LLÁMANOS
PIDE TU CITA

PIDE TU
CITA

«La radiología moderna no se puede entender sin la inteligencia artificial»

La medicina no podría haber alcanzado el nivel del que goza en la actualidad sin la precisión que aporta la radiología. Además de diagnósticos concluyentes, la especialidad cuenta con una parte intervencionista que permite solucionar numerosos problemas, evitándole al paciente los riesgos y molestias de una intervención quirúrgica, como explica el doctor Manuel Lauda, responsable del Área de Radiodiagnóstico de Ribera Polusa

El 8 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Radiología, ¿podría existir la medicina moderna sin ella?

Indudablemente, no. Desde el descubrimiento en 1895 de los rayos X por el considerado como padre de la radiología, Wilhelm Conrad Röentgen, y su posterior aplicación al campo de la medicina, lo que en principio fue una gran revolución de la ciencia médica se ha convertido en una especialidad en constante evolución, con la incorporación y el posterior perfeccionamiento de nuevas técnicas al servicio tanto del diagnóstico médico como también de la terapéutica, con el desarrollo de la rama intervencionista de la especialidad. Cuando yo empecé la carrera de medicina, en el año 1984, nos enseñaban que los exámenes de radiología se incluían dentro de lo que hasta hoy en día se conoce bajo la denominación de pruebas complementarias a la clínica, que era la base del diagnóstico. El constante desarrollo tecnológico ha hecho que la radiología e imagenología médica sean pilares fundamentales e insustituibles para el diagnóstico, y la radiología intervencionista, también una parte muy importante de la terapéutica actual.

¿Puede haber un diagnóstico certero sin la preceptiva constatación radiológica?

Sí puede haberlo, y ahí están las enfermedades que se describen como de «diagnóstico clínico». Pero lo que es indudable es que vivimos en la era de la imagen y de las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina, lo que ha contribuido enormemente al desarrollo de esta última, tanto en el campo del diagnóstico (cada vez más preciso y precoz), como en el de la terapéutica y la medicina preventiva. En este último aspecto hay que reseñar la consolidación de protocolos de screening radiológico para la detección precoz de enfermedades, tanto tumorales  como no tumorales.

Vivimos en la era de la imagen y de las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina

De las técnicas disponibles, ¿cuál se cree que ha supuesto la mayor revolución de la especialidad? 

Todas ellas han sido importantes, contextualizándolas en el tiempo y en la evolución de la medicina. Imagine la revolución que supuso que en 1895 el profesor Röentgen lograse ‘fotografiar’ el esqueleto de la mano de su esposa. Posteriormente, la computerización de la imagen radiológica, que alcanzó su máxima expresión con el descubrimiento y desarrollo del Tac, permitió acceder a estructuras antes ‘mudas’ para la radiología convencional, como pueden ser el cerebro o la médula espinal, evitando así exploraciones tan invasivas y peligrosas como la neumoventriculografía (inyección de aire en la cavidad del cerebro) o la mielografía (inyección de contraste en el canal de la médula espinal). La resonancia magnética y los ultrasonidos aplicados el diagnóstico médico (ecografía) supusieron también otra gran revolución en la imagen, constituyendo pruebas de alta sensibilidad y fiabilidad diagnóstica, en el caso de la primera, y de fácil reproducibilidad en la segunda; todo ello sin la utilización de radiaciones ionizantes. Otras pruebas como la gammagrafía o la tomografía por emisión de positrones (Pet), nos permitieron conocer mucho más sobre la extensión y actividad metabólica de ciertas enfermedades. En general, todas las pruebas son o han sido importantes dentro de la radiología, y en cierto modo resultan complementarias unas con otras.

La lógica dicta que en el futuro seguirá habiendo grandes avances. ¿Pueden intuir por dónde irán?

Es muy difícil responder. La medicina es una ciencia en constante desarrollo y por eso se dice que  el buen médico nace, crece y muere estudiando. Lo más probable es que se desarrollen nuevas técnicas que surjan del perfeccionamiento y combinación de las actuales, con la aplicación también de nuevas tecnologías dentro del ámbito de la inteligencia artificial, la informática y, probablemente, la ingeniería genética, entre otras. El desarrollo de la radiología, y de la medicina en general, pasa cada vez más por la creación de grupos multidisciplinares de trabajo, y no necesariamente todos ellos en el ámbito médico. Tienen mucha importancia también los físicos, farmacéuticos, químicos, ingenieros, informáticos… Cada grupo aporta su grano de arena en el desarrollo de estas nuevas técnicas.

El desarrollo de la radiología, y de la medicina en general, pasa cada vez más por grupos multidisciplinares de trabajo

Nos hemos referido a la parte técnica, pero esta se queda vacía sin un profesional que la interprete. ¿Qué cualidades debe tener un buen radiólogo?

Ante todo, creo que debe ser un enamorado de la profesión. Esta es una profesión vocacional por definición. Luego, la constancia y el orden de pensamiento son determinantes. La interpretación de los hallazgos en imagen requiere un notable esfuerzo mental y de atención, muchas veces rutinario. Por ello es imprescindible llevar siempre un orden de lectura de la imagen para lograr una adecuada interpretación, minimizando así los errores por omisión o por fatiga. Después, la intuición, los conocimientos, el manejo informático y otros valores constituyen un plus muy importante. Creo que cada vez es más imprescindible el diálogo y la colaboración con el clínico, y la constitución de grupos de trabajo, sobre todo en grandes centros hospitalarios. Y, finalmente, son la experiencia y el afán de aprender lo que te permite crecer plenamente a nivel profesional y que luego, a su vez, seas capaz de transmitir esos conocimientos a las futuras generaciones de radiólogos.

¿Cree que en el futuro la IA podría recortar su papel?

¡Ja, ja,ja, o apoderarse de nosotros! Ya en serio, no lo creo. La IA es una parte fundamental en el desarrollo de las técnicas de imagen y nos valemos de ella para automatizar tareas manuales que nos restarían tiempo efectivo de diagnóstico; diseñar protocolos de actuación eficientes; para realizar análisis cuantitativos que después nos ayudan a nosotros a interpretar los hallazgos, o, simplemente, para programar exploraciones secuenciales repetitivas que nos permiten optimizar el tiempo del estudio radiológico y el confort del paciente. No se entendería la radiología moderna sin la IA, pero no creo que se vuelva nuestro ‘terminator’.

Por parte de los pacientes hay una gran demanda de pruebas como el Tac o la resonancia, ¿qué porcentaje de ellas no serían en realidad necesarias?

Este es un tema muy complejo e implica a múltiples escalafones dentro de la organización sanitaria. El aumento de la variedad y disponibilidad de pruebas de imagen en general determina una mayor demanda. Sin embargo, entre todos debemos buscar siempre ese equilibrio entre coste-efectividad diagnóstica-confort del paciente para conseguir un diagnóstico razonablemente efectivo dentro del marco presupuestario de la medicina, tanto pública como privada (las cuales yo considero únicas, aunque con una diferente gestión) y con el menor riesgo lesivo para el paciente. Para ello es imprescindible la constante creación y mejora de protocolos de actuación en pruebas de radiodiagnóstico, en los que deben implicarse tanto los políticos como los gestores y los propios facultativos, así como el desarrollo de programas de educación sanitaria e información a los pacientes. Solo con la colaboración de todos lograremos mantener un sistema sanitario que resulte lo más efectivo posible.

Tanto la medicina privada como la pública deben buscar el equilibrio entre coste-efectividad-confort del paciente

Además de diagnosticar, la radiología también trata. ¿En qué casos lo hace?

La radiología intervencionista es una de las ramas de nuestra especialidad que más desarrollo tecnológico ha experimentado. Quizás el campo más conocido sea el de la radiología vascular, donde se pueden tratar las obstrucciones de los vasos que aportan el riego sanguíneo a los órganos, producidas normalmente por acúmulo de colesterol en forma de placas en el interior de las arterias. Así, podremos prevenir la aparición de úlceras o gangrenas en los miembros inferiores mediante la colocación de ‘muelles’ o stents que reparen esas obstrucciones. También se previene el ictus con la colocación de estos stents en los vasos que irrigan el cerebro. Además, la colocación de endoprótesis mediante técnicas de radiología intervencionista permite tratar las dilataciones o aneurismas de las grandes arterias del cuerpo, como pueda ser la aorta, sin necesidad de la intervención quirúrgica del paciente, lo que facilita enormemente su recuperación. También los aneurismas cerebrales pueden ser tratados sin necesidad de intervención mediante la colocación de clips de embolización, con técnicas radiológicas. La radiología intervencionista también nos permite, por ejemplo, tratar obstrucciones del tubo digestivo, como las de esófago o colon, en muchos centros en colaboración con los digestivos, o en el caso anterior de la radiología vascular, con los cirujanos vasculares. También es posible ‘taponar’ el sangrado de determinados órganos mediante técnicas de radiología intervencionista sin necesidad de cirugía.

Y todavía hay más campos de actuación. 

Hay otra infinidad de aplicaciones no menos importantes, como la toma de muestras de biopsia de órganos poco accesibles, la colocación de reservorios para medicación en pacientes oncológicos, tratamiento de los problemas de fístulas en pacientes sometidos a hemodiálisis, derivación de la orina en pacientes con obstrucciones urinarias (como cálculos) mediante la colocación de catéteres de drenaje o nefrostomías… y un largo etcétera de procedimientos, que en general, lo que tienden es a disminuir el riesgo quirúrgico para el paciente.