¿Sabes que apretar la mandíbula puede provocarnos dolores de cabeza, de oído y hasta afectarnos al cuello y las cervicales? Además, la presión constante o el rechinar de dientes de larga duración puede acabar provocando la pérdida progresiva de esmalta y el desgaste de una o varias piezas dentales. El bruxismo es un trastorno que hace rechinar, crujir o apretar los dientes. Esta presión se realiza, en ocasiones, de manera inconsciente cuando estamos durmiendo (bruxismo nocturno), pero también, como consecuencia del estrés o la tensión puede suceder despierto.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? Lo primero, consultar con un especialista. Y en muchas ocasiones, en función del grado de bruxismo, el tratamiento más habitual recomendado por los especialistas es el uso de una férula de descarga, realizada a la medida de cada paciente, para relajar y corregir esa presión que, la mayoría de las veces, realizamos sin darnos cuenta con la mandíbula.
Tal y como explican los especialistas de Ribera Dent, la división dental del grupo sanitario Ribera, el objetivo del tratamiento es “evitar los daños asociados a los hábitos de apretamiento y/o rechinamiento de los clientes, así como las sobrecargas neuromusculares que provocan estos hábitos”. Pero, además, añaden, se puede utilizar como diagnóstico o medio de averiguación de otras patologías con una sintomatología compatible con el bruxismo.
La férula, que se crea a partir de unos moldes de la dentadura del paciente, debe utilizarse durante las horas que indique el odontólogo, generalmente un mínimo de 6 por la noche. Se coloca con los dedos, siempre mojada y se retirar tirando a la vez de ambos lados, también con los dedos, siendo aconsejable su limpieza y enjuague diario, después de cada uso.
Gracias al uso de la férula de descarga, se corrigen posiciones mandibulares inadecuadas, se lleva la mandíbula a una posición articuladamente adecuada cuando se muerde sobre ella, por la especial orientación de las superficies de la placa en la que se apoyan los dientes al cerrar la boca, y se evita el desgaste de los dientes, ya que el plástico de la placa es más blando y hace de barrera para evitar el contacto entre los dientes.
Es normal sentir cierta presión y la sensación de cuerpo extraño, cuando se empieza a utilizar la férula. También es habitual un ligero aumento de la producción de saliva, que se irá normalizando poco a poco, y notar dificultades para hablar, debido a la ocupación de espacio en la boca. Si el uso de la férula es nocturno, este es un inconveniente sin importancia. Si se tiene que utilizar también durante el día, los pacientes suelen practicar la vocalización de las palabras que más les cuesta con la férula y se habitúan a su uso en pocas semanas.
Compromiso y constancia en el uso y cuidado de la férula
Es muy importante el compromiso y la constancia del paciente en el uso de la férula. Si no se utiliza durante algunos días, es posible que al volver a ponérsela el paciente note ciertas molestias, como presión o problemas para encajar la pieza que, anteriormente, apenas notaba. Es importante pedir cita con el especialista de nuevo porque puede haberse producido algún movimiento dental que haría necesaria una corrección en la férula para su adecuado uso por parte del paciente.
También es fundamental que los pacientes cuiden y conserven las férulas en buenas condiciones. Los especialistas de Ribera Dent insisten en que los aparatos “deben tratarse con cuidado, porque de lo contrario se pueden perder, romper o incluso deformar”. Tanto el coste económico como en tiempo de tratamiento repercute negativamente en el paciente. Por este motivo, además, el especialista da al paciente unas pautas para la correcta conservación e higiene de la férula. “Deberá conservarla limpia, debiéndose cepillar después de su uso, con cepillo y jabón o pasta de dientes. En caso contrario puede adquirir mal olor y mal sabor”, explican. Además, semanalmente la férula se introducirá en agua con una pastilla limpiadora de prótesis dentales durante 1 o 2 horas.
Seguimiento y revisiones
El paciente tiene que ser consciente de que para obtener un buen resultado en el tratamiento con la férula es imprescindible acudir a todas las revisiones. De esta forma, el especialista puede detectar cualquier problema en la ejecución del tratamiento o actuar si es necesario variar alguna pauta.
La no utilización de la férula suele suponer un empeoramiento de la sintomatología del bruxismo, generando un mayor desgaste dentario, un aumento de los problemas articulares, más dolores de cabeza, de cervicales, de oídos e incluso afectar a la calidad del sueño o provocar insomnio
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