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Suplemento vitamínico en el deporte [Susana Carril. Dra. en Farmacia, resp. Diet. y Nutrición]

Vitamina A
En general, dado que no existe evidencia de que el ejercicio aumente las necesidades de vitamina A, la suplementación con carotenos no proporcionaría ningún beneficio en el rendimiento deportivo (Luckasky, 2004).


Tiamina (Vitamina B1)
 Parece que la suplementación con esta vitamina no tiene ningún efecto sobre el rendimiento en deportes de resistencia y de fuerza. Pero, en un estudio (Suzuki y Itokawa, 1996), una suplementación de tiamina con 100 mg en tres días, puede reducir la percepción de fatiga, después de un ejercicio vigoroso.


Riboflavina (Vitamina B2)
Algunos estudios, como el realizado por Belko et al. (1983) observan que el ejercicio físico intenso aumenta los requerimientos de esta vitamina.


Niacina (Vitamina B3)
Niveles altos de esta vitamina evidencian problemas como pérdida de sensibilidad natural en las extremidades y un deterioro de la marcha, como consecuencia de daños en los nervios periféricos altos.Bender (1999)


Ácido fólico (Vitamina B9)
Un estudio que intentó ver el efecto con una suplementación de 5 mg/d a lo largo de 11 semanas en corredoras de maratón con niveles deficientes de folato en sangre, no consiguió aumentar el VO2 máx, ni los niveles de lactato, ni la velocidad de carrera a velocidad del umbral anaeróbico, aunque, si mejoró los niveles séricos de folato.


Cobalamina (Vitamina B12)
Luckasky (2004) afirma que la suplementación en esta vitamina no aumentará el rendimiento a no ser que exista una situación de déficit  anterior


Vitamina C
La vitamina C es importante para la reparación del tejido muscular. Aunque es beneficioso para todos los atletas en general, la Vitamina C es especialmente importante para los culturistas, el fitness y otros deportes de fuerza, cuya práctica produce un mayor daño muscular.
Dosis mayores a 1000 mg al día de vitamina C pueden interferir en el sistema de defensa antioxidante en vez de protegerlo y potencialmente puede inhibir la adaptación celular al ejercicio, un efecto habitual como respuesta al entrenamiento. Aunque se necesitan más estudios para comprobar este efecto.


Vitamina D
Aunque no hay ningún estudio que demuestre que la suplementación con vitamina D aumente el rendimiento, ni siquiera en la reducción de fracturas en deportistas, no tiene sentido ingerir grandes cantidades de esta vitamina en deportistas, aunque, deberemos de prestar especial atención a los deportistas que viven en latitud norte o que entrenan en instalaciones interiores durante todo el año porque podrían estar en riesgo de tener un estado deficitario en este nutriente, especialmente si no toman alimentos fortificados (ACSM, 2000).


Vitamina E
Los suplementos de vitamina E no proporcionan protección contra los daños causados por los radicales libres producidos por el ejercicio sin embargo existen evidencias de que una dosis mayor de vitamina E que la que recoge el CDR en atletas de fondo o resistencia, así como los que se ven obligados a competir en altitudes por encima de nivel del mar ayuda a mejorar sus marcas.
En épocas de recuperación de una lesión o de una operación, así como en deportes donde se exija un fuerte desgaste muscular, la ingesta de vitamina E por encima de la media favorece la recuperación y el trabajo muscular, a la vez que reduce las agujetas y el daño de los músculos.


Vitamina K
Es una vitamina soluble en grasa que es más conocida por la importante función que desempeña en la coagulación de la sangre. Sin embargo, la vitamina K también es absolutamente esencial para desarrollar huesos fuertes, prevenir la enfermedad cardíaca, y parte crucial de otros procesos corporales. De hecho, la vitamina K a veces es conocida como «la vitamina olvidada» porque sus principales beneficios a menudo son ignorados.

CONCLUSION
El doctor Francisco Miguel Tobal, especialista de la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte de la Universidad Complutense de Madrid. «El problema es que muchas de estas personas toman esto por su cuenta y riesgo, a dosis mayores de lo recomendado, por un tiempo prolongado y sin ningún control médico o especializado», advierte. «Cuando la realidad es que en el 95% de los casos, con una dieta adecuada, no serían necesarios».
De acuerdo con el Colegio Americano de Medicina del Deporte (2000), los deportistas que consigan cubrir sus requerimientos energéticos en base a una dieta equilibrada, no necesitarán suplementos vitamínicos. Sin embargo y vistos los efectos fatales sobre el rendimiento que puede tener un déficit, si que debería de aconsejarse esta práctica en estados patológicos (Williams, 2006) o en deportistas que sigan dietas hipocalóricas, prácticas agresivas de pérdida de peso, que eliminan grupos de alimentos de su dieta o que consumen dietas ricas en hidratos de carbono con baja densidad de micronutrientes (ACSM, 2000). Del mismo modo, deberemos de evitar la utilización de esta práctica en los casos no marcados, ya que, una suplementación excesiva podría resultar peligrosa para el estado nutricional y de salud (Luckascki, 1995).
No está demostrado que los suplementos nutricionales mejoren el rendimiento de los deportistas y, de hecho, tomar ciertos nutrientes en exceso puede suponer un riesgo para la salud. ni todos los suplementos que se anuncian para deportistas tienen una base científica sólida, ni son realmente necesarios si la dieta habitual de aquellos que hacen deporte incluye suficiente cantidad y variedad de alimentos.