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“Cuanto más se tarda en diagnosticar y tratar un cuadro depresivo, peores son su pronóstico y evolución”

Noticia publicada en Diario de Ferrol

El 37% de la población padece algún problema de salud mental, incidencia que aumenta al 50% a partir del grupo de edad de más de 75 años, según los datos del último informe anual del Sistema Nacional de Salud. Omar Muquebil, psiquiatra del hospital Ribera Juan Cardona, explica que “el motivo más habitual de consulta es el trastorno de ansiedad generalizado. Es el que más frecuentemente se registra en las historias clínicas de atención primaria”.

Esta afección produce una significativa discapacidad y sufrimiento en las personas que los padecen, especialmente cuando están sin diagnosticar y no se tratan adecuadamente.

El doctor Muquebil recomienda acudir a la consulta de un especialista “cuando los síntomas interfieren en el funcionamiento cotidiano normal que presentaba la persona previamente a padecer algún síntoma. Por ejemplo, crisis de ansiedad en forma de palpitaciones, opresión en el pecho, dificultad para tragar o respirar, sudoración, o pérdida de la calidad del sueño y/o el apetito, miedos y temores inespecíficos…”.


“Los trastornos de ansiedad se benefician de la psicoterapia: la conocida como cognitivo-conductual es la que presenta mayor grado de evidencia científica. Complementada con un adecuado tratamiento con medicación. Lo más eficaz en la resolución de este tipo de problemas de salud mental es la combinación de ambos tipos de tratamiento: psicoterapia aplicada por un profesional de la psicología, y apoyo farmacológico, siendo esta parte competencia de un psiquiatra”, aclara el especialista.


El Hospital Juan Cardona cuenta con un equipo multidisciplinar que trabaja conjuntamente para dar cobertura a este tipo de pacientes y que en los casos indicados puede incorporar otro tipo de especialistas, como, por ejemplo, nutricionistas, pediatras o neurólogos. 

Cuadros depresivos

Otro de los trastornos más habituales en consulta son los de tipo depresivo, que se dan en el 4,1% de la población, un porcentaje que se incrementa según aumenta la franja de edad. Es un problema con frecuencia relativamente estable entre los 35 y 84 años. “También hay un tipo de depresión crónica, la llamada distimia, que es más frecuente en mujeres de mediana edad y se asocia con frecuencia a problemas que cursan con dolor, como la fibromialgia”, explica el psiquiatra.


“En el caso de los trastornos depresivos debemos saber que no son siempre consecuencia de factores externos, como una pérdida familiar, ruptura sentimental, dificultades laborales, económicas, sociales o de otra índole, sino que hay depresiones con un componente genético y hereditario: son las depresiones endógenas, que surgen aunque nuestra vida vaya perfectamente y no nos falte de nada. Esta circunstancia hace que muchos pacientes se sientan culpables o avergonzados y no se planteen acudir a consulta ni tan siquiera hablarlo con su entorno aunque experimenten un gran sufrimiento. Persiste la creencia errónea de que se trata de una suerte de “debilidad” que debería ser capaz de solucionar por sí mismo”, apunta el doctor Muquebil. 

“Aunque no toda tristeza conlleva una depresión, es mejor consultar a un especialista para despejar dudas”

A esta situación se une que el círculo más cercano quiere ayudarlo, pero muchas veces no sabe cómo y aparecen la frustración, la impotencia y la culpabilidad. Muchas veces se responsabiliza al paciente de no poner lo suficiente de su parte para mejorar, y aunque hay personalidades que no son favorecedoras de la mejoría, también sigue existiendo mucho desconocimiento y estigma respecto a hablar sobre salud mental, incluso con nuestro entorno sociofamiliar más cercano. 


“Cuanto más se tarda en diagnosticar y tratar un cuadro depresivo, peores son su pronóstico y evolución. Y aunque es cierto que no toda tristeza constituye una depresión, siempre es aconsejable consultar al especialista para despejar dudas, diagnosticar y tratar de forma precoz”, advierte el doctor Muquebil. 


Tras los cuadros de ansiedad y depresión, los casos que también tratan los especialistas son trastornos de pánico (con o sin agorafobia) o de estrés postraumático. “Y después tendríamos un ‘cajón de sastre’ que sería el diagnóstico de ‘trastorno de ansiedad sin especificar’, que engloba todos aquellos cuadros cuyos síntomas no encajan a la perfección en el manual”, añade.

El especialista del Hospital Juan Cardona advierte sobre la importancia de no poner una etiqueta diagnóstica precipitadamente, “sino proporcionar un tratamiento adecuado e individualizado a los síntomas del paciente, tras las correspondientes entrevistas de evaluación”.


“En el ámbito de la salud mental, el diagnóstico no se realiza mediante pruebas de imagen o analíticas sanguíneas, aunque puedan ser necesarias para descartar otro tipo de enfermedades de naturaleza física u orgánica. En nuestros pacientes el diagnóstico es clínico, es decir, lo realiza un profesional capacitado mediante entrevistas con el paciente, apoyándose a veces también en los familiares o en el entorno de la persona afectada”, explica.

Aunque el diagnóstico específico puede tomar algo de tiempo, sin embargo, se puede iniciar un tratamiento desde la primera consulta para paliar los síntomas más significativos como insomnios, palpitaciones, ansiedad, etc. 

¿Se puede prevenir la depresión? 

“Es una cuestión que no tiene una respuesta clara”, sonríe Muquebil, “pero mantener una alimentación variada y equilibrada, practicar ejercicio físico, mantener relaciones sociales y de ocio gratificantes y realizar controles preventivos que ayuden a diagnosticar sin demora enfermedades físicas será de gran ayuda para poder intervenir de forma más eficaz y temprana sobre los cuadros de ansiedad y depresión”.

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