Andrea se desmayó mientras nadaba en una playa de Cangas y se quedó flotando boca abajo. Cuando la rescataron, su cerebro había permanecido demasiado tiempo sin oxígeno. En la UCI estuvo tres meses en estado vegetativo. Al despertar, el accidente le había dejado gravísimas secuelas.
Tras dos años junto al equipo de médicos y terapeutas de Rehabilitación, ha superado todas las metas y los malos pronósticos. Miguel Ángel López, Jefe de Medicina Física y Rehabilitación, ha coordinado este trabajo en equipo.
La recuperación de Andrea ha sido todo un éxito. ¿Un milagro o mucho trabajo?
Un poco de los dos, pero con matices. Lo cierto es que no doy mucha credibilidad a los milagros pero sí pienso que el caso de Andrea ha sido extraordinario. Reunía muchos criterios de mal pronóstico, primero para seguir viviendo y luego para tener expectativas de recuperación neurológica. Por supuesto ha habido mucho trabajo, de ella principalmente, pero también de los que hemos estado cerca asistiéndola en su largo proceso de rehabilitación.
En el proceso de recuperación de Andrea han participado muchos profesionales. La coordinación de estos equipos es fundamental. ¿Cómo se ha abordado el trabajo en equipo en este caso?
Andrea estuvo ingresada en dos servicios antes de su alta hospitalaria. Primero, en la Unidad de Cuidados Intensivos, que hicieron una labor impecable salvándole la vida y controlando las complicaciones de las primeras semanas, y posteriormente en la planta de Medicina Interna. De hecho, es aquí donde tuvo lugar el “despertar” de su estado vegetativo. Desde su llegada a la UCI el servicio de Rehabilitación empezó a trabajar con ella, tratando de mejorar su función respiratoria, su espasticidad y las rigideces articulares que había desarrollado. Ya ingresada en Medicina Interna, pudimos experimentar su gran recuperación. El estímulo aportado por todo el personal médico – enfermería, auxiliares, celadores, personal de limpieza- fue fundamental para la recuperación cognitiva de Andrea. Sus rápidos avances nos obligaron a cambiar los objetivos de recuperación cada pocas semanas. Evidentemente, en todo este proceso, fue imprescindible una gran coordinación entre servicios para poder extraer todo el potencial que Andrea nos mostraba. Incluso más tarde, cuando Andrea venía todos los días desde casa para realizar rehabilitación en Povisa, el servicio de Traumatología mostró toda su disposición para realizar una intervención quirúrgica en el tiempo adecuado, ya que era absolutamente necesario para no detener su recuperación. Yo, personalmente, estoy muy satisfecho con la gran relación y el grado de implicación entre servicios de este hospital.
Además del equipo de médicos y enfermeros, en la rehabilitación de Andrea han jugado un papel fundamental otros profesionales, como logopedas, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas. ¿En qué medida su trabajo ha acompañado la labor médica?
Los servicios de rehabilitación, de forma general, están conformados por muchos profesionales con diferente formación, pero que trabajan en equipo para obtener el mismo fin: devolver la autonomía personal a un paciente que la ha perdido. De este modo, los fisioterapeutas se encargaron de recuperar la fuerza de Andrea, su movilidad, reducir la rigidez, recuperar su capacidad de marcha y su equilibrio, entre otras cosas. Los terapeutas ocupacionales canalizaron toda la ganancia obtenida por los fisioterapeutas para mejorar la funcionalidad de Andrea, su autonomía en facetas tan básicas como comer, vestirse, asearse, la motricidad más fina de las manos o escribir. Los logopedas, por su parte, trataron de recuperar su capacidad para realizar tareas básicas como hablar, leer, escribir, calcular o comer sin atragantarse. Las auxiliares de rehabilitación también realizaron una labor imprescindible, ya que los procesos de reeducación de la marcha y transferencias fueron largos. El trabajo de este equipo estuvo siempre coordinado por el médico rehabilitador, encargado de planificar los objetivos en cada una de las áreas. Por tanto no podemos individualizar cuando hablamos de rehabilitación. El éxito alcanzado con Andrea sólo se explica por la fantástica labor coordinada de todos estos profesionales.
Cuando un paciente se despierta del coma, el pronóstico final es incierto. ¿Qué cree que ha influido en el éxito del caso de Andrea?
Por un lado, pienso que la edad ha sido un factor determinante. Los avances en Neurociencias nos dicen que el cerebro es un órgano plástico con capacidad de recuperación. Hace unos años no era así. Se pensaba que cuando se moría una parte del cerebro, era irrecuperable. Como el corazón. Casos como el de Andrea demuestran lo que nos dice últimamente la ciencia. Y cuanto más joven, más plástico debe ser un cerebro. Por otro lado, también fueron claves las ganas que tenía Andrea de recuperar su vida, aquella que había perdido el día de la playa. Ella demandaba atención para seguir progresando y nosotros se la dábamos.
¿Qué destacaría de ella?
Las ganas e ilusión de una adolescente llena de vitalidad por recuperar su vida. Ha sido una gran experiencia y enorme satisfacción haberla tenido como paciente. Nos ha enseñado mucho.
Por último, ¿cómo valora la experiencia de su participación en este campaña?
Participar en la campaña ha sido una experiencia nueva. Al principio estaba un poco asustado. No es fácil verse en buses o carteles publicitarios a pie de carretera. Pero enseguida tu entorno te hace ver que se trata de una campaña original y simpática en la que nuestros pacientes son los protagonistas y parecen mostrar su satisfacción por la atención recibida, lo cual nos llena de orgullo y nos motiva enormemente para seguir ofreciendo una sanidad cada vez mejor.