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    “Cerca del 50% de las personas que participan en un programa de deshabituación tabáquica abandonan el hábito a largo plazo”

    El consumo de tabaco mata anualmente a más de 7 millones de personas en todo el mundo, cerca de 60.000 en España.  Sin embargo, y a pesar de conocer sus efectos nocivos, cada año, nuevas personas se inician en este hábito sin pensar en que ponen en riesgo su salud y la de quienes les rodean.  En la otra cara de la moneda están los fumadores, que, conscientes de los peligros que entraña el consumo, se plantean un día sí y otro también poner fin a esta adicción, aunque la gran mayoría sin mucho éxito.  Prueba de ello es que solo 1 de cada 10 fumadores que quieren dejar de fumar y lo intentan, lo consigue sin apoyo.
    Precisamente, para cambiar esta realidad, Povisa, como parte de su proyecto Povisa Saludable, cuenta con un programa de deshabituación tabáquica para ayudar a sus trabajadores en este camino lleno de tentaciones. El doctor Eulogio Pardo, Médico del Trabajo de Povisa, nos explica cómo afrontar este proceso y las pautas a seguir para evitar las recaídas.
    ¿En qué consiste el programa?
    Se trata de un proceso de acompañamiento médico y de apoyo profesional continuado para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. Les orientamos sobre las pautas a seguir, les explicamos qué ocurre en cada fase del tratamiento y controlamos la medicación, en caso de estar indicada. 
    Son muchos los fumadores que quieren dejar de fumar porque son conscientes de que este hábito es perjudicial para su salud, pero confiesan que les gusta y no terminan de involucrarse. ¿Para que el programa funcione es necesario que la persona tenga ya un convencimiento previo de querer dejar el tabaco?
    El factor más importante del programa es el convencimiento de querer dejarlo. Todo lo demás es adaptable y modificable. Si desde el comienzo no hay esta convicción, el objetivo va a ser mucho más difícil de alcanzar.
    Eulogio Pardo,
    responsable de Medicina del Trabajo de Povisa
    ¿Con qué actitud debe enfrentarse un fumador al programa?
    Con la actitud positiva de quien está convencido de hacer algo y con la ilusión de dejar un hábito pernicioso para la salud y que todos conocemos como perjudicial para el entorno personal.
     Dicen que los primeros 15 días sin fumar son los peores. ¿Qué etapas o retos tiene que superar el fumador durante el programa?
    Es en los primeros días cuando el fumador “nota” la falta de su dosis. Es el período de los síndromes de abstinencia. No todos somos iguales y no todos tenemos los mismos síntomas ante los mismos estímulos, pero en una deshabituación de cualquier tipo, tabaco, alcohol, cannabis o incluso alimentaria o deportiva, todos vamos a tener una fase de “echar de menos” nuestro antiguo hábito. El reto es asumir la nueva situación como propia y que se convierta en un nuevo hábito, así como que los comportamientos y los mecanismos de respuesta dejen de incluir el tabaco como respuesta válida. Se debe romper la automatización del consumo. Muchas veces, en las primeras fases, utilizamos sustitutos, pero corremos el riesgo también de caer en un nuevo hábito nocivo.
    ¿Qué es lo que no debe nunca hacer un fumador cuando está intentando dejar de fumar?
    Volver a fumar. Básicamente el entrenamiento se dirige a que el fumador no necesite fumar en ningún contexto. Es muy difícil de conseguir por muchas razones, pero aunque no podamos modificar los factores externos al fumador, sí podemos darle pautas y poner de manifiesto los beneficios de dejar de fumar para que los factores internos al fumador conlleven el rechazo al tabaco en todas las circunstancias.
    Las recaídas también suelen ser habituales. Saltarse la norma y fumarse un solo cigarrillo puede terminar con lo conseguido en semanas, meses o incluso años.
    Es cierto. Un fumador que ha dejado de fumar podría considerarse como un fumador inactivo. El impulso que le lleva a consumir no se anula fácilmente. No todos somos iguales ni respondemos de la misma forma ante el mismo estímulo, pero cuando un fumador recupera sensaciones y ambientes de fumador, tenemos el campo sembrado para que retome su adicción.
    ¿Hay algunas pautas que puedan servir de ayuda para prevenir las recaídas?
    Sí, hay que concienciar al fumador para que sepa qué hacer y pueda rechazar ese cigarrillo que le hace caer de nuevo en el hábito, pero no se puede asumir que todos vamos a tener la misma tenacidad ante determinadas situaciones. Tenemos técnicas de distracción, evitación, relajación, control de pensamiento, autoafirmación, etc., y aplicarlas requiere un entrenamiento que, en la medida de lo posible, se intenta ofrecer en consulta. Imagínese un fumador que ha dejado de fumar pero cuya pareja fuma. Imagine al que tiene 3 de cada 5 compañeros de trabajo fumadores. O el que tiene una vida social intensa que le hace convivir con ambientes de tabaquismo elevado. La gente no puede “bajarse” de su vida, pero podemos darle algunas formas de adaptarse, con sus nuevos hábitos. Éstos son casos más complejos, pero también más interesantes a nivel asistencial.
    ¿Qué consejos le podríamos dar a una persona que está pensando si participar en el programa?
    Más que consejos, podemos darle datos. Datos de cómo el tabaquismo influye terriblemente en su salud presente y futura. Explicarle al fumador que el tabaquismo es uno de los factores de enfermedad más intensos que existe, pero que tiene la ventaja de que lo podemos modificar, que no es ineludible. El consejo, si está pensando en dejarlo, es que se decida a acudir a la consulta para que podamos darle ese pequeño empujón que le falta entre el “pensar en participar” y el “convencimiento de participar”.
    Para animar a los participantes. ¿Cuál es el porcentaje de éxito de una experiencia de estas características?
    El porcentaje a corto plazo en muy elevado. También son frecuentes las recaídas, pero en conjunto, el beneficio es tan grande que lo de menos son las estadísticas. Se han publicado cifras de entre un 40 y un 50 % de abandono a largo plazo, pero no pueden ser extrapoladas de forma directa a todos los grupos poblacionales, ya que hay muchos condicionantes que pueden modificar la conducta. En un entorno laboral como el nuestro tenemos muchos factores a favor para que estas cifras sean mucho más elevadas, ya que estamos rodeados de “gente de la salud”.