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    La salud, el mejor regalo: 6 pautas para una Navidad responsable

    Pese a que la Navidad es un momento de desconexión en el que nuestras rutinas se descontrolan, es conveniente ser muy prudentes para evitar ponernos en riesgo durante las celebraciones. Además de prestar atención a los problemas a corto y largo plazo que pueden acarrear los excesos navideños, la pandemia obliga también a mantener ciertas medidas para protegernos y proteger a los demás. 

    Este 2020 el mejor regalo es la salud, por lo que seguir las recomendaciones sanitarias se hace más imprescindible que nunca.

    Vivir unas fiestas de forma segura es posible a través de estas sencillas pautas, teniendo en cuenta que siempre es mejor prevenir que curar.

    1. Reducir el sedentarismo

    Digestiones pesadas, sobremesas eternas, frío… En Navidad  es muy habitual que el sedentarismo se instale en nuestras vidas. Este parón de actividad sumado a una mayor ingesta calórica puede derivar en sobrepeso, problemas de corazón o incluso niveles altos de azúcar, que nos vuelven, además, más vulnerables frente a la COVID, por lo que debemos ponerle remedio. Aprovechar la hora de la sobremesa para dar un paseo o cambiar el ocio sedentario por sesiones de baile en familia pueden ser soluciones de lo más divertidas para acabar con este problema.

    2. Alternativas a los procesados

    Consumidos en exceso, los alimentos ultraprocesados, especialmente los dulces industriales, pueden provocar serios problemas de salud a corto y largo plazo como obesidad o incluso ciertos tipos de cáncer. No tenemos porqué renunciar a esos pequeños placeres navideños, pero sí que es recomendable buscar alternativas. Las aceitunas, frutos secos o fruta deshidratada son una opción saludable frente a los snacks ultraprocesados, y para los postres podremos optar por frutas como la piña o por opciones caseras en las que no se abuse del azúcar. 

    3. Buscar el equilibrio

    En Navidad es muy difícil librarnos de las comilonas, pero podemos intentar buscar un equilibrio con el resto de comidas. Si sabemos que durante esos días señalados vamos a cometer algún exceso, aparte de intentar controlarnos, podemos programar con antelación una lista de menús ligeros para compensar esa semana. En esas comidas es conveniente apostar por verduras, legumbres y cereales integrales y huír de fritos, salsas o harinas refinadas. Por su parte, los ayunos están totalmente desaconsejados. Saltar comidas nos hará llegar con más hambre a las celebraciones, por lo que es mejor mantener los horarios lo más estables posible.

    4. Reducir el consumo de alcohol

    Tradicionalmente en estas fiestas se eleva el consumo de bebidas alcohólicas, lo que puede conllevar riesgos hepáticos, problemas relacionados con el sistema nervioso y digestivo, y aumento de peso al ser una importante fuente de calorías vacías. Aunque la tasa de alcohol más segura siempre es cero, se puede consumir teniendo en cuenta ciertas recomendaciones como restringir estas bebidas a ciertas fechas, huir de altas graduaciones o sólo beber acompañando la comida para no perder la noción de lo que se ha consumido.

    5. Cumplir con los tratamientos

    La Navidad no puede nunca ser una excusa para desoír los consejos médicos. A la hora de seguir un tratamiento es importante ser estrictos con los horarios y las recomendaciones. Si las celebraciones dificultan esta tarea, poner una alarma a la hora indicada por el médico o dejar recordatorios por casa será de gran ayuda.

    6. No relajar las medidas anti COVID

    En estas fechas, en las que seguramente aumenten los contactos y desplazamientos las medidas contra la COVID deben ser extremadas. Es importante planificar bien las compras para evitar horas puntas y aglomeraciones, y, si tenemos pensado reencontrarnos con otras personas, reducir los contactos al mínimo los días antes. Se deben disminuir las reuniones, bajar los asistentes a celebraciones incluso por debajo de lo establecido, ventilar continuamente los espacios, sacarse la mascarilla sólo para comer y mantener una distancia prudente. Son especialmente peligrosas las falsas sensaciones de seguridad, no debemos bajar la guardia ni siquiera si hemos dado negativo en una prueba. Estos test son sólo una “fotografía” del momento en el que se han realizado, pueden ser engañosos en caso de que estemos incubando aún el virus, por ejemplo. Por supuesto, debe existir un control de los síntomas y cancelar cualquier plan en caso de que exista la más mínima sospecha, incluso entre las personas que han superado la COVID. Este año, la opción más segura es tirar de imaginación y recurrir a los medios tecnológicos para guardar las distancias.

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