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«La incontinencia también puede presentarse en mujeres jóvenes»

De incontinencia urinaria se habla poco. Y no debería ser así, ya que su prevalencia es elevada, superior a la de otras patologías como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis. La Asociación Española de Urología estima que una de cada tres mujeres a partir de los 50 años han experimentado pérdidas de orina en alguna ocasión. El cariz positivo lo aporta el doctor Ángel Núñez López: hay muchos tratamientos y terapias que pueden ayudar a controlarla e incluso a superarla.

¿Cuándo se puede hablar de que existe un problema de incontinencia urinaria femenina?

La incontinencia urinaria se define como cualquier fuga involuntaria de orina a través de la uretra.  Esto supone un problema cuando una mujer experimenta esas pérdidas con suficiente frecuencia o en cantidad que afecta a su calidad de vida. Es decir, si la incontinencia ocurre varias veces a la semana o diariamente, si limita actividades cotidianas como el ejercicio o el trabajo, si la situación causa sentimientos de incomodidad o vergüenza, si genera dependencia de productos absorbentes como compresas o pañales, o si le provoca interrupciones del sueño por la necesidad de levantarse varias veces a orinar.

Una vez definido el problema, ¿podría explica cuáles son los distintos tipos de incontinencia que existen?

Hay que definir los distintos tipos de incontinencia para un enfoque terapéutico adecuado a cada uno. La incontinencia de esfuerzo es la que se produce cuando se ejerce presión sobre la vejiga al toser, estornudar, reír, hacer ejercicio o levantar pesos. Es común en mujeres después del embarazo y del parto. Otro tipo es la incontinencia de urgencia, cuanto se siente una necesidad repentina e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria de orina, porque no da tiempo a llegar al baño. Una causa puede ser la llamada vejiga hiperactiva, que cursa con urgencia y aumento de frecuencia miccional, con o sin incontinencia de urgencia. Y, por último, está la incontinencia mixta, que es una combinación de las otras dos y que presenta síntomas de ambas.

¿Puede presentarse durante la juventud?

Sí, la incontinencia urinaria puede presentarse en mujeres jóvenes, aunque es menos común que en mujeres mayores. 

¿En qué situaciones aparecería?

Hay varias situaciones en las que las mujeres jóvenes pueden experimentar incontinencia urinaria, como el embarazo y el parto, que pueden debilitar los músculos del suelo pélvico y dañar los nervios que controlan la vejiga; también por infecciones urinarias, anomalías anatómicas congénitas o enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple.

Infecciones urinarias, anomalías anatómicas congénitas o enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, pueden desencadenar una incontinencia

Lo más común es que la incontinencia empiece durante la menopausia, ¿cómo se manifiesta?

La pérdida involuntaria de orina es una de las consecuencias más frecuentes de la menopausia, ya que el descenso en la secreción de estrógenos hace que se debiliten los músculos que controlan la vejiga y la uretra. También puede estar causada por la alteración de los músculos y los tejidos del suelo pélvico cuando se han tenido uno o varios partos vaginales.

Las pacientes deben saber que tiene solución, ¿cuáles son los frentes desde los que se puede actuar?

Es importante que cada mujer consulte con su urólogo para determinar el tratamiento más adecuado según sus necesidades específicas. Según el tipo de incontinencia y la gravedad se eligen pautas de menos a más invasivas:

–Cambios en el estilo de vida, que incluyen evitar bebidas irritantes para la vejiga, como café o alcohol, y el mantenimiento de un peso saludable para reducir la presión sobre la vejiga.

–Realizar ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Existen tablas de ejercicios para realizar en casa o también se puede acudir a centros de fisioterapia especializados en rehabilitación del suelo pélvico. 

–Tratamientos médicos. Existen fármacos para reducir los síntomas, como los anticolinérgicos, que disminuyen la frecuencia y el apremio en la incontinencia de urgencia.

–Procedimientos no quirúrgicos, entre los que está la estimulación eléctrica, que fortalece los músculos del suelo pélvico mediante impulsos eléctricos. También las técnicas de biofeedback, que ayudan a las mujeres a aprender a controlar mejor los músculos del suelo pélvico.

–Intervenciones quirúrgicas, desde la inyección de toxina botulínica en vejiga (bótox) para las pacientes con vejiga hiperactiva o vejiga neurógena, que tienen incontinencia de urgencia; a la colocación de cintas o mallas por debajo de la uretra, para la incontinencia de esfuerzo.

La cirugía es siempre la última opción, ¿en qué casos se debe acudir a ella?

Cuando no mejoran los síntomas al poner en práctica otras medidas conservadoras, como rehabilitación del suelo pélvico en el caso de la incontinencia de esfuerzo, o los tratamientos farmacológicos, en el caso de la incontinencia de urgencia. También cuando la incontinencia afecta gravemente a la calidad de vida, limitando actividades diarias, o cuando la paciente prefiere una solución quirúrgica si otros tratamientos no le han dado suficiente alivio.

¿Qué le diría a una paciente que lleve años conviviendo con esta patología porque piensa que no tiene solución?

La incontinencia urinaria es un problema común, especialmente entre las mujeres mayores, pero no es algo que se deba aceptar como inevitable. Hoy en día hay muchos tratamientos y terapias que pueden ayudar a manejarla e incluso a superarla. Lo más importante es consultar con un médico especialista, hacer una evaluación detallada del caso y encontrar el tratamiento más adecuado. Nunca es tarde para buscar ayuda y mejorar el bienestar.