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«Hay tratamiento para la depresión postparto, pero casi nunca se diagnostica»

La vida de una mujer cambia por completo al dar a luz, especialmente si lo hace por primera vez. Hay euforia, amor, felicidad… pero también son normales emociones como la ansiedad, la frustración o el miedo, según señala la psicóloga Belén Vázquez.

El postparto es un periodo de adaptación para la mujer. ¿Qué emociones puede sentir durante esta etapa?
El postparto es un periodo de adaptación y reajuste, uno de los momentos vitales más importantes y, como todos los cambios vitales, va acompañado de estrés. Inicialmente, y debido al pico de oxitocina, es bastante usual que nos invada la euforia, seguida de una montaña rusa de emociones. Aunque continúa habiendo picos de oxitocina, estos no serán tan intensos como en el parto y también es común que aparezcan otras emociones difíciles de sostener: tristeza, ansiedad, enfado, miedo… En ocasiones, las vivencias no son las esperadas, por expectativas erróneas o por otras circunstancias como la experiencia del parto, por ejemplo, y puede darse un malestar intenso por los cambios corporales, por los cambios en el sistema familiar o por las relaciones sociales, que también se modifican. 

La tristeza es una de las emociones que se presentan más frecuentemente.
Sí, en ocasiones puede haber un estado de tristeza transitoria leve, que se inicia en los primeros días tras el parto y que finaliza en aproximadamente dos semanas. Es lo que se conoce como disforia de postparto y está influida por la caída hormonal. En este caso será importante atender a cómo fue el parto y cómo se sintió la mujer en esos momentos, así como normalizar esa tristeza, sin patologizarla, puesto que no es lo mismo que la depresión posparto.

Emocionalmente, ¿cuánto tiempo dura la etapa de adaptación?
La Real Academia Española (Rae) define el postparto o puerperio como el «período comprendido desde que la madre pare a su bebé hasta que el organismo de la madre vuelve a su estado anterior, alrededor de 40 días». Hay otras definiciones más actualizadas que tienen en cuenta lo emocional y el desarrollo psíquico del recién nacido, haciendo referencia a un tiempo que es indeterminado y que dependerá del momento en que el bebé salga de la esfera emocional de la madre para comenzar de forma progresiva una andadura propia y autónoma. Teniendo en cuenta esto, en la actualidad se distinguen cuatro etapas: puerperio inmediato (que comprende las primeras 24 horas), puerperio temprano (desde el segundo al séptimo día), puerperio ampliado (del octavo día hasta que termina el sangrado, aproximadamente 40 días después del parto) y puerperio emocional (desde el fin de la cuarentena hasta que el bebé sale de la esfera emocional de la madre). Podemos decir que desde un punto de vista psicológico, una madre puede tardar hasta un año en recuperarse.

Desde un punto de vista psicológico, una madre puede tardar hasta un año en recuperarse

Ha distinguido la disforia postparto, un proceso adaptativo pero no patológico, de la depresión postparto. ¿Dónde se sitúa línea que las separa?
Tal como hemos dicho antes, sentir emociones como tristeza, ira o rabia puede entrar dentro de lo normal en el postparto, sin embargo, si esta situación se alarga más de dos o tres semanas o no podemos sostenerla, es el momento de pedir ayuda a una psicóloga perinatal. La depresión postparto puede aparecer en cualquier momento durante el primer año de vida de nuestro bebé, y no necesariamente en el postparto inmediato. Es muy importante no desatender nuestras emociones en esta etapa de la vida. La depresión postparto tiene tratamiento, pero casi nunca se diagnostica.

¿Hay características personales o ambientales que puedan favorecer el desarrollo de un trastorno emocional?
Que la mujer se sienta informada, respetada y dueña de su parto podría ser el factor más determinante en la satisfacción materna con respecto al proceso de dar a luz. Del mismo modo que un parto natural puede resultar una experiencia positiva para una mujer y terrible para otra; un parto inducido o una cesárea pueden transformarse en una experiencia maravillosa o negativa. Esto también ocurre con las circunstancias que nos pueden haber llevado a decidir dar biberón y muchas madres podemos entrar en conflicto al tomar esta decisión, sin validar la experiencia. Las hormonas son claves en el postparto, sobre todo la oxitocina, que facilita la conducta materna. Esta hormona es producida principalmente cuando nuestro sistema nervioso parasimpático está activado y guarda relación con los estados de calma. En el contexto del postparto y a pesar de que la oxitocina suele asociarse a la paz y a la calma, también nos ayuda a mantenernos alerta para poder defender a nuestras criaturas de posibles amenazas. Por tanto, si nos sentimos seguras, la oxitocina podría ayudarnos a conseguir un estado de calma y relajación, así como, en el momento que percibimos una amenaza —aunque no tiene por qué ser real— esta hormona también hará que nos sintamos más sensibles y reactivas.

Además, sus consecuencias no solo afectan a la mujer, sino también al bebé.
La psicopatología en el posparto interfiere en los cuidados, en la lactancia y en la relación de madre e hijo, y puede impactar negativamente en la construcción del vínculo con el bebé, en la adquisición del lenguaje del pequeño, en su desarrollo psicomotor y en el sueño infantil. Este impacto estará mediado por la presencia o ausencia de aspectos protectores o amortiguadores. En la mujer, la psicopatología habitual puede ser insomnio, depresión y/o ansiedad, pero también pueden darse trastornos más severos, como la psicosis postparto.

El postparto es un período de transición, con luces y sombras, pero sin duda está repleto de aprendizajes

Existen patrones sociales sobre lo que debe ser la madre ideal o la familia perfecta que van a influir en el subconsciente de la mujer, ¿cómo puede enfrentarse a ellos?
No todas las mujeres que se convierten en madres reciben a sus bebés de la misma manera ni van a recibirse ellas mismas por igual en la maternidad, por eso será muy importante no juzgar cada una de las experiencias, sino escucharlas. Las expectativas que cada mujer tiene sobre esa ‘madre ideal’ o ‘familia perfecta’ estarán influidas notablemente por la experiencia con la familia de origen de cada una y los valores y creencias relacionadas. Existen muchas realidades pero la soledad, la presión, el miedo o el caos también pueden formar parte de ser madre; sin embargo, arquetipos modernos de maternidad pueden hacer que la mujer se cuestione frecuentemente y tenga la sensación de no llegar a todo, de que su cuerpo no se logra recuperar a buen ritmo, etc. El postparto es un período de transición, con luces y sombras, pero sin duda está repleto de aprendizajes.

Para la mujer es importante contar con una red de apoyo.
Está científicamente demostrado que el apoyo social percibido es una variable que influye claramente para lograr bienestar psicológico, por lo que el apoyo de grupos de otras mujeres, por ejemplo, será de gran ayuda para ajustar esas expectativas. La compañía de otras mujeres o de personas próximas que las sostengan, escuchen, aconsejen e incluso las apoyen a nivel logístico es una buena forma de enfrentarse a ello. En casos donde la situación sobrepase a la mujer a nivel emocional, puede solicitar ayuda a un psicólogo o psicóloga especialista en salud mental perinatal, tanto para el acompañamiento en los cambios que experimentará en este período como para el inicio de psicoterapia, si fuese necesario. La fusión emocional que se da entre la madre y el bebé proporciona una ventana de oportunidad para el trabajo en terapia, un momento único, que favorece el autoconocimiento.