Cuidar nuestros ojos en verano

Dentro de su campaña de verano, el Hospital del Vinalopó, recomienda a sus pacientes y usuarios extremar el cuidado de los ojos durante el periodo estival. El sol, la arena, el cloro y el salitre pueden dañar nuestros ojos, de hecho durante el presente año, el Servicio de Oftalmología del Hospital del Vinalopó ha atendido a un total de 10673 pacientes de entre los 0 y los 99 años. Durante el verano, son frecuentes las enfermedades oculares de tipo vírico o bacteriano. Con un equipo de 11 profesionales (7 oftalmólogos, 3 optometristas y 1 auxiliar), el Servicio de Oftalmología del centro ilicitano ha realizado más de 2200 intervenciones oculares, incluyendo más de 1400 cataratas, 150 cirugías de retina y 30 dacriocistorrinostomías vía láser.

 

La principal dolencia ocular asociada a la exposición solar intensa es la queratitis actínica. Suele manifestarse con dolor, fotofobia, lagrimeo y ojo rojo. Ante tales síntomas es importante acudir al oftalmólogo para confirmar el diagnóstico y marcar tratamiento. Es importante utilizar gafas de sol homologadas ya que estas consiguen proteger de las radiaciones ultravioletas, disminuyendo la probabilidad de deslumbramiento, y amortiguando la luminosidad solar.

 

Otro aspecto a tener en cuenta es que el verano es una época propicia para la transmisión de infecciones oculares, ya sean bacterianas o víricas, siendo la más común la conocida conjuntivitis. El agua de mar y de las piscinas es irritante para los ojos y puede ser también un vehículo de propagación de infecciones. Es importante saber que si después de un baño los ojos están irritados a causa del cloro o la sal, nunca hay que frotárselos, ya que se pueden producir infecciones y erosiones en la córnea. En cambio será adecuado realizar un lavado abundante con agua limpia o suero fisiológico. Y si esto no es suficiente hay que acudir al oftalmólogo.

 

También son habituales las irritaciones conjuntivales por una excesiva cloración del agua, por lo que se recomienda el uso de gafas de natación, que incluso pueden estar graduadas. Si aparecen síntomas como picor o escozor, tampoco se deben frotar los ojos ya que causarían un aumento de la inflamación y de las molestias. Lo recomendable es realizar una limpieza con abundante suero fisiológico y si las molestias no remiten, acudir al oftalmólogo.

 

Y por si esto no fuera poco,  bañarse en aguas de higiene deficiente, puede ser un hábitat favorable para el desarrollo de las queratitis por acanthamoeba, un organismo celular frecuente en agua dulce, que afecta a los portadores de lentes de contacto. Utilizar gafas de natación que aíslen el ojo herméticamente ayudará a prevenir estos procesos.