La insuficiencia cardíaca es una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes y también una de las principales causas de hospitalización en adultos mayores. Se produce cuando el corazón no es capaz de bombear sangre con la eficacia suficiente para cubrir las necesidades de oxígeno y nutrientes del organismo.
Aunque suene alarmante, con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado, es posible mejorar la calidad de vida del paciente, controlar los síntomas y frenar la progresión de la enfermedad.
¿Qué es la insuficiencia cardíaca?
La insuficiencia cardíaca no significa que el corazón haya dejado de funcionar, sino que su capacidad de bombeo está disminuida. Puede afectar al ventrículo izquierdo (el encargado de bombear la sangre al cuerpo) o al derecho (que envía sangre a los pulmones), o a ambos.
Existen dos grandes formas de presentación:
Insuficiencia cardíaca crónica
Es la más habitual. Los síntomas aparecen de forma progresiva y pueden mantenerse durante meses o años. El paciente suele notar fatiga, falta de aire o hinchazón que empeoran poco a poco si no se trata.
Insuficiencia cardíaca aguda
Se desarrolla de manera repentina, en cuestión de horas o días, y constituye una emergencia médica. Puede estar causada por un infarto, una arritmia grave o una descompensación súbita en pacientes ya diagnosticados.
Principales causas y factores de riesgo que provocan insuficiencia cardíaca
La insuficiencia cardíaca suele ser la consecuencia de otras patologías que dañan el músculo cardíaco o aumentan su carga de trabajo:
- Hipertensión arterial mal controlada
- Infarto agudo de miocardio o cardiopatía isquémica
- Valvulopatías (problemas en las válvulas del corazón)
- Arritmias cardíacas
- Diabetes mellitus y enfermedades crónicas
- Consumo excesivo de alcohol o drogas
- Obesidad y sedentarismo
- Infecciones o miocarditis
- En algunos casos, predisposición genética o miocardiopatías familiares
Síntomas y signos de alerta
Reconocer los síntomas de insuficiencia cardíaca es clave para iniciar el tratamiento a tiempo. Los más comunes son:
- Disnea: dificultad para respirar, especialmente al hacer esfuerzo o al estar acostado.
- Fatiga y cansancio: sensación de corazón débil o “cansado”.
- Edema: hinchazón en tobillos, piernas o abdomen debido a la acumulación de líquidos.
- Palpitaciones: percepción de latidos irregulares o acelerados.
- Aumento de peso repentino: por retención de líquidos.
- Tos nocturna o dificultad para dormir por falta de aire.
Consulta con tu médico si presentas alguno de estos síntomas
Si notas cansancio excesivo, falta de aire progresiva, tobillos hinchados o palpitaciones frecuentes, no lo dejes pasar. Estos pueden ser síntomas de empeoramiento de insuficiencia cardíaca y requieren valoración médica inmediata.
Diagnóstico de la insuficiencia cardíaca
El diagnóstico combina la exploración clínica con pruebas específicas que valoran la función cardíaca:
Pruebas de esfuerzo para evaluar la capacidad cardíaca
Se utiliza la ergometría (electrocardiograma de esfuerzo) para ver cómo responde el corazón al ejercicio físico.
Electrocardiograma para estudiar la actividad eléctrica del corazón
Permite detectar arritmias, cicatrices de infartos previos o alteraciones en la conducción eléctrica.
Ecocardiograma para observar la estructura y función cardíaca
Es la prueba de referencia para medir la fracción de eyección (qué porcentaje de sangre expulsa el ventrículo en cada latido) y valorar la fuerza del corazón.
Análisis de sangre completos para valorar el estado general
Incluyen marcadores cardíacos, función renal, electrolitos y hormonas. El dosaje de péptidos natriuréticos (BNP o NT-proBNP) ayuda a confirmar el diagnóstico.
Opciones de tratamiento para la insuficiencia cardíaca
El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas, mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones. Incluye:
Medicación para controlar los síntomas y mejorar la función cardíaca
Los fármacos más usados son:
- Diuréticos para eliminar líquidos y reducir la hinchazón.
- Betabloqueantes para controlar la frecuencia cardíaca.
- Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o ARA II para mejorar la función cardíaca.
- Antagonistas de la aldosterona.
- En algunos casos, medicación más específica como sacubitrilo-valsartán.
Cambios en el estilo de vida recomendados por los especialistas
- Reducir la sal en la dieta para evitar la retención de líquidos.
- Mantener un peso saludable.
- Hacer ejercicio moderado adaptado a la capacidad física.
- Evitar el tabaco y el alcohol.
- Controlar la tensión arterial, el colesterol y la glucosa.
Uso de dispositivos médicos de soporte cardíaco
En pacientes seleccionados, pueden indicarse marcapasos, desfibriladores implantables o dispositivos de resincronización cardíaca.
Intervenciones quirúrgicas en casos seleccionados
En casos graves puede ser necesario:
- Reparar o sustituir válvulas cardíacas.
- Revascularización coronaria (bypass).
- En situaciones extremas, trasplante cardíaco.
Déficit de hierro en pacientes con insuficiencia cardíaca
El déficit de hierro es frecuente en pacientes con insuficiencia cardíaca y puede agravar la fatiga y la falta de energía.
Síntomas asociados a la carencia de hierro en el contexto cardíaco
- Cansancio extremo.
- Dificultad para realizar esfuerzos leves.
- Palidez y mareos.
El tratamiento con suplementación de hierro, en muchos casos por vía intravenosa, mejora la capacidad de esfuerzo y la calidad de vida de los pacientes.
La insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica y grave, pero con los avances médicos actuales es posible vivir muchos años con un control adecuado. El diagnóstico temprano, el seguimiento con cardiología y la adherencia al tratamiento marcan la diferencia.
En Ribera Cardiosalus contamos con un equipo especializado en cardiología clínica, pruebas diagnósticas avanzadas y programas de rehabilitación cardíaca para ofrecer un abordaje integral y personalizado a cada paciente.
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