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El servicio de Digestivo advierte de los peligros de las intoxicaciones alimentarias en verano

  • La mala conservación, la falta de higiene en la manipulación de los alimentos o la utilización de agua no potable, entre las causas más frecuentes
  • Niños pequeños, mayores, embarazadas y personas con el sistema inmune debilitado por tratamientos o enfermedades crónicas tienen más riesgo de sufrir una intoxicación y de que esta alcance mayor gravedad

Lugo, 19 de agosto de 2021 – El doctor Ángel Lancho, especialista del servicio de Digestivo del hospital Ribera Polusa advierte sobre las causas más frecuentes de las intoxicaciones alimentarias en verano, provocadas sobre todo por el calor no controlado sobre los alimentos, por dejarlos al sol o en ambientes con temperaturas elevadas, y la mala manipulación, al romper la cadena de frío o descuidar las medidas de higiene de manos y utensilios.

Las intoxicaciones alimentarias pueden estar causadas por diversos agentes infecciosos -bacterias, virus o parásitos-, o también por sus toxinas, que contaminan los alimentos que consumimos. Las más frecuentes son las producidas por bacterias como la Salmonella, el Campylobacter, o el E. Coli o Listeria “que proliferan en alimentos mal cocinados o conservados, produciendo síntomas como náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, malestar o fiebre”, explica Lancho. “Una misma intoxicación en un grupo de personas puede producir síntomas muy leves en unos, ausencia de síntomas en otros y enfermedad grave e incluso riesgo vital en los más vulnerable. Esto depende, además de la cantidad de alimento en mal estado ingerida, de diversos factores individuales, como la edad o el estado de salud”, añade.

Las personas con más riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias y de que estas alcancen una mayor gravedad son los niños pequeños y los ancianos, las embarazadas y las personas con el sistema inmune debilitado, ya sea por enfermedades crónicas o por tratamientos como los que se administran para el cáncer o algunas enfermedades autoinmunes. Precisa, sin embargo, que “esto no quiere decir que los adultos jóvenes y sanos estén exentos de riesgos y de sufrir una enfermedad grave”.

Cabe señalar que las bacterias causantes de intoxicaciones alimentarias, presentes de forma habitual en el medio ambiente, ven favorecido su crecimiento con las altas temperaturas, pudiendo alcanzar cantidades perjudiciales en los alimentos en menos tiempo. Se multiplican más fácilmente con temperaturas entre los 5 y los 65 grados por lo que es aconsejable mantener los alimentos en el frigorífico por debajo de los 5 grados, y en el caso de comidas calientes, cocinarlas por encima de los 65 grados.

La mala conservación, la falta de higiene en la manipulación de los alimentos o la utilización de agua no potable pueden desencadenar el crecimiento de organismos patógenos en los alimentos. “Con la llegada del buen tiempo tendemos a descuidar las medidas de prevención, como por ejemplo en picnics y excursiones a las que llevamos nuestra propia comida sin refrigerar o utilizamos agua de fuentes u otros lugares no apta para el consumo”, incide el Dr. Ángel Lancho. Por ello, para prevenir una intoxicación, recomienda mantener una buena higiene de manos, utensilios y superficies de manipulación de alimentos, así como evitar romper la cadena de frío, el contacto entre alimentos crudos y cocinados y no dejar alimentos crudos o cocinados a temperatura ambiente. También, lavar adecuadamente frutas y verduras y no consumir alimentos con mal aspecto, con envases deteriorados o que han perdido el vacío, ni volver a congelar productos previamente descongelados.