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Laura Carballal: «Dejar doce horas entre el desayuno y la cena aporta muchos beneficios»

La proximidad del verano llena los gimnasios y las consultas de los nutricionistas, a donde muchos pacientes acuden cargados de falsas creencias y expectativas irreales, como explica esta profesional de Ribera-Polusa Lugo.

¿Estos meses acude más gente a su consulta buscando ayuda para bajar unos kilos en poco tiempo?

Sí, con la llegada de la primavera solemos ver un aumento en la demanda. Son pacientes que buscan un fin estético y a veces, aunque con menor frecuencia, casi a cualquier coste. 

Ese «cualquier coste» puede implicar muchos peligros.

El intrusismo que sufre nuestra profesión, junto con los intereses comerciales de la industria, hacen que el paciente acuda a la consulta del nutricionista lleno de mitos y falsas creencias, buscando resultados a través de dietas milagro o de la toma de productos sustitutivos o de productos a los que se les atribuyen determinadas propiedades, como diuréticos, vitaminas… sin que exista una valoración ni supervisión del profesional adecuado. Ahí, nuestra labor no es otra que la de llevar a cabo una educación nutricional y de instauración de hábitos según las demandas nutricionales de cada paciente, atendiendo a sus características, que incluyen la valoración de las patologías que el paciente tenga diagnosticadas, los tratamientos farmacológicos…. es decir, la elaboración de una buena historia clínica, además de tener en cuenta su composición corporal, la etapa de la vida en la que se encuentra y su nivel de actividad física.

Las dietas restrictivas están detrás de un alto porcentaje de pacientes que después sufren trastornos de la conducta alimentaria

¿Diría que los pacientes siguen pidiendo una dieta restrictiva para lograr un objetivo puntual o están más mentalizados de que necesitan un cambio de hábitos?

Cada vez más, la población acude en busca de un cambio de hábitos. Las dietas que incluyen la restricción de macronutrientes –es decir, aquellos que necesitamos diariamente: hidratos de carbono, proteínas y grasas– junto con las dietas sustitutivas –que son aquellas que incluyen productos en sus ingestas en lugar de alimentos– están detrás de un alto porcentaje de pacientes que tiempo después sufren trastornos de la conducta alimentaria. Además, estas dietas, sostenidas en el tiempo, pueden acarrear problemas nutricionales, como déficits de vitaminas o minerales. Son efectos negativos que vemos a largo plazo, cuando el paciente ya no recuerda haber realizado ese tipo de restricciones.

Ese tipo de dietas también tienen efectos negativos a corto plazo.

Sí, y por ejemplo la persona, pese a bajar de peso con ellas, suele terminar con una composición corporal peor a la de inicio, ya que detrás de esa bajada rápida de peso hay una pérdida de tejido adiposo, pero también de masa muscular y de agua. La reducción de estos dos últimos compartimentos no resulta beneficiosa para nuestra salud, principalmente porque uno de los problemas que más detectamos en consulta tras realizar el estudio antropométrico o valoración de la composición corporal es el déficit de masa magra o de peso muscular, incluso en pacientes jóvenes.

Para ayudar a controlar el peso, ¿se sigue recomendando sustituir las tres comidas habituales por cinco más pequeñas?

La recomendación de hacer cinco tomas no es algo que podamos usar de forma general: dependerá del paciente en cuanto a su gasto energético y su contexto, tanto desde el punto de vista social como de las patologías que pueda tener. Lo que sí podemos aconsejar a la población general es tratar de hacer tres comidas al día, con horarios regulares, y dejar que entre la cena y el desayuno transcurran doce horas. Haciendo la cena antes de las nueve de la noche mejoraremos las digestiones, la calidad del sueño y ayudamos a mantener los ritmos circadianos.

¿Las necesidades nutricionales son distintas en invierno y en verano?

La sucesión de las distintas estaciones no es algo que vaya a cambiar nuestras necesidades nutricionales de manera importante. Ahora bien, la variedad de fruta y verduras que nos oferta esta época hace más sencilla su incorporación en nuestros platos. 

Las preparaciones con verduras frescas nos aportan vitaminas y antioxidantes, que nos protegem de la radiación solar

¿Hay alimentos o preparaciones que se deban priorizar a partir de ahora?

Podemos hacer preparaciones frías, que resultan tan apetecibles cuando hace calor, con una base de verduras frescas. De este modo también conseguiremos un buen aporte de vitaminas que actuarán como antioxidantes frente a agentes externos como puede ser la radiación solar. Aún así, una exposición solar segura y controlada nos ayudará a mantener unos buenos niveles de vitamina D, tan necesaria para nuestro sistema inmune y para la preservación de la salud ósea.

Con el calor también van a aumentar las necesidades de hidratación, ¿qué hay que tener en cuenta en este capítulo?

El aumento del consumo de fruta y verdura contribuye a que nuestro estado de hidratación sea mejor, pero sin olvidarnos nunca del consumo de agua, ya que las necesidades son mayores con el calor.

Otra de las recomendaciones de los nutricionistas es evitar las ‘calorías vacías’, ¿qué es lo que nos las aporta?

El término calorías vacías se refiere a aquellos productos cuyas calorías carecen de nutrientes; por ejemplo, es muy diferente un desayuno compuesto de café con leche, zumo de naranja con azúcar y una napolitana a uno que incluya café con leche, huevo revuelto con aguacate y una pieza de fruta. Pese a que el valor en calorías pueda ser similar, este último se compone de hidratos de carbono, grasas saludables y proteínas, además de vitaminas, minerales y fibras; mientras que la primera elección es muy pobre en proteínas y alta en grasas saturadas e  hidratos de rápida absorción carentes de micronutrientes.

Más información en: Ribera-Polusa