Sentirse agotado puede ser la consecuencia de falta de sueño, de un día intenso de trabajo, del exceso de ejercicio o de un periodo de estrés. Sin embargo, la fatiga y debilitamiento también pueden ser muestra de afecciones más graves, como la diabetes, el hipotiroidismo o los problemas cardiovasculares. ¿Qué puede haber detrás de la fatiga?
Alimentación incorrecta
Una dieta en la que predominan las grasas saturadas y los alimentos procesados afecta directamente a la energía. Además de consumir verduras y frutas a diario, la dieta debe incluir fuentes de proteínas, como la carne, el pescado o los frutos secos. No saltarse comidas y mantener cierta estabilidad en los horarios también ayuda a optimizar el gasto energético. Por otro lado, hay estudios que señalan que los alimentos ricos en Omega-3, como el pescado o marisco, ayudan a reducir la depresión y por tanto, a sentirse menos fatigado, por lo que se recomienda su consumo al menos 4 veces a la semana. Para asegurar la vitamina C, se recomienda la ingesta de legumbres 3-4 veces por semana.
Dormir mal
Las responsabilidades laborales, el cuidado de niños o personas mayores, el estrés del día a día, incluso el propio envejecimiento, pueden provocar que al dormir, no se descanse correctamente. En las mujeres, la menopausia y la perimenopausia (con la reducción de progesterona y los sofocos) son también factores causantes de insomnio. Debemos establecer un horario de sueño que permita regularlo, evitando las siestas de más de 20 minutos, el consumo de cafeína antes de ir a dormir y las cenas copiosas. Además, parapromover un sueño de mayor calidad es recomendable dedicar 30 minutos al día a pasear.
Sedentarismo
Si las correcciones en la alimentación y un adecuado sueño no son suficientes para eliminar la fatiga, es posible que el tiempo que permanece parado o sentado sea excesivo. No hacer suficiente ejercicio puede hacer que nos sintamos más cansados, por lo que la práctica de actividad física nos permitirá aumentar la energía, mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra condición física.
Estrés
Determinadas situaciones pueden generar un aumento del estrés con la consecuente intensificación de la fatiga; para eliminarlo puede recurrirse a actividades de relajación y respiración, como la práctica de yoga; además de dedicar el tiempo libre a actividades de ocio que le permitan despejar la menta para aliviar la tensión y reducir el cansancio acumulado.
Síndrome de la Fatiga Crónica
¿Sigues fatigado después de seguir todas estas recomendaciones? Puedes sufrir el Síndrome de la Fatiga Crónica (SFC) cuando ésta se presenta de forma continuada durante más de seis meses, sin causa justificada o asociada a determinados procesos –tras un tratamiento oncológico, en el contexto de enfermedad autoinmune, tras la infección de hepatitis B…-. A ella se asocian síntomas como el dolor constante e intenso, la disfunción neurocognitiva que impide mantener la concentración, el insomnio u otros trastornos del sueño, las alteraciones del estado anímico o el síndrome del ojo seco. Aunque no hay un tratamiento específico, sí debe abordarse de manera terapéutica para aliviar los síntomas de modo y mejorar así la calidad de vida. Por ello, será necesario que acudas a Povisa para realizar un diagnóstico con exploración física general, complementadas con radiografía, ecografía, analítica general y, en muchos casos, valoración psiquiátrica.