Noticia publicada en El Progreso
Uno de cada dos hombres de entre 60 y 69 años sufrirá una hiperplasia benigna de próstata, incidencia que sube hasta ocho de cada diez en la octava década de vida. Entre ellos está el rey Carlos de Inglaterra, de 75 años, que se someterá próximamente a una cirugía correctiva. Escoger una técnica láser tiene numerosas ventajas para el paciente, como explica el urólogo de Ribera Polusa Ángel Núñez.
¿Qué es y que síntomas produce la hiperplasia benigna de próstata?
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un agrandamiento benigno de la próstata en relación con los cambios hormonales que se producen a medida que el hombre envejece, especialmente a partir de los 50 años, alcanzando una prevalencia del 88% en mayores de 80 años. Este agrandamiento provoca una obstrucción en la salida de orina de la vejiga, con disminución de la fuerza del chorro miccional, que puede ser completa, precisando el paciente una sonda urinaria. Este refiere retraso en el inicio de la micción, chorro débil, entrecortado y sensación de vaciado incompleto o goteo terminal. Otros síntomas pueden ser el aumento del número de micciones durante el día (polaquiuria), levantarse por la noche a orinar (nocturia) y urgencia miccional.
¿Son síntomas diferentes a los de un proceso tumoral o esta determinación solo se puede establecer a través de pruebas médicas?
El cáncer de próstata nos interesa diagnosticarlo cuando todavía no produce síntomas y se trata de un tumor localizado en la próstata, que se puede tratar y curar. Por eso es importante realizar revisiones urológicas periódicas a partir de los 50 años o de los 45 si se tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata, aunque no existan síntomas. Los síntomas van a depender del grado de desarrollo del cáncer: dificultad para orinar, chorro débil, sangre en orina o semen, dolor de huesos (si ya hay metástasis óseas), pérdida de peso…). Por tanto, en los momentos iniciales sí pueden ser similares y será el urólogo quien nos diga qué pruebas realizar para establecer de qué patología se trata.
¿Cuáles son los distintos tratamientos para la hiperplasia?
El tratamiento de la hiperplasia es escalonado: dependiendo de la edad del paciente, gravedad de los síntomas y respuesta a los tratamientos. Se debe actuar en distintos ámbitos, que irían desde cambios en la alimentación y sobre los hábitos nocivos, al tratamiento farmacológico –existen distintos medicamentos que mitigan los síntomas o reducen el crecimiento prostático– o quirúrgico en caso de ser necesario, bien con técnicas tradicionales o bien con láser.
La operación con láser reduce el sangrado, el tiempo con sonda y el de hospitalización, permitiendo una recuperación más rápida
¿Cuáles son las técnicas tradicionales?
Son técnicas tradicionales la resección de tejido prostático a través de la uretra (RTU) y la cirugía abierta (adenomectomía). En ambos casos hay más sangrado, más tiempo con sonda, más tiempo de hospitalización y una recuperación e incorporación al trabajo más lentas en comparación con las técnicas con láser.
¿Cuándo se hace necesario recurrir a la cirugía?
En aquellos pacientes que tienen síntomas de moderados a graves, con mala respuesta al tratamiento médico o aparición de complicaciones (portadores de sonda por retención urinaria, sangrado, litiasis vesical…).
Usted se muestra claramente partidario de la cirugía láser, que ahora ofrece una nueva técnica aún menos invasiva y más eficaz, el láser Holmium. ¿Podría explicar cómo funciona?
La enucleación prostática con láser Holmium (Holep) es un procedimiento endoscópico –se realiza a través de la uretra– mínimamente invasivo que no precisa de incisión abdominal. Una vez disecado todo el adenoma de la cápsula prostática, se introduce en la vejiga y se procede a la morcelación del mismo (aspirado y fragmentación), consiguiendo así una eliminación completa del tejido prostático que produce la obstrucción al flujo urinario. Para poder realizar este procedimiento de una forma segura y eficaz es importante disponer de un láser de alta potencia, que permite una mejor disección del plano y menor sangrado.
El procedimiento con láser Holmium se realiza a través de la uretra y no precisa incisión abdominal
¿Para qué tipo de hiperplasias está indicada esta técnica?
Esta técnica se puede realizar tanto en próstatas de pequeño volumen como en próstata de grandes dimensiones, manteniendo en ambos casos las ventajas de una cirugía mínimamente invasiva: menor dolor, una estancia hospitalaria más breve, menor tiempo de sonda para el paciente y menor posibilidad de hemorragia. Otra de las ventajas de la técnica Holep es la posibilidad del tratamiento de cálculos vesicales durante el mismo acto quirúrgico prostático.
¿Puede haber algún caso en que este tipo de láser esté contraindicado?
No, realmente no. Como ya comentamos, es una técnica muy segura, que se puede utilizar incluso en pacientes antiagregados o anticoagulados.
¿Las secuelas que le pueden quedar al paciente son menores en este tipo de cirugía que en una convencional?
Las posibles secuelas postquirúrgicas que puede acusar el paciente son similares a las de la cirugía convencional: riesgo de eyaculación retrógrada, dolor y urgencia miccional las primeras semanas y también un riesgo –aunque mínimo– de incontinencia urinaria.
La incontinencia urinaria es una de las secuelas que más inquietud generan, ¿si esta se presenta se puede solucionar?
La incontinencia urinaria que se produce en estos casos es transitoria y rara vez se prolonga más de seis meses. Existen distintos tratamientos farmacológicos y excepcionalmente también se podría llegar a una solución quirúrgica.
La incontinencia urinaria postquirúrgica es transitoria y rara vez se prolonga más de seis meses
Otra de las secuelas que preocupan mucho a los pacientes es la disfunción eréctil, ¿cómo se actúa en este caso?
Realmente, no se producen alteraciones en la esfera sexual, salvo la eyaculación retrógrada (el paciente lo nota como falta de eyaculación o menos volumen de semen), pero esto no es un problema dada la edad de quienes se someten a esta cirugía.