Pacientes sin patologías previas han acusado la aparición de rojeces y granos, sobre todo alrededor de la boca y la nariz.
Los especialistas insisten en la necesidad de usar la mascarilla para evitar contagios pero recomiendan cambiarla con frecuencia, lavar la cara dos veces al día, utilizar productos libres de grasas y llevar una dieta y una hidratación adecuada.
La mascarilla es un imprescindible en nuestro día. El COVID nos ha obligado a adoptar medidas de protección y seguridad que son clave para frenar la expansión del virus, y la mascarilla es, junto con el lavado habitual de manos y la distancia social, un elemento fundamental. Pero su uso, que en algunos casos se prolonga durante muchas horas al día, está afectando a la piel de la cara. Y para mitigar sus efectos, los dermatólogos del grupo sanitario Ribera recomiendan una buena higiene de la piel y cambiar y/o lavar la mascarilla a menudo, sobre todo para mitigar los efectos que esta barrera frente al COVID tiene sobre el acné y las personas con dermatitis.
La jefa de Dermatología de Ribera en el Hospital Universitario del Vinalopó, Irene Latour, explica que han detectado “un empeoramiento de las patologías de base, incluyendo el acné y la rosácea”. En especial, añade, “llama la atención el aumento de las dermatitis periorificiales, esto es, la aparición de rojeces, pápulas y pústulas, a las que comúnmente llamamos granos, sobre todo alrededor de la boca y la nariz”. Cristina de Daniel, dermatóloga en el Hospital Ribera Povisa, prácticamente coindice con su compañera del Vinalopó. “Entre los efectos más comunes en pacientes sin patología cutánea previa destaca el acné y la dermatitis irritativa”, explica. Para la doctora De Daniel el uso continuo de la mascarilla sin duda “ha agravado las patologías en pacientes con acné, rosácea, dermatitis perioral, atópica, seborreica o incluso la urticaria por presión”.
La doctora María Herrero, dermatóloga en el Hospital Universitario de Torrejón, asegura que “el uso de mascarilla se ha convertido en una herramienta fundamental para el control de la transmisión del coronavirus, pero está comprobado que su uso prolongado puede provocar efectos adversos sobre la piel”. La doctora Herrero detalla esas consecuencias en este vídeo.
Y es que patologías como el acné se ha comprobado que se agravan “por la oclusión que se produce sobre el poro, la humedad de los fluidos que retiene la mascarilla y el sobrecrecimiento de microorganismos, sobre todo cuando esta no se lava o se cambia con la frecuencia debida”, explica la dermatóloga de Povisa. “Respirar y hablar con la mascarilla durante mucho rato aumenta la humedad en esa zona de la cara y la piel respira peor, lo que dificulta el tratamiento de estos problemas en la piel”, añade la doctora Latour.
La doctora Herrero, dermatóloga en Torrejón, incide por su parte, en que diferentes estudios han demostrado las consecuencias del efecto oclusivo de la mascarilla, provocando además de un aumento de la humedad, un aumento de la temperatura cutánea, del pH y de la producción de sebo”. Además, añade, retiene en contacto con la piel la suciedad, microorganismos y restos de células muertas.
Y aunque no son efectos secundarios graves, tanto las irritaciones por el roce de gomas o tejidos como un aumento en la sequedad de la piel son otras consecuencias del uso de la mascarilla, que se están haciendo más evidentes con el paso de los meses y el aumento de su uso entre determinados colectivos, como niños, adolescentes y jóvenes cuando van a clase o trabajadores en diferentes puestos de atención al público, en fábricas, instalaciones o espacios cerrados. Según explica una de las dermatólogas de Ribera Povisa, la doctora De Daniel, “el roce constante de la mascarilla con nuestra piel daña la capa córnea y altera la barrera hidrolipídica, lo que puede llevar a la deshidratación de la piel”.
Por todo ello, los especialistas de Ribera recomiendan llevar varios recambios de mascarillas si van a pasar todo el día fuera de casa. Y en el caso concreto de quienes padecen acné, la doctora De Daniel apunta que mitigar los efectos de la mascarilla, “lo más importante es llevar una adecuada higiene, con lavado de cara dos veces al día, y usar por la noche productos específicos para tratar el acné, además de cambiarse la mascarilla con frecuencia y/o lavarla a diario”.
En el caso de las personas que tienen la piel atópica o muy sensible, el cuidado debe ser aún más intensivo “porque parten ya de una barrera cutánea alterada”, asegura la doctora De Daniel. Pese a todo, esta especialista insiste en que “aunque los problemas que causa en la piel la mascarilla alteran la calidad de vida de los pacientes, esta medida preventiva frente a la Covid-19 es necesaria para evitar el contagio, y el riesgo para la salud de no usar mascarilla es mayor que el beneficio en nuestra piel”. “Con el tratamiento adecuado, mejoran mucho los efectos secundarios que produce la mascarilla en la piel y ninguna patología cutánea, salvo la epidermólisis ampollosa o Piel de Mariposa, es lo suficientemente grave como para justificar no llevar mascarilla”, añade.