“LA MUERTE SÚBITA Y LOS PROGRAMAS DE CARDIOPROTECCIÓN”
Proyecto de Muerte Súbita y Cardioprotección en España de la Sociedad Española de Cardiología
Dr. Carlos González Juanatey
Miembro del Grupo de Trabajo de Reanimación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Cardiología
Unidad de Cardiología
Hospital POLUSA
La muerte súbita es el fallecimiento inesperado y repentino (dentro de la primera hora desde que se inician los síntomas) de una persona aparentemente sana. Su principal causa es la fibrilación ventricular, una arritmia cardiaca maligna que produce la pérdida de latido efectivo y que provoca que el corazón se pare en pocos minutos. La víctima de muerte súbita pierde, en primer lugar, el pulso y unos segundos después el conocimiento y la capacidad de respirar. Si no recibe una atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos minutos.
El inicio de la actuación en los primeros ocho minutos desde la aparición de la parada cardiaca es vital para recuperar al paciente, ya que cada minuto que transcurre conlleva un 10% menos de probabilidad de supervivencia, cuando no existe intervención alguna.
La muerte súbita es una de las primeras causas de fallecimiento en el mundo. En Estados Unidos provoca más de 600.000 muertes anuales, de las cuales casi 400.000 ocurren en la comunidad y más de 200.000 en el medio hospitalario. En España se calcula que cada año se producen aproximadamente 30.000 nuevos casos de muerte súbita y cerca de 15.000 intentos de reanimación por parte de los servicios de emergencia.
La comunidad científica se ha movilizado en los últimos años para concienciar sobre la situación y realizar actuaciones para mejorar la atención a la parada cardiaca, principal causa de muerte súbita, tanto en el entorno hospitalario como en la comunidad.
Las principales asociaciones científicas que han abordado la problemática de la muerte súbita han elaborado una serie de conclusiones que se resumen en tres puntos principales:
1. La muerte súbita es un problema de primera magnitud para la salud pública.
2. Existe un amplio margen para mejorar la supervivencia.
3. Las medidas que han demostrado ser más eficaces en diferentes países para mejorar los índices de supervivencia tras una parada cardiaca han sido:
• La formación de la población general en técnicas de soporte vital básico.
• La implementación de la asistencia telefónica a la primera atención a la parada cardiaca desde los servicios de emergencias.
• La instalación de desfibriladores en lugares públicos.
• La aplicación de las nuevas tecnologías en la atención a la parada cardiaca.
• La disposición de registros públicos de muerte súbita.
En España y en la actualidad, desgraciadamente, las posibilidades de sobrevivir a una parada cardiaca en la calle oscilan entre el 5% y el 10%. Sin embargo, en los países nórdicos esta cifra llega a ser de un 30%. En España la formación en técnicas de reanimación cardipulmonar es escasa siendo pocas las personas que declaran el conocimiento de las mismas frente a la realidad de otros países, donde es totalmente obligatoria la enseñanza de esta práctica, tanto en escuelas como en universidades.
Por tanto, por cada minuto que pasa, la probabilidad de supervivencia disminuye en un 10%. Es decir, que al cabo de diez minutos dichas posibilidades son mínimas. Por ello, la reanimación debe empezarse de forma extraordinariamente rápida y precoz, idealmente en menos de tres minutos desde el comienzo del cuadro.
Conocer las maniobras de soporte vital básico está al alcance de todos los ciudadanos, ya que estas pueden aprenderse a través de un sencillo curso de pocas horas de duración. En algunos países europeos esta formación está muy extendida. De hecho, en determinadas regiones, más del 25% de la población es capaz de empezar una reanimación cardiopulmonar (RCP).
Numerosos estudios científicos han demostrado la efectividad, utilidad y seguridad de la utilización de desfibriladores automáticos (DEA) en los programas de atención inmediata realizados por personal no sanitario, en espacios públicos y de gran afluencia, y avalan que dicha utilización puede salvar la vida a personas que sufren una fibrilación ventricular.
El pronóstico de los pacientes que sufren una muerte súbita depende, fundamentalmente, del tiempo que transcurre entre la parada cardiaca y la aplicación de las técnicas de resucitación cardiopulmonar, incluida el uso del desfibrilador externo.
Otra medida que ha demostrado ser útil es el empleo de aplicaciones móviles para geolocalizar los DEA y voluntarios, como la recientemente presentada por la Sociedad Española de Cardiología y Cruz Roja Española. Esta iniciativa parte de la idea de que los teléfonos inteligentes pueden convertirse, como ya se ha demostrado en distintos países, en un instrumento útil para acortar los tiempos de inicio de la RCP y la desfibrilación, gracias a la geolocalización de DEAs y la movilización de voluntarios formados en RCP próximos a ellos. La comunidad autónoma gallega ha comenzado a implementar en el último año un programa específico “Acude e Axuda”, que permitirá utilizar el sistema de geolocalización de DEA y voluntarios para el inicio de la RCP y desfibrilación en lugares públicos.
También se ha demostrado que la asistencia, la monitorización y la supervisión de teleoperadores de los centros de coordinación de emergencias pueden ser muy útiles a la hora de guiar a los testigos de una muerte súbita en la realización de una RCP al paciente, antes de la llegada de los equipos de emergencias.
La muerte súbita es un fenómeno socialmente dramático, ya que se trata de una muerte súbita inesperada que, a menudo, ocurre en gente joven. Existen dos períodos a lo largo de la vida en los que el riesgo de presentar una muerte súbita es especialmente elevado: entre el nacimiento y los seis meses de edad, y entre los 45 y los 74 años.
Además del impacto social y familiar de la muerte precoz, hay que resaltar que, aproximadamente, uno de cada tres pacientes dados de alta tras su hospitalización a causa de una parada cardiaca, presenta secuelas neurológicas de diversa índole, incluyendo la severa dependencia y el estado vegetativo persistente, que implican largas estancias en centros de rehabilitación y un mal pronóstico funcional y vital.
Afortunadamente, iniciativas y medidas para mejorar el pronóstico de la muerte súbita, tales como la realización de maniobras de reanimación cardiopulmonar y los programas de desfibrilación pública, tienen cada vez una mayor implantación y generan una demanda por parte de la ciudadanía en términos de formación en reanimación cardiopulmonar, en dotación de desfibriladores automáticos, redes de cardioprotección, etc.
De este modo, múltiples acciones individuales o locales en escuelas, comunidades de vecinos, asociaciones deportivas, municipios, entre otras, están intentando satisfacer esta demanda. La implicación de colectivos sociales, de instituciones públicas y privadas, así como el apoyo decido de todas las administraciones en nuestro país, son imprescindibles para mejorar las redes de cardioprotección y el abordaje de la muerte súbita en España.
Dr. Carlos González Juanatey
Miembro del Grupo de Trabajo de Reanimación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Cardiología
Unidad de Cardiología
Hospital POLUSA