Casi todos nos hemos levantado alguna mañana con tortícolis y hemos pasado unas horas o días molestos, con la movilidad del cuello limitada. Generalmente, esta tortícolis está provocada por un acortamiento por espasmo del músculo esternocleidomastoideo. Sin embargo, hay un tipo de tortícolis que tiene otras causas y que se detecta en los bebés con pocos días o semanas de vida: la tortícolis congénita. En la entrada al blog de hoy, vamos a explicar qué es, por qué se produce y qué recomiendan los profesionales que hagamos, si detectamos que nuestro bebé gira la cabeza solo o mayoritariamente hacia un lado.
¿Qué es la tortícolis congénita y por qué se produce?
María Cobas Mínguez y Alejandro García del Olmo, fisioterapeutas de Ribera Povisa (Vigo), y Carlos Cáceres Serrano, supervisor de Rehabilitación del mismo hospital, explican que “esta afección se presenta con una inclinación cervical a un lado y rotación al lado contrario, está presente al nacer o aparece en los primeros días o meses de vida del bebé”. Los profesionales explican que puede ser de origen intrauterino, asociada a una colocación incorrecta de la cabeza del bebé en el útero o debido a una lesión del músculo esternocleidomastoideo tras un “parto traumático” o con más “trabajo de parto” del habitual.
Síntomas de la tortícolis congénita
Los bebés con poco tiempo de vida suelen pasar revisiones periódicas y muy frecuentes con el pediatra, que reconoce esta patología con facilidad. Sin embargo, los síntomas que el equipo de profesionales del hospital que el grupo Ribera tiene en Vigo identifica como más frecuentes, para ayudar a una detección precoz por parte de los padres son:
- Movimientos limitados de la cabeza, generalmente en el giro. El bebé tiende a tener la cabeza girada hacia el mismo lado.
- Dolor cervical
- Rigidez cervical
- Bultos en el recorrido del músculo esternocleidomastoideo.
- Hombro más alto que el del lado contrario.
- Si persiste, cierta dismetría facial.
Rutinas para tratar la tortícolis congénita desde casa
Tras el diagnóstico de esta patología, que generalmente se soluciona con ejercicios y rutinas en casa, los profesionales recomiendan algunas acciones para ayudar a corregir la posición del cuello del bebé poco a poco. A continuación, enumeramos algunas de ellas:
- Las tomas (tanto con el biberón como con el pecho) deben darse al bebé preferentemente por el lado de la corrección postural.
- Facilitar juguetes, estímulos visuales y auditivos que “obliguen” al bebé a girar el cuello en sentido de la corrección.
- Poner al bebé boca abajo, mientras esté despierto, en el sentido de la corrección.
- Cambiar regularmente la posición del niño, evitando posturas incorrectas que empeoren la tortícolis.
- En la cuna, lo situaremos orientado a estímulos como la luz o hacia donde se le habla o coge en brazos, también en el sentido de la corrección.
- En brazos, colocaremos al niño de manera que gire la cabeza en sentido contrario a la deformidad.
Los profesionales advierten de que, si a pesar de todo lo citado anteriormente el bebé no mejora, se debe acudir al pediatra, si no lo ha visto ya, para que valore la necesidad de iniciar un tratamiento de fisioterapia. Los niños que al año y medio de edad no han respondido satisfactoriamente al tratamiento o han sido diagnosticados tardíamente podrían incluso necesitar un tratamiento quirúrgico, aunque no suele ser lo habitual.
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