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«Los hábitos de vida saludables ayudan a evitar los sofocos en la menopausia»

Noticia publicada en El Progreso

Los sofocos siguen siendo el principal motivo de consulta de la mujer durante la etapa de la menopausia, según explica la especialista en ginecología de Ribera-Polusa Luz Marina Márquez. Se manifiestan como una repentina sensación de calor, y a veces de ansiedad, al aumentar el flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax. Pueden ir acompañados de sudoración y palpitaciones.

La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (Aeem) establece que un 70-80% de las mujeres refiere padecer sofocos, mientras que otro 2-20% apenas desarrolla síntomas. En el 10% de los casos, estas manifestaciones interfieren de modo importante en la rutina cotidiana, disminuyendo la calidad de vida y la autopercepción de salud de la mujer. Sin embargo, solo dos de cada diez solicitan atención y tratamiento médicos.

Hablamos de ello con la especialista en ginecología de Ribera-Polusa Luz Marina Márquez.

¿Por qué aparecen los sofocos?

Los sofocos se producen por la disminución en la producción de estrógenos, que causa una alteración en la regulación de la temperatura corporal.

¿Durante cuánto tiempo se producen?

El período resulta variable, pero la media es de 4,5 años desde la última regla.

¿Cuál es su frecuencia y duración?

Su duración es variable, ya que pueden durar solo unos pocos segundos o varios minutos (la media es de tres o cuatro minutos). Aunque los sofocos pueden ser diurnos o nocturnos, resultan más frecuentes por la noche y también cuando la mujer experimenta situaciones de estrés. Su intensidad varía de leve o moderada a severa.

Los sofocos se suelen mantener durante 4,5 años desde la última regla, aunque es un período variable

¿En qué momento empiezan?

Hay un 40% de las mujeres en las que pueden comenzar dos años antes del cese de la menstruación (perimenopausia), aumentando ese porcentaje al 60-80% en el año previo al cese y al comenzar la menopausia.

¿Sería posible evitarlos?

Existen varios factores de riesgo para presentar sofocos, como la obesidad, haber sufrido la extracción de ambos ovarios, una escasa actividad física, la raza –las estadísticas señalan que las mujeres negras y latinas experimentan estos síntomas durante un periodo de tiempo más prologando–, sufrir habitualmente síndrome premenstrual y algunas particularidades metabólicas.

¿Qué tratamientos se pueden prescribir para combatir los sofocos?

La primera recomendación será tener unos hábitos de vida saludables: mantener un peso adecuado, actividad física habitual, sueño regular e ingestión de líquidos suficientes. En el caso de aquellas mujeres en las que los síntomas interfieren con su vida, hay una buena cantidad de opciones de tratamiento, que deberán analizar junto a su médico.

¿En mujeres que se han sometido a una histerectomía o a tratamientos contra el cáncer están indicados los mismos tratamientos?

En el caso de mujeres que se han sometido a una histerectomía (una cirugía para extirpar el útero y en ocasiones también el cuello uterino) sí se usan los mismos tratamientos. En las pacientes oncológicas, dependerá del tipo de cáncer que hayan presentado, pues en los tumores dependientes de hormonas (estrógenos y progesterona) hay que hacer una concienzuda elección del tratamiento, pero sí existen opciones terapéuticas.

Las pacientes oncológicas también tienen opciones terapéuticas para combatir los sofocos

¿Existen tratamientos específicos para las pacientes con antecedentes personales de cáncer de mama?

Hay que evaluar muy bien a la paciente, para ver qué opción terapéutica ofrecerle; pero no son tratamientos específicos, son los mismos que podemos usar en cualquier mujer, con excepciones.

¿Los sofocos están directamente relacionados con el insomnio?

Sí, están estrechamente relacionados, pues en los casos en los que se presentan durante la noche, estos afectan a la continuidad del sueño y a la capacidad para reiniciarlo.

Además de los sofocos, ¿qué les consultan las mujeres durante la menopausia?

Nos consultan mucho sobre el insomnio, sobre las alteraciones en la vida sexual, sudores, cefaleas, vértigo, calambres, dolores articulares, depresión y ansiedad.