La primavera es una estación esperada por muchos por el buen tiempo y la explosión de vida en la naturaleza. Sin embargo, para un importante grupo de personas también es sinónimo de estornudos, ojos llorosos y congestión nasal. Nos referimos a quienes padecen alergia estacional, especialmente la provocada por el polen. Para entender mejor este fenómeno y saber cómo afrontarlo, en esta entrada al blog de salud del grupo sanitario Ribera vamos a hablar de cómo minimizar los síntomas de la alergia en primavera, con la colaboración del doctor Ángel Julio Huertas, alergólogo de Ribera Practiser, en Cartagena.
Por qué se producen las alergias primaverales
Las alergias primaverales se desencadenan principalmente por el polen de árboles, gramíneas y otras plantas que florecen en esta época. El sistema inmunitario de las personas alérgicas reacciona de forma exagerada ante estas partículas, tratándolas como si fueran una amenaza, lo que genera una respuesta inflamatoria.
No obstante, el doctor Huertas señala un matiz importante: “En una zona como el Levante, en la costa de España, hay alergias que están todo el año, como la de los ácaros que, con mucha diferencia, es mucho más prevalente que la alergia al polen”.
Síntomas frecuentes y cómo diferenciarlos de un resfriado
Los síntomas más comunes de la alergia primaveral son:
- Congestión nasal
- Mucosidad líquida
- Estornudos frecuentes
- Picor de nariz y ojos
- Ojos llorosos
- Tos (especialmente por la noche o al atardecer)
- Sensación de opresión en el pecho
Estos síntomas pueden confundirse fácilmente con los de un resfriado común. Según el doctor Huertas, “la única manera de diferenciarlos, salvo haciendo técnicas complejas, es observar la duración. El catarro dura unos pocos días, mientras que los síntomas alérgicos suelen prolongarse durante muchas semanas”.
Además, si los síntomas se intensifican en días de viento o al salir al exterior, y si no es la primera vez que aparecen en esta época del año, hay una alta probabilidad de que se trate de una alergia al polen.
A qué edad suelen aparecer los síntomas de la alergia y cómo evolucionan
La alergia estacional puede comenzar en cualquier momento, aunque lo más frecuente es que se manifieste durante la infancia o la adolescencia. En algunos casos, los síntomas pueden mejorar con el tiempo, pero en otros, la exposición continuada puede llevar a un empeoramiento, e incluso al desarrollo de asma si no se trata adecuadamente.
Por eso, Huertas subraya la importancia de acudir al especialista: “Si tienes un catarro que no termina de curarse y empeora al aire libre o los días ventosos, deberías hacerte un estudio alergológico. Detectarlo a tiempo permite frenar su evolución y evitar complicaciones como el asma”.
Factores que agravan los síntomas
Un aspecto que agrava considerablemente los síntomas de los alérgicos al polen es la contaminación ambiental. “El polen en las grandes ciudades, en ambientes muy contaminados, es mucho más agresivo que el polen en mitad del monte o en una zona rural”, explica el especialista.
Consejos para minimizar los síntomas
Aunque no se puede evitar completamente la exposición al polen, sí existen medidas eficaces para reducir sus efectos:
- Consultar con un alergólogo: Para confirmar el diagnóstico y valorar un tratamiento adecuado, que puede incluir inmunoterapia (vacunas) además de los tratamientos sintomáticos.
- Evitar salir en días de viento o con alta concentración de polen: Especialmente en las primeras horas del día y al atardecer.
- Mantener las ventanas cerradas: Tanto en casa como en el coche. Usar filtros antipolen en los sistemas de ventilación si es posible.
- Ducharse y cambiarse de ropa al llegar a casa: Para eliminar restos de polen que se adhieren a la piel y la ropa.
- Usar gafas de sol al salir: Ayuda a proteger los ojos del contacto directo con el polen.
- Hacer lavados nasales con suero fisiológico: Para limpiar las vías respiratorias.
- Evitar secar la ropa al aire libre: Ya que el polen puede quedar adherido a los tejidos.
La alergia primaveral puede ser muy molesta, pero con un buen diagnóstico y unos hábitos adecuados, es posible reducir significativamente sus efectos y mejorar la calidad de vida durante estos meses. Como bien señala el doctor Huertas, un tratamiento temprano puede marcar la diferencia.
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