¿Alguna vez has sufrido síndrome posvacacional? Diversos estudios aseguran que la mitad de los españoles afirma haberlo padecido alguna vez. Sus síntomas más habituales suelen ser la fatiga, el cansancio, la falta de apetito, la somnolencia o el insomnio; aunque también suele ir acompañado por síntomas psíquicos como la falta de interés, la irritabilidad, el nerviosismo, la inquietud, la tristeza o la indiferencia.
Si eres de los que prefieres cogerte las vacaciones en el mes de septiembre y estás a punto de dejar atrás los días de desconexión y relax, puedes prevenir parte de esta sintomatología mediante la elaboración de una planificación que te ayude a mantener una actitud positiva.
A continuación, la Dra. Ana Fortea, psicóloga clínica del Departamento de Salud de La Ribera, nos da unos consejos para suavizar el aterrizaje a los quehaceres diarios. Por ejemplo, reservar los últimos momentos de las vacaciones para intentar acostumbrarte a la rutina de la vida diaria. Así, es importante retomar los horarios de dormir, no alargar demasiado las siestas y dormir más durante las primeras jornadas laborales para ayudar a regular el reloj biológico.
El ocio, el deporte y la alimentación también juegan un papel sustancial. Retomar las actividades físicas que se han practicado durante los días libres, como pasear o montar en bici, seguir una dieta equilibrada y no renunciar a las actividades de ocio de las que has disfrutado durante los días de asueto.
Es imprescindible, por tanto, marcarse unos objetivos cueste lo que cueste para tratar de hacer una correcta transición de esa ruptura brusca. Si aún así el síndrome postvacacional llama a tu puerta, debes saber que es pasajero y puede durar unos diez días. En caso de alargarse más tiempo, según explica la Dra. Ana Fortea, “hablaríamos de un episodio depresivo u otra reacción”.