Picazón e irritación de ojos, nariz, paladar y faringe. Estornudos, fatiga, lagrimeo y conjuntivitis. Estos son el conjunto de síntomas que dan origen a la alergia estacional, también llamada rinitis alérgica, que caracteriza esta época del año. El fenómeno, que los médicos califican de «un verdadero calvario», disparó las consultas registradas en las guardias de distintos centros de salud el año pasado.
La previsión para este año no es mejor. El Servicio de Alergología del Hospital de La Ribera, que en 2012 atendió más de 7.700 consultas por alergias, prevé este año una primavera con mayor incidencia todavía. Las lluvias registradas durante el otoño y el invierno son la causa de los altos niveles de polen registrados en la Comunidad Valenciana.
La jefa del Servicio de Alergología, la doctora Gemma Jorro, explica que «se desconoce por qué ciertos individuos son alérgicos y otros no, en contacto con las mismas sustancias» ya que al parecer, la herencia tiene gran influencia ya que, aunque la alergia realmente no se adquiera, sí lo hace la predisposición a contraerla».
Por ello, la mejor manera de prevenir la reacción alérgica al polen es «minimizar el contacto con él» y para ello recomienda tener presente una serie de medidas de control que ayudarán al paciente alérgico como evitar el campo, los parques y las zonas de vegetación durante los meses de polinización y tener en cuenta que la concentración de polen es menor en el interior de los edificios y cerca del mar. Otros consejos son cerrar las ventanas a primeras horas de la mañana y al atardecer, que es cuando hay más cantidad de polen ambiental, utilizar gafas de sol para reducir el impacto en la zona ocular, cerrar las ventanillas al circular en coche e instalar filtros en el sistema de aire acondicionado y cambiarlos con frecuencia. De esta manera, no sólo se logrará controlar el problema, sino que además se podrá disfrutar de una primavera sin efectos negativos.