La sequedad vaginal no es una alteración grave, pero sí muy molesta y, sobre todo, infradiagnosticada. Aunque se asocia a la menopausia –durante esta etapa afecta a más de un 50% de mujeres–, lo cierto es que puede aparecer en cualquier momento, como explica el doctor Fernando Cobián, ginecólogo en Ribera Polusa.
¿Cuáles son las manifestaciones de la sequedad vaginal?
La disminución de la lubricación e hidratación puede provocar ardor, irritación, sangrado y dolor durante la penetración. La principal consecuencia de la sequedad vaginal es el dolor durante las relaciones sexuales, lo que supone que haya un porcentaje importante de mujeres que no las quieran mantener por este motivo.
Un porcentaje importante de mujeres evita las relaciones sexuales debido a la sequedad vaginal
¿Qué causas la provocan?
La principal causa es la menopausia, pues con su inicio cesa la producción de estrógenos por parte de los ovarios. Tanto la vagina como su vestíbulo, que es la parte correspondiente a la entrada de la vagina entre los labios menores, tienen gran cantidad de receptores de estrógenos. La falta de estos provoca cambios tanto en la anatomía como en la función de la vagina, volviéndose menos elástica y más frágil. También la toma de anticonceptivos hormonales combinados, la lactancia materna, los tratamientos con radioterapia, la escasa actividad sexual, el tabaco y la toma de algunos medicamentos pueden desencadenarla.
¿Hay otros problemas que aparezcan vinculados a la sequedad vaginal?
Cuando se presenta en el contexto de la menopausia es frecuente que se asocie a incontinencia de orina, dolor al orinar o infecciones urinarias de repetición. Una parte de la vejiga urinaria, el trígono, está lleno de receptores estrogénicos y la falta de ellos –asociada a los cambios en la vagina, con la que colinda– hace que estos síntomas se presenten muy frecuentemente en mujeres menopáusicas.
También hay hábitos cotidianos, especialmente de higiene, que empeoran el problema.
En la vagina se encuentran unas bacterias, los lactobacilos, que son productoras de ácido láctico y se encargan de mantener el pH vaginal ácido. Si la mujer se lava en exceso lo que está consiguiendo es eliminar los lactobacilos de su flora vaginal. Esto supone que el pH vaginal se incremente, permitiendo que crezcan bacterias u hongos que habitualmente, con pH bajos, no lo hacen y que son las que provocan picor y mal olor vaginal. La conclusión es sencilla: cuanto menos se lave una mujer, mejor salud vaginal va a tener.
Si la mujer se lava en exceso, el pH vaginal se incrementa y permite que crezcan bacterias y hongos
Hay mujeres que consideran que es algo inherente a la edad y no buscan un remedio, pero eso implica unas consecuencias.
Se estima que el 50% de las mujeres menopáusicas tienen síntomas relacionados con la sequedad vaginal e incontinencia de orina, teniendo muchas de ellas problemas para mantener relaciones sexuales por este motivo. Curiosamente, solamente una de cada cuatro consultará por ellos: si el médico no les pregunta, ellas no cuentan. Los síntomas van incrementándose con el tiempo y no se van a resolver espontáneamente. Sabemos que mujeres que presentan sequedad vaginal tienen cuatro veces más riesgo de tener problemas durante las relaciones, pero tampoco podemos obviar que en la sexualidad interactúan otros muchos factores que la pueden alterar y no exclusivamente este.
¿Cuáles son los distintas soluciones para el problema?
Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas, revertir los cambios y mejorar la calidad de vida de la mujer. Para ello disponemos de tratamientos no hormonales como los hidratantes o lubricantes vaginales, que habitualmente son la primera opción para tratar síntomas leves, pues su eficacia es limitada. Los tratamientos hormonales son de elección en los casos de síntomas moderados o severos, pues son altamente eficaces para tratar la sequedad vaginal. Recomendamos tratamientos hormonales por vía oral cuando, además de sequedad vaginal, la mujer menopáusica presenta, por ejemplo, sofocos o insomnio. En caso de que el objetivo sea tratar únicamente la sequedad vaginal podemos recurrir a tratamientos hormonales locales en forma de cremas, óvulos o geles vaginales. Los ginecólogos somos consciente de que en el momento actual existe una hormonofobia muy extendida entre la población, pero desde aquí me gustaría enviar el mensaje de que todos estos tratamientos –si son prescritos de forma individualizada, como si se tratase de un traje hecho a medida– son seguros y permiten mejorar muchísimo la calidad de vida de las mujeres, que cada vez viven más años y son más activas.
Existe un ambiente de hormonofobia, pero son tratamientos seguros que mejoran mucho la calidad de vida
¿Existe algún tratamiento no hormonal eficaz para combatir la sequedad vaginal de la menopausia?
Desde hace relativamente poco tiempo tenemos disponibles dos tratamientos muy eficaces y seguros. Uno es el ospemifeno, que se toma por vía oral y actúa sobre los receptores de estrógeno de la vagina, corrigiendo así la sequedad. Otro es la prasterona, que son unos óvulos que contienen deshidroepiandrosterona y que en la vagina se convierten en estrógenos y andrógenos, ayudando a recuperar la salud vaginal.
Lo más novedoso es el uso del láser y la radiofrecuencia vaginal, que no solo palían el problema, sino que lo solucionan. ¿Podría explicar cómo actúan?
Tanto el láser como la radiofrecuencia basan su eficacia en liberar calor dentro de la vagina. El aumento de la temperatura estimula la formación de colágeno y elastina en las paredes vaginales, además de incrementar el flujo sanguíneo que llega a ella. También se estimula la producción de estrógenos a nivel vaginal. Todo esto permite una recuperación relativamente rápida y mantenida en el tiempo de la salud vaginal.Estas técnicas son muy eficaces y seguras, se pueden aplicar en la consulta de forma ambulatoria porque son mínimamente invasivas, no requieren tiempo de recuperación y son, en general, muy bien toleradas. Sin duda son una alternativa muy recomendable para aquellas mujeres que no puedan o no quieran tomar tratamientos farmacológicos.
Más información en: Ribera-Polusa