Uno de los motivos más frecuentes de consulta en dermatología es el prurito. Cuando un paciente acude por esta molestia existen algunas preguntas que el dermatólogo le debe realizar: si es generalizado o no, donde se localiza, si tiene algún predominio horario, si afecta a alguien más en la familia, si se acompaña o no de lesiones en la piel, si toma algún medicamento… En el caso de que aparezcan lesiones en la piel, su localización y aspecto en la exploración física, van a ser vitales para el diagnóstico del proceso. Por ejemplo, cuadros como la alergia al sol (erupción lumínica polimorfa, que aparece después de la primavera), el lupus cutáneo o la dermatomiositis tendrán una localización en zonas expuestas, casos de prurito familiar orientan hacia sarna o prurigo por picadura de insectos (chinches, pulgas…), la aparición de lesiones en forma de anillo es sugestiva de tiña, la presencia de ampollas hace muy posible que se trate de una enfermedad cutánea ampollosa (la más frecuente penfigoide ampolloso, sobre todo en mayores de 60 años) o la ausencia de lesiones cutáneas favorece el diagnóstico de prurito sistémico que puede estar provocado por algún medicamento o asociado a una enfermedad «interna», potencialmente agresiva como un linfoma. Otros cuadros como la urticaria o el eczema en el contexto de dermatitis atópica, provocan un prurito importante que altera en ocasiones gravemente la calidad de vida del paciente. En este caso el diagnóstico, seguido de un tratamiento eficaz resulta fundamental para los pacientes que lo padecen. Muchas por tanto son las causas de este síntoma tan común. Si su intensidad y persistencia le incomodan, consulte con su dermatólogo. [Dr. Juan Manuel Barja López – Dermatología]