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Así podrás mantener a raya el dolor de espalda

Noticia publicada por El Progreso

El Hospital Ribera Polusa ha puesto en marcha la Escuela de Espalda. Su objetivo es enseñar al paciente qué actividad física debe incorporar a su rutina para ganar calidad de vida y prevenir las recaídas

El dolor crónico de espalda es una de las patologías que provoca más discapacidad en la población, impactando de forma considerable en la calidad de vida de los pacientes. Por eso, el ejercicio terapéutico guiado por un fisioterapeuta se ha convertido en una herramienta indispensable para prevenir y tratar patologías del raquis. En el equipo del hospital Ribera Polusa queremos que los pacientes sean protagonistas de su recuperación, aplicando nuestros ejercicios y recomendaciones a su entorno personal, deportivo o laboral, optimizando así el tiempo empleado en las sesiones.

El Hospital Ribera Juan Cardona de Ferrol y el hospital Ribera Polusa ofrecieron el pasado mes de octubre una primera sesión de la Escuela de Espalda, una iniciativa puesta en marcha por el servicio de fisioterapia de estos centros y dirigida a todos los profesionales de la especialidad, con el objetivo de reforzar la formación en el manejo del ejercicio terapéutico. El objetivo final es dotar a los pacientes de una herramienta práctica, como es el ejercicio, que pueden incorporar a su rutina para mejorar su calidad de vida y prevenir las recaídas.

Beneficios

El ejercicio terapéutico dirigido por un fisioterapeuta desempeña un papel crucial en el manejo de las patologías crónicas de espalda. Al garantizar una supervisión profesional y un enfoque personalizado se maximizan los beneficios para el paciente. Algunos de los más notables serían: 

  • Diseño personalizado. Se evalúan de manera integral las necesidades específicas de cada paciente, diseñando programas de ejercicio que abordan las disfunciones específicas, como debilidad muscular, rigidez articular o alteraciones posturales. Este enfoque individualizado asegura mayor eficacia y seguridad.
  • Corrección y prevención de errores. Durante las sesiones supervisadas se corrige la técnica de los ejercicios para evitar movimientos compensatorios o potencialmente lesivos. Esto minimiza el riesgo de agravar la patología o de desarrollar nuevas lesiones.
  • Progresión controlada. Durante las sesiones se van ajustando la intensidad, frecuencia y el tipo de ejercicios a medida que el paciente mejora, asegurando una progresión adecuada sin sobrecargar la estructura afectada.
  • Reducción del miedo al movimiento. Muchas personas con dolor crónico desarrollan miedo al movimiento, pero la presencia de un fisioterapeuta les genera confianza y les proporciona estrategias para llegar a recuperar la movilidad de una manera segura y efectiva.
  • Monitoreo de avances. Desde el servicio de fisioterapia se realizan evaluaciones periódicas con el fin de medir el progreso, realizar ajustes al programa de ejercicio y establecer nuevos objetivos terapéuticos.

El ejercicio terapéutico sigue principios específicos que aseguran su eficacia, como son la evaluación inicial exhaustiva y la educación y el empoderamiento del paciente. En un primer momento se trata de identificar las áreas de disfunción, como desequilibrios musculares, restricciones de movilidad o patrones de movimiento anormales y, finalmente, el fisioterapeuta no solo dirige los ejercicios, sino que también enseña al paciente a entender su condición y a realizar los ejercicios en casa de una forma totalmente segura.

La creación de programas de ejercicio terapéutico personalizados promueven una atención más eficaz y centrada en las necesidades del paciente.

Ejercicios supervisados

El profesional realizará una supervisión de distintos tipos de ejercicios:

  1. Ejercicios de fortalecimiento. Están diseñados para mejorar la fuerza de los músculos estabilizadores profundos, como el transverso del abdomen y los multífidos, esenciales para la estabilidad de la columna.
  2. Estiramientos terapéuticos supervisados para garantizar una técnica adecuada, reduciendo tensión en zonas clave como isquiotibiales, psoas o la región cervical.
  3. Movilidad articular guiada. Se trata de ejercicios destinados a restaurar la amplitud de movimiento evitando el riesgo de lesiones.
  4. Entrenamiento funcional. Este está diseñado para mejorar patrones de movimiento relacionados con actividades cotidianas o laborales del paciente.
  5. Técnicas de relajación y respiración. Es interesante incorporarlas para reducir el estrés asociado al dolor crónico y mejorar la conexión mente-cuerpo.