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Carlota Íñiguez, reumatóloga: «Si el niño evita usar una articulación al despertarse, es un síntoma de artritis»

  • Un pico de fiebre nocturno junto a un sarpullido que aparece y desaparece, una ligera cojera al levantarse o una rodilla que se hincha sin causa aparente pueden ser indicadores de artritis idiopática juvenil, la enfermedad reumatológica más común durante la infancia y adolescencia, como confirma Carlota Íñiguez, reumatóloga de Ribera Polusa.

Las enfermedades reumatológicas no afectan solo a los adultos, también las sufren niños y jóvenes.
Así es, las enfermedades reumatológicas pueden aparecer en cualquier edad, incluyendo la infancia y adolescencia. Además, el impacto que tienen en estas edades tempranas puede ser importante, ya que pueden interferir con el desarrollo físico, el rendimiento escolar, la actividad deportiva y la calidad de vida emocional y social de los pacientes. Además, si queda alguna secuela esta se va a arrastrar durante toda la vida, por lo que en los casos de afectación juvenil un diagnóstico y tratamiento tempranos son clave para evitar secuelas funcionales.

La artritis idiopática juvenil es la que presenta una mayor incidencia en estos grupos de población, ¿en qué consiste?
Efectivamente, la artritis idiopática juvenil (AIJ) es la patología reumatológica más común en menores de 16 años. Se trata de un término para englobar un grupo heterogéneo de inflamación articular persistente durante al menos seis semanas, sin causa conocida una vez que se han descartado otras enfermedades como infecciones, traumatismos o tumores. Existen varias formas clínicas (oligoarticular, poliarticular, sistémica, entesitis relacionada… entre otras), cada una con unas características inmunológicas y un pronóstico distintos.

El diagnóstico y tratamiento tempranos son clave en los casos de afectación juvenil para evitar secuelas, que se pueden arrastrar durante toda la vida

Ha mencionado que no se conoce la causa que la desencadena, pero ¿qué hipótesis se barajan?
La AIJ sigue siendo una enfermedad de causa ‘idiopática’, pero se han identificado factores genéticos (como la asociación con unas proteínas, los antígenos leucocitarios humanos o HLA) y ambientales (como algunas infecciones o traumatismos) que contribuyen a su desarrollo, aunque ninguno específico. También se han descrito alteraciones en la respuesta inmune implicadas en la inflamación. Actualmente se están desarrollando múltiples estudios sobre esta patología, por lo que en los próximos años se ampliarán los conocimientos en este campo.

¿Su impacto en Galicia es el mismo que en otras zonas?
Los estudios específicos en Galicia son limitados pero, en general, la incidencia en España en 2014 se estimó entre 1,6 y 23 casos por cada 100.000 niños, con una prevalencia de entre 3,8 y 400 casos por cada 100.000 habitantes. No hay datos que indiquen una incidencia más elevada en Galicia, aunque factores como el acceso a especialistas y la conciencia diagnóstica pueden influir en la detección precoz.

¿Tiene algún síntoma inicial inequívoco?
Algunos síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades o no atribuirse a esta patología, pero hay que consultar si se presenta rigidez matutina –niños que evitan usar una articulación al despertarse–, cojera sin dolor evidente, rechazo a caminar, cambios en la escritura o en el uso de las manos, fatiga o irritabilidad persistente. Hay que estar atentos para evitar que el diagnóstico se retrase.

Hay factores genéticos y ambientales (como algunas infecciones o traumatismos) que contribuyen al desarrollo de la AIJ

Además de esos síntomas, ¿qué otras manifestaciones presenta?
En la AIJ podemos observar inflamación articular (con dolor, calor, hinchazón y limitación funcional), rigidez (especialmente por la mañana), fiebre y erupción en la forma sistémica, también fatiga crónica y en algunos casos, uveítis (inflamación ocular). 

Ha hecho referencia a la importancia del diagnóstico precoz. ¿Puede cambiar el curso de la enfermedad?
Sí, absolutamente. Un diagnóstico precoz permite iniciar el tratamiento de forma temprana, lo que reduce el riesgo de daño articular irreversible, mejora la función física y previene complicaciones como deformidades o retraso en el crecimiento. También mejora la calidad de vida y la integración escolar y social del niño, que resultan fundamentales para su correcto desarrollo.

¿Hay tratamientos específicos para la artritis idiopática juvenil o se usan los mismos que en otras formas de la enfermedad?
Para este tipo de patología se utilizan tratamientos adaptados en función de la edad y forma clínica, ya que aunque comparte mecanismos con la artritis del adulto, las dosis, estrategias y consideraciones (crecimiento, vacunas, escolarización) son particulares en pediatría. Se utilizan AINEs, corticoides, metotrexato y, en casos más graves o refractarios, terapias biológicas (como inhibidores de TNF, IL-1 o IL-6). 

¿Una enfermedad reumática juvenil puede predisponer a ese paciente a sufrir otras dolencias autoinmunes, como la fibromialgia?
No necesariamente predispone a sufrir enfermedades como la fibromialgia, aunque esta puede coexistir en la adolescencia o adultez, sobre todo en pacientes con dolor crónico o inactividad. Sin embargo, algunos pacientes con AIJ pueden desarrollar otras dolencias autoinmunes, como psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal, dependiendo del subtipo y de la predisposición genética.