Una terraza, el mar o la montaña y vacaciones son los tres ingredientes que nos animan a salir y comer fuera de casa con más frecuencia de lo habitual. Apetece relajarse, no cocinar y disfrutar del tiempo libre, de la familia y los amigos. Sin embargo, el calor no es bueno para la mayoría de alimentos y la salmonella y otras intoxicaciones alimentarias acechan en verano más que en cualquier otra época del año.
Ayuntamientos y gobiernos regionales son muy escrupulosos a la hora de realizar controles sanitarios en todos los establecimientos que manipulan y venden productos para el consumo. Pese a todo, sin exagerar pero con prudencia, debemos saber en todo momento qué comemos y observar si los alimentos están bien conservados. Y en caso de duda, renunciar a determinadas comidas antes que sufrir las consecuencias de una intoxicación, que puede producirse por el consumo de alimentos contaminados con agentes biológicos o con sus propias toxinas.
Enseguida nos viene a la cabeza la Salmolella, el nombre que reciben un grupo de bacterias que relacionamos con los huevos, la carne de ave o vacuno cruda y a veces la fruta y verdura que no está bien lavada, y que provoca, entre otros síntomas, diarrea y vómitos. Pero además de la Salmonella puede cogerse también por por no tener una higiene adecuada después de tocar animales como los reptiles, hay otras intoxicaciones alimentarias frecuentes en esta época del año. Pueden estar causadas por bacterias o virus presentes en el alimento, como la salmonelosis y la hepatitis A; por toxinas producidas por esas bacterias previamente formadas en el alimento (intoxicación) como el botulismo y un tipo de gastroenteritis; o por parásitos como la triquinelosis y la anisakiasis, esta última, por ejemplo, relacionada con el consumo de pescado, sobre todo crudo pero también el que no se ha congelado previamente al consumo.
Más vale prevenir que soportar las consecuencias de una de estas intoxicaciones alimentarias, que si en un grado leve pueden resultar incómodas y fastidiarnos un par de días de vacaciones, en casos un poco más graves o cuando se produce en niños y personas mayores puede suponer deshidratación, fiebre e incluso el ingreso en el hospital. Por eso todo los expertos recomiendan extremar las precauciones de higiene y conservación de los alimentos en verano. Tortillas bien cuajadas, ensaladillas rusas con mahonesa de bote porque tiene el ph que corresponde, carne de ave siempre bien cocina (que no se quede cruda) y evitar los alimentos hechos con huevo crudo, por si en algún momento han perdido la cadena de frío. Nada de llevarse la mahonesa casera a la playa… La salmonella no avisa.
Esto son algunos de los consejos básicos que nos dan los expertos para evitar dolores de estómago y visitas al hospital en verano. ¡Cuidado con lo que comemos en verano!
Más información: Agencia Española de Consumo, Seguridad alimentaria y Nutrición.
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