, una glándula pequeña con forma de nuez que produce el líquido seminal que nutre y transporta el esperma.

Es el tumor maligno más frecuente en varones en la Unión Europea, aunque muy infrecuente antes de los 50 años. Los avances terapéuticos en el campo de la cirugía y radioterapia hacen que el tratamiento actual del cáncer de próstata localizado obtenga una supervivencia a 10 años de casi el 100%. De ahí, la importancia de un diagnóstico precoz, en paciente asintomático, cuando el tumor está localizado.

SÍNTOMAS
El cáncer de próstata puede no provocar signos ni síntomas en sus primeros estadios.
El cáncer de próstata que está más avanzado puede causar signos y síntomas como:

• Problemas para orinar
• Disminución en la fuerza del flujo de la orina
• Sangre en la orina
• Sangre en el semen
• Dolor de huesos
• Pérdida de peso sin intentarlo
• Disfunción eréctil

• Edad avanzada. El riesgo de tener cáncer de próstata aumenta con la edad. Es más frecuente después de los 50 años de edad.
• Raza. Por razones que aún no se han determinado, los hombres afroamericanos tienen un mayor riesgo de cáncer de próstata que los de otras razas. En los afroamericanos, el cáncer de próstata también tiene más probabilidades de ser agresivo o avanzado.
• Antecedentes familiares. Si se ha diagnosticado con cáncer de próstata a un familiar cercano, como un padre, hermano o hijo, quizás tu riesgo sea más alto. También, si tienes antecedentes familiares de genes que aumentan el riesgo para cáncer de mama (BRCA1 o BRCA2) o antecedentes familiares significativos de cáncer de mama, tu riesgo para cáncer de próstata quizás sea más alto.

• Si tienes síntomas persistentes o preocupantes, consulta a un médico.
• El diagnóstico incluye pruebas como el antígeno prostático específico (PSA) y la biopsia de próstata.
• El tratamiento puede variar según la etapa y agresividad del cáncer, e incluye opciones como cirugía (prostactomíra radical, laparoscópica o robótica), radioterapia, terapia hormonal y vigilancia activa.