LLÁMANOS
PIDE TU CITA

PIDE TU
CITA

Una rehabilitación integral garantiza la mejor recuperación del daño cerebral

Casi medio millón de personas conviven en España con las secuelas del daño cerebral adquirido. En realidad, son muchas más, porque esta realidad no solo involucra a los pacientes afectados, sino a todo su entorno, como explican desde la Unidad de Daño Cerebral de Ribera Polusa.

Hay distintas causas que provocan el daño cerebral adquirido, ¿cuáles son las más prevalentes?

La principal causa de daño cerebral adquirido (DCA) es el accidente cerebrovascular (ACV), seguido de los traumatismos craneoencefálicos. También existen otras causas menos frecuentes, como los tumores, anoxias o infecciones. La incidencia varía a lo largo del ciclo vital de la persona; y si a partir de los 65 años es más frecuente que el origen de la lesión sea un ACV, en pacientes jóvenes cobran mayor relevancia los traumatismos craneoencefálicos.

Las consecuencias del DCA pueden afectar a aspectos como caminar o extender un brazo, pero además de esas implicaciones físicas hay otras secuelas menos evidentes, pero muy importantes.

Las consecuencias del daño cerebral son múltiples y afectan a todas las esferas vitales del paciente. Además de las secuelas físicas, es frecuente que se produzcan alteraciones en el lenguaje, disfagia, problemas para memorizar información nueva, dificultades atencionales, desorientación, dificultades para realizar razonamientos complejos o para elaborar planes. Por otra parte, puede haber alteraciones en el comportamiento. Todas ellas provocan un cambio brusco en la funcionalidad e independencia del paciente y, por tanto, en los roles vitales que desempeña. Por eso es frecuente que haya alteraciones emocionales asociadas.

El tratamiento de rehabilitación debe implicar a neurología, medicina interna, medicina física y de la rehabilitación, enfermería, fisioterapia, logopedia, neuropsicología y terapia ocupacional

Hay que seguir trabajando la concienciación colectiva sobre las barreras a las que se enfrentan estas personas.

Sensibilizar a la población y facilitar información sobre el daño cerebral adquirido y sus secuelas aumentará la toma de conciencia acerca de las dificultades diarias a las que se enfrentan. Además, esto permitirá su inclusión en todos los ámbitos, eliminando prejuicios, y una adaptación de los entornos, haciéndolos más accesibles física y cognitivamente. Debemos hacer un ejercicio de escucha activa con las personas con daño cerebral adquirido. Atender y entender sus necesidades y escuchar sus experiencias nos ayudarán a eliminar esas barreras.

Para reducir el impacto de las secuelas es crucial hacer una buena rehabilitación, ¿cuándo debe iniciarse?

En cuanto el paciente se encuentre estable a nivel clínico, el proceso de rehabilitación se iniciará lo antes posible. Además, es conveniente que el tratamiento sea integral, intensivo, multidisciplinar (neurología, medicina interna, medicina física y de la rehabilitación, enfermería, fisioterapia, logopedia, neuropsicología y terapia ocupacional) y que se adapte a las dificultades del paciente, pero también a sus fortalezas y preferencias.

De forma genérica, ¿cuáles son las distintas etapas de un proceso de rehabilitación?

El primer paso es realizar una valoración lo más completa posible del paciente. Esta valoración debe incluir aspectos físicos, cognitivos, emocionales y comportamentales. Se trata de determinar su nivel de funcionalidad. En ese momento también se debe valorar el contexto social y familiar, con el fin de concretar sus necesidades. Tras la valoración se establecerán los objetivos de trabajo para iniciar la intervención. Durante todo el proceso será necesario ir reevaluando los objetivos y su cumplimiento, y establecer objetivos nuevos. Cuando se hayan logrado o se aprecie un estancamiento definitivo en la recuperación, será el momento de finalizar la intervención.

El trabajo psicológico con el paciente, para que acepte su nueva realidad, es una parte importante de ese proceso.

Durante el proceso de rehabilitación se deben atender todas las necesidades del paciente, incluidas las emocionales. Tras sufrir un daño cerebral se inicia un proceso de adaptación, tanto en el paciente como en su entorno. Es importante facilitar la expresión emocional y trabajar en el afrontamiento de la situación. Es frecuente que se den reacciones de duelo, estados de shock o de negación. Tener en cuenta y atender todos estos aspectos repercute positivamente en el estado de ánimo del paciente y en su recuperación. 

También es vital ofrecer formación al entorno del paciente para saber cómo actuar en la nueva situación.

El entorno, formado por la familia, los amigos y cuidadores, es de vital importancia en todo el proceso. Todos sirven de ayuda durante el tratamiento, acompañando y motivando al paciente. Ya sea durante la rehabilitación o al final de esta, es frecuente que surjan dudas en la familia o cuidadores o que sea necesario facilitar pautas de cuidado y manejo del paciente. Por ello, el entorno debe recibir información y formación a lo largo de toda la intervención.