- Rutinas de sueño y comidas, planificación, ejercicio físico diario, cuidar la higiene postural y evitar bebidas energéticas y cafeína son las claves para afrontar con una buena salud mental el final de curso
Vigo, 25 de mayo de 2023 – “El temor a la evaluación negativa es, en cierta medida, algo natural, pero se convierte en un problema cuando nos afecta de tal forma que nos bloquea y nos genera altos niveles de ansiedad”. Así explica Cristina Fanjul, psicóloga del hospital Ribera Povisa, la fina línea que separa la tensión y presión normales que sienten los estudiantes ante los exámenes del final de curso y la pérdida del control de los nervios o ataques de ansiedad que en ocasiones pueden sufrir.
La ansiedad es una reacción normal de las personas ante situaciones que no se controlan y que se puede manifestar de tres formas: fisiológica, motora y cognitiva. La primera incluye dolores de cabeza o estómago, sudoración de manos, sensación de ahogo, mareo… La ansiedad motora se manifiesta a través de movimientos constantes de manos y piernas, mientras que la cognitiva es la que nos impide concentrarnos y tomar decisiones. “Es la más poderosa porque es capaz de activar a las otras dos”, explica la especialista.
Ante los exámenes, es frecuente que un estudiante muestre alguno o algunos de estos síntomas, pero no son preocupantes a no ser que lleguen a limitar su vida normal. No obstante, cuando se experimentan con mucha intensidad y sin control, es conveniente acudir a un especialista, que ayudará al paciente a adquirir habilidades y estrategias para afrontar estas situaciones. “Para los estudiantes, una evaluación negativa tiene implicaciones muy importantes ya que de esa nota derivan muchas otras consecuencias como el poder seguir estudiando, elegir la carrera, acceso a becas cursos o un empleo público”, recuerda.
“Quedarse en blanco, por ejemplo, ocurre cuando los niveles de ansiedad son tan elevados que no sabemos gestionarlos. No ocurren solo ante un examen, sino ante cualquier situación que nos pueda desbordar”, subraya Fanjul. La psicóloga también da las claves para detectar un ataque de ansiedad, cuyos síntomas son la sensación de falta de aire, palpitaciones, la sensación de que se va a perder el control, mareo o ganas de llorar. “Son un cúmulo de sensaciones desagradables que, como no sabemos reconocer, nos desconciertan todavía más y hacen que la ansiedad siga aumentando. De ahí que mucha gente acuda a Urgencias con un ataque de ansiedad pensando que está sufriendo un infarto, por ejemplo”, aclara.
Para evitar estos ataques de ansiedad, Fanjul recomienda aprender y practicar ejercicios de relajación progresiva y respiración abdominal, así como planificar el estudio de forma realista, objetiva y flexible. Esto último incluye descansos, establecer rutinas de sueño (7-8 horas) y de alimentación, realizar actividad física –porque es saludable y favorece la concentración y el descanso–; evitar las bebidas energéticas y con cafeína; y cuidar la higiene postural.
