Noticia publicada por El progreso
El 96% de los niños presenta fimosis fisiológica al nacer. Esta se resuelve por sí sola en la mayoría de los casos y, al cumplir 15 años, solo en un 1% de ellos persistirá el problema. En ocasiones, esta patología aparece durante la edad adulta.
La fimosis es «la dificultad o imposibilidad para retraer el prepucio, o piel que cubre la cabeza del pene, por debajo del glande», explica el doctor Ángel Núñez López, urólogo en Ribera-Polusa. Un problema que los pacientes detectan fácilmente y que se diagnostica con sencillez, con una exploración física. Esta anomalía puede ser congénita, y suele resolverse de forma espontánea, o adquirida, apareciendo como consecuencia de otros problemas. En este caso sí requerirá tratamiento.
¿Qué porcentaje de niños nacen con este problema y en qué porcentaje se soluciona por sí mismo?
Al nacer, un 96% de los niños presentan fimosis fisiológica. Se trata de una fimosis que aparece sobre piel sana y que simplemente se debe a la piel redundante que cubre el glande. Salvo excepciones, desaparece de forma espontánea en los primeros años de vida y no requiere tratamiento más allá de unas normas de higiene básicas. Así, un 50% de los niños tienen fimosis al año de vida; un 10%, a los tres años, y solo un 1% a los 15 años.
La fimosis también puede ser adquirida, ¿cuáles son los desencadenantes?
La fimosis adquirida es más común en adultos, pero también puede ocurrir en niños. En los niños, la fimosis adquirida se debe a infecciones recurrentes del prepucio (balanopostitis) o a traumatismos. Estas condiciones pueden causar cicatrización y dificultar la retracción del prepucio.
¿Tiene algún componente hereditario?
La fimosis no es hereditaria, aunque sí puede ser congénita (se nace con ella, independientemente de que el padre la padezca o no). Sin embargo, algunos factores genéticos pueden influir en la elasticidad del tejido del prepucio, lo que podría predisponer a una persona a desarrollarla.
La fimosis no es hereditaria, pero algunos factores genéticos pueden influir en la elasticidad del tejido del prepucio, predisponiendo a una persona a desarrollarla
¿Cómo se trata?
Los niños con fimosis fisiológicas no requieren cuidados específicos, solo observación y medidas básicas de higiene: cambio de pañal frecuente, aseo con agua evitando irritantes, retracción suave del prepucio para realizar aseo, pero nunca forzada para evitar lesiones y cicatrices secundarias, que llevarían a una fimosis patológica. En niños mayores de dos años que presenten historia de infecciones urinarias o balanitis de repetición, las guías clínicas europeas de urología pediátrica recomiendan como tratamiento de primera línea los corticoides tópicos (cremas) dos veces al día, entre cuatro y ocho semanas, con alta tasa de éxito.
A veces es necesario recurrir a la cirugía, ¿en qué casos?
La cirugía estaría indicada en el caso de infecciones frecuentes, dificultad para la micción o fimosis severa y permanente que no responde a tratamiento con cremas de corticoides y ejercicios de retracción prepucial. La circuncisión es el procedimiento quirúrgico para tratar la fimosis. Esta consiste en la eliminación completa o parcial del prepucio, lo que permite que el glande quede expuesto permanentemente. Es una solución efectiva y permanente. También se realiza circuncisión en niños por motivos religiosos o culturales.
¿Hay otras alternativas quirúrgicas?
Sí, está la prepucioplastia, una alternativa menos invasiva que la circuncisión. En lugar de eliminar completamente el prepucio se hacen unas incisiones en el anillo fimótico, ensanchando el prepucio y permitiendo que se retraiga adecuadamente. Puede ser una opción cuando se desea preservar el prepucio por razones estéticas o por preferencia de los padres. Su inconveniente es que existe riesgo de recidiva.
¿La recuperación es dolorosa?, ¿cuándo recupera el paciente la normalidad?
El glande es una mucosa sensible que está protegido por la piel del prepucio. Tras la intervención, el glande queda expuesto y en contacto directo con la ropa interior, por lo que puede ser molesto los primeros días hasta que se pierde esa sensibilidad. La mayoría de los niños pueden volver a sus actividades normales en una o dos semanas, pero es importante evitar actividades que puedan causar fricción o traumatismo en la zona hasta que esta se haya curado por completo.
La prepucioplastia es una alternativa quirúrgica menos invasiva que la circuncisión. Su inconveniente es que existe riesgo de recidiva
En adultos también se dan casos de fimosis, ¿con qué síntomas se presenta?
Por definición, el principal problema de la fimosis es la imposibilidad de retraer la piel del prepucio y derivado de esto aparecen otros síntomas como:
- Infecciones recurrentes, tanto del glande (balanitis) como de la piel (balanopostitis).
Infecciones de orina y problemas para orinar. En el adulto, la fimosis es progresiva, hasta que se cierra tanto (fimosis puntiforme) que puede dificultar la micción con chorro débil o incluso con retención de orina.
- A veces se producen pequeñas heridas en la piel prepucial, si esta es poco laxa al retraerla, así como fisuras o grietas.
- Dolor durante la erección y con las relaciones sexuales.
- Cáncer de pene: la fimosis y la inflamación crónica de la piel (balanitis xerótica) constituyen uno de los factores de riesgo del cáncer de pene.
- Parafimosis: consiste en que el prepucio con fimosis se retrae y no puede volver a su posición original, estrangulando el glande y causando hinchazón y dolor. En este caso es imprescindible acudir a urgencias.
¿Hay algún grupo que resulte más susceptible de sufrir este problema?
Los hombres con diabetes tienen una mayor probabilidad de desarrollar fimosis, por un sistema inmunitario menos eficaz y la presencia de glucosuria, que puede favorecer infecciones recurrentes que causan inflamación y cicatrización del prepucio. En algunos casos, el cierre del prepucio se convierte en el primer síntoma de una diabetes que no se conocía. Otros factores relacionados con la fimosis son las infecciones recurrentes por hongos (candidiasis), por bacterias o infecciones de transmisión sexual (ETS), que también pueden provocar inflamación y cicatrización del prepucio, lo que a su vez dificulta la retracción. Y también guarda relación el liquen escleroso del pene, una enfermedad autoinmune que afecta a la mucosa del prepucio y del glande. Habitualmente, se inicia como una pequeña despigmentación blanquecina y pérdida de elasticidad de la piel del pene, que suele afectar a la zona del frenillo y al anillo prepucial, lo que provoca la retracción y fimosis. En algunas ocasiones, se afecta también el orificio de salida de la uretra, provocando su cierre y dificultando la micción.